Jazmín cae de rodillas frente a Marcela, deja sus brazos al lado de su cuerpo, sin fuerza, con el dolor agónico que siente en su interior, por no poder mirar a los ojos a la abogada. Marcela se estremece ante el ataque de emociones que la embarga y sufre también al ver a Jazmín de esa manera tan vulnerable. La que fue un día su amiga, su compañera de trabajo, su jefa intachable, es ahora, una mujer que físicamente no reconoce. Ver ese cuerpo tan delgado, casi famélico, pidiendo a gritos un poco de atención, de alimentación, la hace llevarse una mano al pecho.
—Jaz.
Susurrar el diminutivo la hace dar un paso acercándose a ella. Se arrodilla también y envuelve a Jazmín en un abrazo caliente, fuerte. La siente tan débil, tan necesitada.
—Perdóname, por favor, perdóname.
La voz suplicante de Jazmín provoca que un nudo se le forme en la garganta y no puede evitar que una lágrima se le escape. La mujer que ahora se estremece entre sus brazos, antes la sostuvo a ella. Ahora no es más que una mujer rota, y ella sabe que este caos, provocado por ella misma, junto a la muerte de su hija, ha sido demasiado. Sabe que Jazmín está arrepentida de lo que hizo, pero su amor de madre, le hace pensar que realmente su ex jefa merece todo por lo que está pasando, que merece ese sufrimiento.
Jazmín siempre se mostró fuerte, imponente, segura, ahora no es más que, suspiros de fragilidad, llanto agónico. Ya no existe esa abogada dispuesta dejar la vida sobre el estrado, defendiendo a mujeres maltratadas, violadas, masacradas. Le vida le está dando una lección, una fea e inaceptable lección. Cometió un error, aparte de abusar de su hija, se enamoró de ella y ese es un castigo que persistirá en ella por toda su existencia.
Marcela la sostiene con fuerza y deja que llore contra su pecho. Jazmín susurra palabras que no logra a entender y sonríe con dolor. Se separa un poco y toma su barbilla suavemente, necesita mirarla a los ojos.
—Te perdono, joder, claro que te perdono —Marcela une sus frentes y toma sus manos—, te perdono, por ti, por mí, por Sofía.
Jazmín besa sus manos y baja la mirada una vez más.
—Mírame a los ojos, Jaz —la pelinegra obedece—, esto lo hago por todos. El rencor aún está, pero verte así, escuchar todos los días la misma pregunta de mi hija queriendo saber cómo estás, me está matando. Necesitamos terminar con todo esto y empezar desde cero. No te voy a abrir la puerta de mi casa al sacarte de aquí, es un proceso lento y puede que nunca sea evolutivo, pero mi alma estará en paz, porque a pesar de todo, te quiero.
—Joder.
Jazmín se deja caer en sus brazos nuevamente y llora desconsoladamente.
—No quiero que desaparezcas de mi vida —continua Marcela, necesita que Jazmín se sienta segura, verla en ese estado le está quebrando el alma—, no quiero que te desaparezcas de la tuya. Quiero que salgas y te enfrentes a todo lo que te espera, que no será nada bueno, en estos momentos, más del noventa por ciento de la población, te odia. Te estoy siendo sincera. Perdimos más del cincuenta por ciento de los clientes, aunque muchos regresaron al saber que ya no formabas parte del bufete. Lo que te va a caer, o lo que te está cayendo, no será nada agradable.
—Entonces es mejor estar dentro y no afuera.
Marcela toma su rostro y la obliga a mirarla.
—Que poco valor te tienes. Sofía está saliendo poco a poco. Tienes que hacerlo tú también.
—¿Cómo está ella?
Marcela sonríe y hace una mueca ante la pregunta.
—Bien si es lo que deseas escuchar, pero la realidad es que está mal. Tu hermana se encargó de joderla también, por la fea manipulación y venganza hacia ti y ya sabes cómo son las personas, se dejan envolver por cualquier cosa, sea esta mentira o verdad.
—Joder, no hago más que causar problemas.
—Los problemas es algo que nos persigue siempre, no eres la única en este mundo que los tiene. —Marcela la mira— Te voy a sacar de aquí, pero me tienes que prometer algo.
—¿Qué?
—Te iba a pedir que no te acercaras a Sofía, pero eso solo lo saben ustedes. He hablado con Marga y necesitamos que te alejes de todo por un tiempo. Que salgas del país. Los medios te atacarán, te acribillaran y más al ser mujer. Dime que lo podrás hacer, Jaz y esta misma tarde estás fuera.
Jazmín la mira a los ojos. No sabe que carta bajo la manga tiene Marcela, pero la sinceridad en sus ojos, la firmeza de sus palabras la hacen estremecer. La rubia limpia su rostro y la abraza.
—Necesito que lo hagas, por el bien de todos.
—Lo haré, prometo que nunca más sabrás de mí, al menos no por un buen tiempo.
Marcela se pone de pie. Observa todo a su alrededor tomándose unos segundos de tranquilidad.
—Al menos no estás tan incómoda, por lo que veo tienes varios beneficios.
Jazmín se pone de pie y Marcela da un paso hacia atrás para mirarla mejor.
—Estás muy delgada, demasiado delgada.
—La comida no es muy buena por aquí.
—Algo me dice que la teniente Jaqueline no permitiría que comieras eso.
—¿Cómo sabes eso?
—Por como mira a tu hermana. Es bueno tener a alguien dentro.
—Soy una violadora, Marce.
Marcela la mira fijamente. En fracciones de segundos levantó la mano y la dejó caer con todas sus fuerzas sobre el rostro de Jazmín. La pelinegra dio un tras pie y la rubia la tuvo que sostener para que no cayera al suelo.
—Supongo que lo merezco —susurra Jazmín tragando un poco de sangre que emergió de la herida provocada en el interior.
—Si, lo mereces, más que eso mereces. Nunca más te quiero escuchar diciendo que eres una violadora.
—Lo soy.
Marcela vuelve a levantar la mano y Jazmín se cubre la cara protegiéndose, pero el golpe nunca llega.
—Ya tienes tu propio sufrimiento, yo no te voy a provocar más. En cuatro horas serás liberada. Espero esta sea la última vez que te vea, espero que pasen años para volver a mirarte a la cara. Jaqueline te dejará un folder con billetes de avión, solo de ida, está todo arreglado. No quiero que la prensa se entere y no te dejen entrar al aeropuerto.
—Gracias.
—Agradece a tu hermana, y al amor de madre que tengo, porque el que sentía por ti disminuyó mucho, Jazmín.
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Bajo el dominio de una violación. (borrador)
Storie d'amoreUna abogada impecable, hasta que la trágica muerte de su hija le favorece a la hora de crear y provocar actos que no son aceptados por la sociedad. Una menor de edad es víctima de una violación y prefiere mantenerlo oculto y hacer justicia con sus...