Capítulo 26.

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Jazmín mira a su hermana y suspira con pesar. Nada le dolería más que su fiel pequeña, la abandonara justo ahora que su vida cobra fuerzas y es cada vez más tormentosa con todo lo que le está sucediendo.

—¿Recuerdas el día que terminé en el hospital? —dice la abogada sentándose al lado de su hermana. Piensa bien en lo que confesará a continuación, no sabe que palabras escoger, pero en casos como estos, las palabras bien escogidas carecen de efectividad, hay que decirla directas y sin muchos rodeos.

—No se olvida el día que tu hermana comete la estupidez de cortarse las venas, Jaz —Jazmín asiente con la cabeza—. No entiendo por qué lo sacas a relucir, es tema ya enterrado.

—Hay algo que no sabes y sucedió ese día.

Bianka se voltea hacia su hermana y la mira directamente a los ojos. A Jazmín se le encoge el pecho y la respiración empieza a fallarle. Bianka no sabe que actitud tomar con el semblante pálido de la ojinegra, solo pone su mano en el muslo en señal de apoyo y la insta a que siga hablando.

—Necesito, necesito no, te ruego que no salgas por esa puerta corriendo cuando escuches lo que te voy a contar.

—Jaz, soy yo, sería capaz de enterrar tu muerto de ser necesario y te prometo que no voy a salir corriendo. Confía en mí, por favor.

Bianka toma sus manos y deja que se refugie en su calor y su confianza.

—Quizá empieces a verme de otra manera a partir de hoy. Lo entenderé, lo aceptaré, pero, no soportaré que me des la espalda Bi, eres lo único que me queda, lo único real que me queda en esta vida.

—Estoy aquí, cariño. Déjame demostrarte que no solo para follar sirvo —Jazmín sonríe y se relaja un poco—, deja que sea yo la que asuma todo. Deja de poner acciones en mí, en tu mente, que no he hecho y saca eso que te está quemando la existencia.

—Yo violé a Sofía.

Bianka la mira estática, suelta las manos de su hermana y Jazmín siente que su mundo se derrumba.

—¿Cómo sucedió eso? —apenas logra formular la pregunta, pero necesita urgentemente empezar a justificar la injustificante acción de su hermana.

—Esa noche había bebido mucho, no es justificación, por dios. También había consumido una que otras pastillas de esas que te hacen alucinar y desgraciadamente ella se cruzó en mi camino.

—O tú en el de ella.

—O yo en el de ella. Apenas recuerdo poco de lo que sucedió. Sabes mis preferencias en cuanto a mujeres y Sofía tiene todas las características multiplicadas por diez. No me pude frenar y no tienes idea de todo lo que sufro solo de pensar en ello, cada segundo de mis días.

Bianka no dice nada. Mantiene su mirada lejos de su hermana y miles de preguntas se aglomeran en su mente, pero solo dos preguntas salen a relucir.

—Dime algo, Bianka, por favor.

Los ojos de Jazmín se anegan en lágrimas y respirar empieza a ser incómodo al percibir que su hermana apenas desea mirarla.

—¿Alguien más sabe de esto?

—Marga —Bianka por fin decide mirarla—, se lo debía, cariño, gracias a ella sigo con vida.

Bianka no quiere ni pensar el susto y la angustia que se llevó al enterarse de lo que había hecho Jazmín, por lo que no reclamó el hecho de que la hubiese apartado y decidido en contarle a Marga, en vez de a ella. Jazmín no lo vio venir, pero la mano de su hermana estrellándose en su cara fue lo que necesitó para explotar en desconsuelo. Puso su mirada en el suelo, el llanto fue inevitable. No sabe cuánto tiempo pasó llorando, pero sentir al cuerpo de su hermana arrodillándose frente a ella y posicionándose entre sus piernas le hizo vivir la mejor sensación de alivio en lo que llevaba de vida. Bianka la abrazó con fuerza y la fue sacando poco a poco de la flora marchita que causa el dolor, de donde sentía, sería incapaz de salir.

—Lo siento —susurra la castaña y la estrecha más entre sus brazos.

—Yo... yo me arrepiento de ello y me odio más cada día que pasa y ahora, luego de acostarme con ella y dejarme engatusar, no puedo siquiera, mirarme al espejo.

—No estás sola —Bianka le hace levantar el rostro y la besa en la frente—, pero hay algo que me preocupa.

—¿Qué?

—¿Sabes si te ha reconocido? —Jazmín asiente con la cabeza, Bianka la mira horrorizada— Algo bueno no saldrá de todo esto. Ya verás, que al final, tengo la razón, ahora entiendo la reacción de Marga.

—La reacción de Marga es porque se está follando a Marcela y está muy involucrada sentimentalmente con ella.

—¿Qué tiene que ver Sofía con ello?

—Es hija de la mujer a la que ama, Bi.

—Muy inmaduro de su parte, mezclar ambas cosas, pero ese es su problema.

Bianka observa que su hermana está más calmada y se pone de pie y regresa al lugar que ocupaba antes.

—Tengo miedo, Jaz.

—Merezco todo lo que Sofía desee hacerme, Bi.

—Pues que lo haga de una vez, porque eso de ir jugando con los sentimientos de las personas es horrible.

—No hay sentimientos de por medio, preciosa.

—Estás enamorada de ella, Jaz, se te ve en los ojos, cuando la miras y cuando dices su nombre —Bianka toma sus manos—. Dudo que sus intenciones sean buenas contigo, Jaz, Sofía va a joderte. Y sabes que dos veces sería catastrófico para nosotras, cuídate por favor.

—No me preocupa nada de lo que pueda hacer Sofía, Bi, lo que realmente me preocupa es lo que pienses tú.

—No te odio, Jaz, si es lo que estás pensando. La bofetada la merecías, puede que otra, pero por encima de eso, yo te amo. Joder, te amo, por encima de todo lo malo y lo bueno que haz hecho o vayas a hacer.

—Gracias, pequeña.

Bianka la vuelve abrazar y sonríe al escuchar el suspiro cargado de alivio de su hermana.

—Pero, hay algo que no entiendo. Es muy confuso.

—Le gustó, Bianka —dice Jazmín adivinando los pensamientos de su hermana. La castaña la mira y abre mucho los ojos.

—O sea, ¿me acabas de decir que le gustó ser violada?

—Violada no, pero sí que se lo hagan de esa manera.

—Joder con la Sofía y yo que la creía toda una mosca muerta.

Bajo el dominio de una violación. (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora