OLVIDANDO LOS LIMITES

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Puedo decir que me lucí en el desfile militar, marché al paso con gallardía frente a mi familia y toda la nación, mi foto estaba por todas partes como símbolo de orgullo nacional, recibí muchas llamadas de gente importante para felicitarme y pedir que me casara con sus hijas, yo rechacé todas las propuestas amablemente. Pero lo que realmente recordaré de ese día es algo que paso al final de la fiesta de gala.

Después de saludar a todos me alejé a mi habitación para cambiarme y Fernando entró y se acercó a mí, la kandora le quedaba muy bien, con su cabello rubio rizado se veia como un Ángel, él me abrazo con fuerza y me felicitó.

-Estuviste increíble, lo hiciste muy bien amigo-. Dijo él con una sonrisa.

-De verdad? Si me viste? Bueno que te digo soy el mejor jajaja-. Comenté graciosamente mientras me soltaba de su agarre.

-Si, lo hiciste perfecto, te viste increíble-. Dijo suavemente mientras me miraba con cariño, estaba muy cerca de mí, tanto que podía detallar su rostro, la nariz perfilada, las mejillas redondas y los ojos verdes rasgados; también su boca, una boca carnosa levemente sonrosada, no me detuve a pensar, lo tome por la cintura y lo besé, la sensación fue muy deliciosa, ese beso aunque breve se sintió como ningún otro, habia besado a muchas mujeres en mi vida y fue siempre muy grato; pero lo que sentí con Fernando no se puede comparar.

Estuvimos así por un minuto, sintiendo el contacto del beso, el no se apartó, mi cuerpo temblaba de pies a cabeza, pero al escuchar ruido afuera nos separamos, él sólo me observó en silencio; mis familiares entraron con mucha algarabía, mi hermano el Rey acababa de anunciar el embarazo de su amada esposa, yo me alegré, pero parte de mi aún estaba atontada por el beso.

Cuando la fiesta terminó busque a Fernando, el había salido del salón sin que yo lo notara, estaba por rendirme en mi busqueda y cuando lo ví me alegre, estaba viendo por el balcón, me acerqué y nos miramos un momento, el simplemente me dijo -Debo ir a dormir, hasta mañana-. Luego se acercó y me dió un beso en los labios, ya eran dos en una noche.

Se despegó de mi boca y se fue rumbo a su cuarto, dejándome con el corazón latiendo tan fuerte que parecía querer salir de mi pecho, ese día había sido increíble y aunque estaba agotado no podía dejar de pensar en los labios de Fernando y lo delicioso que se sintieron sus besos, sin duda aquella noche había cambiado mi vida para siempre.

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Besar a mi amigo se volvió un hábito, cada que estabamos sólos nos besábamos, cualquier oportunidad era buena y le sacabamos provecho, eran besos suaves, que poco a poco se tornaban intensos, sobretodo cuando teníamos tiempo para estar solos, lo cual nos lleva a este momento en que tengo a Fernando sentado en mi regazo, con mis brazos al rededor de su cadera y glúteos, se siente bien, su cuerpo sobre el mío y sus labios en mi boca.

Estamos sólos en la penumbra de mi habitación, no tenemos mucho tiempo porque mi agenda es estricta, pero aún así tuve algo de espacio para estar con él, se supone que hablaríamos sobre lo que estamos haciendo, pero lo menos que hemos hecho es hablar; no hay necesidad de hablar sobre lo que es evidente, nos sentimos atraídos, asi que los besos son suficientes para expresarnos.

Me gusta sentirlo sobre mi, escuchar sus suspiros en mi oído, -Tareck...-. Me susurró suavemente mientras desabotona mi camisa para acariciar mi pecho y juguetear con los vellos oscuros, eso me eriza la piel.

-Me gusta el vello de tu pecho, yo no tengo ni un poquito, siempre he querido tener-. Me dijo sin detener sus caricias.

-Has estado con otros hombres antes?-. Le pregunte mientras acariciaba su muslo derecho, él me miró como meditando su respuesta.

-Si, con varios, pero honestamente no pensé que yo te gustara, tampoco te ví con otros ojos hasta que me besaste la otra noche, hasta ese momento solo te miraba como un amigo, pero ahora no soy capaz de decir lo mismo, dime tu has estado con hombres antes Tareck?-. Me preguntó besando mi mejilla con dulzura, la piel suave de su cara lampiña contrasta con la rudeza de mi barba perfectamente cuidada. Recordé al tal Dominic y me pregunte si ese hipotético sujeto había sido uno de los hombres con que el estuvo antes, eso me dió celos, pero no dije nada.

-No, la verdad yo jamás me había sentido atraído hacia los hombres, hasta que te conocí a ti y no al principio he de decir-. Respondí con sinceridad, el me abrazo y nos quedamos asi unos minutos.

-Quiero estar contigo, vamos al desierto mas tarde, conozco un lugar apartado en donde tendremos mucho tiempo y privacidad, aquí no podemos-. Le propuse metiendo mi mano traviesa por debajo de su camisa.

-Claro que sí, yo hire contigo a donde sea, tu puedes hacer lo que quieras conmigo-. Dijo el a mi oído y mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja, haciendo que mi cuerpo se caliente, en especial mi entrepierna, cada vez me costaba mas controlar mis impulsos, como puede decirme algo asi? Acaso se da cuenta de como me tiene? -Habibe-. Dije en un suspiro besando su cuello, hay mucha tensión sexual entre Fernando y yo, pero no puedo dejarme llevar ahora, tendré que esperar a estar a solas con él en el desierto, porque ahora debía ir con mis padres a una ceremonia oficial, así que con mucha fuerza de voluntad me despedí de él entre besos y risas complices y salí de la habitación antes de terminar de perder el control de mi cuerpo.

Un rato mas tarde me encuentro en la ceremonia, pero mi mente está muy lejos de mi cuerpo, no puedo dejar de pensar y cuestionarme muchas cosas, yo no me concidero homosexual, por mi cabeza jamás habían pasado ese tipo de pensamientos, en un país tan homofóbico como el mío es imposible dar rienda suelta a esa clase de sentimientos y la crianza es muy estricta en cuanto a esos temas, son prohibidos y nunca se hablan.

Pero como ya dije, no me considero homosexual; mas bién se trata de Fernando, es él quién me atrae, para mí los otros hombres me resultan completamente indiferentes, nunca antes había mirado a un hombre mas de cinco segundos hasta el día en que lo conocí, el magnetismo de mi amigo no es normal, creo que podría cometer un error fatal sino tengo cuidado con mis sentimientos, creo que caí en un abismo de seduccion y no me disgusta en lo mas minimo.

EL DESEO PROHIBIDO DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora