EL DESEO PROHIBIDO DEL PRÍNCIPE

AMOR ETERNO

Hay una gran diferencia entre el jóven que solia decirse en su mente "Me gusta mi amigo" y el hombre que soy hoy en día, ahora mis pensamientos son "Amo a Fernando" y "Fernando es mi vida". Estos ocho años han sido perfectos, Fernando y yo hemos compartido nuestras vidas y cada día nos queremos más, mi amor por él crece todos los días un poco, en cada cosa que hace o dice, todo lo que se relacione con mi amado es mi prioridad; Fernando por su parte siempre me demuestra lo que siente por mi apoyándome en todo. La pasión entre nosotros no ha disminuido ni un poco, nuestras noches son ardientes y cada vez que podemos nos escapamos a Grecia o cualquier destino exótico para estar sólos

Sin dejar de lado a nuestra hija por supuesto, ella siempre se queda en casa de mi madre cuando Fernando y yo queremos estar sólos; nuestro pequeño sol, Zafira significa para nosotros la bendición más hermosa que el cielo nos ha dado; es linda, dulce y en general una niña buena, el tesoro invaluable que nos dejó su madre que hace mucho ya no está en este mundo, pero a pesar de su ausencia física siempre esta presente en nuestra pequeña pues se parece mucho a ella.

Ghalia resistió seis meses después del nacimiento de Zafira, nosotros decidimos dejarla vivir sus últimos días tranquila en una bella casa que ella misma escogió, ahí pasó el tiempo con su hija y lo disfrutó lo más que pudo, mi madre y un grupo de doncellas la asistieron constantemente además de una enfermera que estaba con ella las 24 horas del día; sin embargo un tarde en que ella estaba aparentemente bien, se sentó en el jardín a dormir a Zafira en una mesedora, después de un rato mi madre escuchó llorar a la bebé y fue de inmediato...Ghalia estaba inconsciente, mi mamá tomó a la niña y se la dió a una doncella, llevaron a Ghalia al hospital pero llegó sin signos vitales en la ambulancia.

Ella estuvo observando a su bebé hasta su ultimo suspiro, Zafira era su mundo y ojalá hubiera podido quedarse mas tiempo para verla crecer; aún recuerdo la última conversación que tuvimos, ella me preguntó si en otra vida podría reencontrarse con Pavel, eso me desconcertó un poco pues desde que había nacido la bebé era de lo único que hablaba como toda madre primeriza; pero ahora me hacía esa pregunta y yo tuve que pensar muy bien mi respuesta.

-'Aetaqid 'ana allah salih jdan lidarajat 'anak 'iidha salayt bi'iiman satajid bulis fi kuli alhayaat alati hi hasab 'iiradatihi. (Yo creo que Dios es tan bueno que si oras con fe encontrarás a Pavel en todas las vidas que sea conforme a su voluntad)-. Esas palabras salieron de mi corazón, espero que le hayan dado algún consuelo, yo hice lo posible por hacerla feliz en sus últimos días de vida, lo que ella pedía lo tenía así simple, Ghalia nos dejó lo más importante de su vida y no la defraudaremos.

En Haidar llueve un par de veces al año, el día en que Ghalia murió empezó a llover y así estuvo durante varios días, más de lo normal; el ambiente gris combinaba perfectamente con el pesar que sentía, yo recibí solidaridad inmediata de todos los que me conocen en este país, ese día me convertí en el viudo más jóven de Haidar y todos quedaron conmocionados por la repentina muerte de mi esposa y me mostraron su apoyo ante mi situación; eso estuvo bien, pero la verdad habría preferido que las cosas hubieran sido distintas, que Ghalia viviera y que pudiera estar con Zafira, pero al menos podré proteger siempre a su tesoro más importante.

Después del funeral asumí la crianza de Zafira junto con Fernando y mi madre, criarla ha sido un desafío en un país como Haidar, tuvimos que crear un sistema especial de familia para que nuestra hija no se vea afectada y tenga un vida lo más normal posible; los primeros días fueron muy difíciles, la bebé no se acostumbraba a la ausencia de Ghalia y la llevamos a vivir a nuestra casa en un área especialmente habilitada para ella; mi madre se mudó a un departamento en nuestro edificio para apoyarnos y pasaba mucho tiempo en nuestra casa ayudándonos.