Capítulo 3

64 5 0
                                    


Desayunaron en silencio, mientras que su padrastro leía la prensa y su madre exprimía naranjas para tener zumo recién hecho.

—Mamá, tomamos del de caja—dijo Tom señalando la nevera.

—Tú sí, pero Bill ahora necesita más vitaminas y nada mejor que el zumo natural—explicó Simone.

Tom miró a Bill, que sintió ponerse tenso a su lado. Era verdad, a partir de ese momento tenía que cuidarse más.

—Hablando del tema—empezó a decir Simone poniendo delante de su hijo un vaso con zumo de naranja recién hecho—Hay que pedir hora con el médico.

—Me encuentro bien, mamá—musitó Bill sin alzar la mirada de la mesa.

—Ya, pero hay que controlar al bebé. Una ecografía nos dirá cómo es de grande, que tal se va desarrollando...si es niño o niña...—enumeró Simone no pudiéndose evitar emocionarse.

—Mamá...—susurró Bill al escucharla sollozar.

—No me hagas caso, es que...acabo de caer en la cuenta de que me vas a hacer abuela—contestó Simone sonriendo.

Bill miró a su madre arrugando la frente, había otro tema que no habían hablado aún. ¿Qué iban a decir a la gente? Si quería que nadie le señalara con el dedo por el "error" que había cometido, que pudiera vivir una adolescencia más o menos normal, no podían decir que ese niño había surgido así de la nada.

— ¿Qué diremos...a la gente?—se atrevió a preguntar en voz baja—Los vecinos...

—Nada—contestó Simone con firmeza—No es asunto suyo de quién es ese niño que van a ver crecer.

—Sacarán sus propias conclusiones y eso es peor—intervino Tom—Sabrán que es de uno de nosotros y son capaces de vender su versión de la historia, haciéndonos quedar como dos adolescentes incapaces de controlar sus hormonas...

Dejó de hablar al escuchar el sollozo incontrolado que se le escapó a Bill. Le miró al tiempo que se mordía el labio, así más o menos era lo que le habría pasado...

—No hablemos de eso ahora—dijo Gordon carraspeando.

—Puedes...puedes hacerle pasar por tu hijo—musitó Bill secándose la lágrima que se le había escapado al tiempo que miraba a su madre—Por su bien, es mejor que me vea como su hermano y no su padre, no entendería que pasó para que yo me viera obligado a tenerle tan joven...y nadie me señalará con el dedo...

—Gordon tiene razón—dijo Simone cogiendo la mano de su hijo—Cuando llegue el día de dar explicaciones, ya hablaremos. Ahora tómate el zumo mientras llamo y concierto una cita con mi médica, será discreta y podrás preguntarla todas las dudas que tengas.

Bill asintió suspirando y desayunó en silencio, mientras escuchaba a su madre quedar para esa misma tarde.




Pero lo peor aún no había pasado. Su padre se presentó a media mañana y cuando supo de su estado puso el grito en el cielo.

—Bill, deberías haber abortado cuando tuviste ocasión—dijo Jörg mirando a su hijo decepcionado.

— ¡Jörg!—exclamó Simone enojada.

—Sería lo mejor. Mírale Simone, con 15 años recién cumplidos y destrozando su vida por...por un polvo—estalló Jörg.

— ¡No uses ese lenguaje!—pidió Simone ya enfadada.

Déjà vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora