Calma

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Los rayos del sol comenzaban a hacerse presentes en la habitación, anunciando el bello día que afloraba después de la fea tormenta de la noche anterior. Wriothesley se había adelantado y había despertado antes que Neuvillette. Estaba agradecido de ello, ya que observar el rostro dormido del mayor era algo nuevo para él. Parecía creado por los mismos ángeles.

El pelinegro soltó un suspiro enamorado, tratando de no moverse demasiado para no despertar al mayor, mientras le ordenaba su suave cabellera que caía desordenada en su rostro. Lo abrazó un poco más y dirigió su nariz hacia el cuello del mayor, embriagándose del dulce aroma de su piel.

一 ¿Qué haces? 一 Habló el mayor, algo dormido y frotando un poco sus ojos para poder despertar bien.

El menor río un poco al escuchar al mayor, volviendo su cabeza hacia arriba para encontrar sus rostros. Acomodó un poco el cabello del contrario, proporcionando algunos besitos en la frente, nariz y mejillas del mayor.

一 Que bueno que ya estás despierto 一. Susurró Wriothesley, dejando un último y pequeño beso en los labios del peliblanco.

Neuvillette lo abrazó, ya que su rostro se había tornado completamente rojo, escondiéndose entre el cuello del menor. No podía negar que todo lo que había pasado lo tenía avergonzado y Wriothesley siempre hacía cosas que lo ponían de esa forma. Pero le gustaba. Aunque aún no asimilaba que esa noche durmió con él, ¡Y despertó con él!

El simple hecho de que no lo haya dejado solo en ese estado le hacía querer abrazarlo para siempre.

一 Agradezco que no te hayas ido... 一 Habló el peliblanco con voz apenada 一 Tengo miedo, Wriothesley...

El pelinegro le acariciaba el cabello mientras lo escuchaba atento. No tenía claro nada de lo que le pasaba a la persona que amaba, y aunque le intrigaba demasiado saber, no iba a preguntar, solo quería que todo fluyera a su ritmo.

一 Tu corazón está a salvo conmigo, Neuvillette 一 Se dirigió a él en voz baja para mantener la intimidad del momento, pese a que quería abrazarlo con todas sus fuerza y llenarlo de todo su amor contenido por meses. 一 Si algún día quieres contarme lo que pasa, estaré aquí, si no, también estaré aquí, solo no sigas enfrentado esto tú solo ¿Si?

Hablaba el menor mientras acomodaba el rostro de Neuvillette para mirar y acariciar con suavidad sus tibias mejillas. El mayor solo asentía y lo miraba con sus labios abultados formando un leve puchero.

Cada palabra de Wriothesley le hacía sentir de una forma diferente al mayor, no como su anterior relación, donde todo en algún momento se volvió oscuridad y malos tratos hacia él. Su verdadero temor era aburrir y cansar a Wriothesley y que solo él estuviese enamorado hasta el último día, porque cuando se enamoraba, lo hacía de verdad y con todo su corazón.

Ambos querían que el tiempo se detuviera en ese momento, estando abrazados y compartiendo el calor ajeno, casi fusionando sus corazones y sentimientos mutuos. El menor llevó sus manos hacia la cintura del peliblanco para posteriormente desplazarse por toda su espalda, hundiendo su rostro en el pecho de Neuvillette y volviendo a respirar el aroma de su piel a través de su camiseta.

La evidente diferencia de tamaños en sus cuerpos hacía que el mayor se sintiera pequeño debajo de aquel robusto y grande cuerpo ajeno, pese a que lo superaba por un par de años en edad. Igualmente lo hacía sentir seguro y protegido. Neuvillette olfateó el varonil aroma del menor, quedando tan extasiado del mismo que hasta sentía que se le había impregnado en su ropa, y no le disgustaba para nada.

一 Creo que... 一 Habló el peliblanco, posicionando sus manos en el pecho de Wriothesley para alejarlo un poco de él. 一 mi respuesta está clara, ¿verdad?

Wriothesley solo río, formando medialunas en sus ojos, y dejando un suave beso en los labios del mayor.

一 Me gustaría escucharlo en realidad, 一 Habló, pasando uno de sus pulgares por los labios de Neuvillette. 一 ¿Cuál es su respuesta, su señoría?

Neuvillette se sonrojo ante el tono de voz del mayor y el honorifico que había utilizado, solo se limitó a rodar sus ojos, empujando con suavidad el pecho del mayor.

一 No seas tonto.

La tierna y cómica escena duró un par de minutos. Por un lado estaba Wriothesley insistiendo para que Neuvillette se confiese ante él, y por el otro estaba Neuvillette que con terquedad se negaba pese a todo. La tarde ya caía, anunciando que el menor ya tenía que ir camino a su casa. Aquel día solo lo pasaron a base de caricias, besos y conversaciones banales. Neuvillette sentía una felicidad enorme de estar en compañía con el menor, no le hacía sentir para nada incómodo, que incluso los largos silencios, en los que que pasaban solo mirándose, eran gratificantes.

一 Ya me tengo que ir, se me va a hacer tarde... 一 habló el menor, mirando a Neuvillette con ojos de cachorro deprimido.

El peliblanco se levantó repentinamente, sin emitir ni una palabra ante lo que decía Wriothesley y dirigió su cuerpo hacia él. El cuerpo de Neuvillette cayó con suavidad en el regazo del pelinegro, dejó sus piernas a los costados de la cadera de este y sus brazos se enredaron en su cuello. La respiración de ambos comenzaba fusionarse por la cercanía de sus labios, convirtiendo en aire caliente lo que exhalaban por su nariz.

一 No te vayas aún, por favor...

Por primera vez en todo el día, Neuvillette se había atrevido a besarlo por su cuenta. Ambos labios se movían en un vaivén desesperado apenas se tocaron, sus lenguas se enredaban y sus dientes chocaban por la pasión del beso. El ambiente había cambiado y la habitación solo era un testigo, el primero en guardar todo lo que la pareja se demostraba mutuamente. 

Tribunal De Amor | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora