Confesión II

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Wrio no podía creer las palabras que habían escapado de su boca en ese momento. Él pensaba que por fin había dejado de ser un cobarde y había confesado sus sentimientos después de tanto tiempo, aunque no podía negar que estaba muriendo de los nervios y el miedo.

— Wriothesley, yo... — El mayor apartó la mirada, cancelando el contacto visual entre ambos y todo al rededor de Wriothesley se paralizó de repente cuando el peliblanco prosigió: — No puedo corresponder tus sentimientos.

Wriothesley era una momia, sus ojos estaban medio aguados, sus labios temblaban y podía escuchar los fuertes latidos de su corazón retumbar en su cabeza. Se encontraba procesando el doloroso rechazo por parte del juez, después de todo tenía claro que aquello podía pasar.

El pelinegro tragó toda la saliva acumulada en su boca y parpadeó varias veces para desnublar su mente y corazón. Luego de esos cortos segundos de trance, se dio cuenta como Neuvillette abandonaba la cafetería a un paso algo apurado y cabizbajo. Corrió con rapidez detrás de su amor no correspondido, hasta que su mano sujetó el brazo de este para detenerlo.

— Espera, por favor —. El peliblanco volteó, encontrándose con la imagen de Wriothesley con el pelo desordenado por el trote y su respiración algo agitada.

Wriothesley posicionó la mano del mayor donde se encontraba su corazón. No podía ni quería dejar las cosas así, menos si el resto de su vida se basaría en mirar a través de esa puerta de cristal al juez dueño de su corazón.

— Quiero que sepas que haré todo lo posible para gustarte, dame tiempo, por favor. — Soltó el pelinegro, mirando fijamente los ojos color lila del contrario.

El corazón de Neuvillette casi saltó de su pecho al escuchar esas palabras y sus pálidas mejillas se tornaban de un leve color rosado. Rosado que le hacía sentir un ardor interior que no se reflejaba en su rostro. La luz tenue de un poste los iluminaba, sin duda trayendole amargos recuerdos.

— Bien... Ahora me voy. — Añadió el mayor, alejando su mano del pecho de Wriothesley y volteando para caminar a través de la oscura calle. Sus sentimientos se encontraban revueltos con sus recuerdos y con la promesa que se hizo a sí mismo de no volver a caer en eso del amor, no podía, menos de alguien de quien siquiera se podía alejar porque trabajaban juntos.

Wriothesley estaba confundido y no comprendía como tomar la reacción y respuesta de Neuvillette.

¿Si dijo "bien" significa que está dispuesto a soportar mi amor? ¿O solo dijo eso para librarse del momento? Seguramente lo incomodé y por eso escapó. Pero no lo presioné ¿o sí? No quiero que me odie por esto, yo realmente lo amo.

Los pensamientos del pelinegro no cesaban incluso cuando había llegado a su casa y se encontraba arropado en su cama. Toda la noche la pasó mirando el techo e imaginando miles de escenarios diferentes junto a Neuvillette, desde los más trágicos y dramáticos, hasta los más románticos. Esto hasta que finalmente la hora hizo lo suyo y lo atrapó en un sueño profundo.

Tribunal De Amor | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora