Neuvillette
Me levanto de mi cama con rapidez al ver la hora, ya iba tarde pero quería verme bien para él. Entre toda mi ropa escogí una camisa azul y unos pantalones de tela negros y ajustados. Arreglé mi cabello con una horquilla plateada que tenía una flor de decoración, para luego acomodarla frente al espejo y aprovechar de apreciar mi rostro. Realmente lucía bastante bien y podía sentir la felicidad salir por mis poros.
Tomo un taxi a la dirección que me dio Wriothesley. Pensé que sería algún restaurante u bar, pero al llegar me doy cuenta que solo era un parque rodeado de árboles. Mi sonrisa se esfumó de mi rostro, no por ser superficial, sino por las expectativas que tenía de él tras meses de estar saliendo juntos. Era extraño juntarnos en un lugar como este.
Camino a través del frondoso pasto hasta encontrar una banca donde poder sentarme y esperar. Sentía la mirada de todas las personas que pasaban, provocando tensión en mi cuerpo, dirigiendo mi vida al suelo para evitarlas.
— Neuvillette
Escucho aquella voz conocida y levanto mi cabeza observándolo. Dejo la banca para caminar hacia él y abrazarlo, sintiendo como no era correspondido al momento.
Miro su rostro tratando de entender lo que pasa, había algo raro en él pero no comprendía qué. Estaba serio como nunca.— ¿Por qué estamos aquí? — Pregunto entusiasmado.
— Quería hablar contigo.
Ladeo mi cabeza confundido al no notar ninguna expresión en su rostro.
— Me cansé de ti, Neuvillette — Habló, notando como la ira salía en cada palabra que emitía y sus ojos se volvían más oscuros. — No te amo y nunca lo hice.
Ahogué mi llanto y todo mi cuerpo empezó a debilitarse, esto no podía estar pasando de nuevo. Mis ojos ardían horriblemente amenazando con lágrimas. Comencé a retroceder con lentitud hasta que comencé a sentir sus manos empujándome. Una nube oscura había cubierto su rostro y ya no me permitía verlo, solo sentía como me empujaba y mis piernas comenzaban a debilitarse, sintiendo una especie de presión que no me permitía hablar ni defenderme
— ¡BASTA! — Grité desesperado, y como pude, con lágrimas brotando de mis ojos, empapando mi rostro.
Conocidas carcajadas retumbaban en mis oídos, ese no era Wriothesley. La estela oscura había desaparecido de su rostro y su cabello color café me confirmó que no era él. Todo se tornó gris y dejé de luchar ante sus empujones al quedar atónito, haciéndome caer en un charco de agua que me mojó por completo.
Las carcajadas de burla y los insultos que lanzaba hacia mí me hicieron cubrirme los oídos con fuerza, negando con mi cabeza. El hombre que había arruinado mi percepción del amor estaba frente a mi, golpeando e hiriendo nuevamente mi mente con sus palabras.
— ¡DÉJAME EN PAZ!
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— ¡DÉJAME, DÉJAME!
El peliblanco dio un salto y un suspiro aterrado antes de despertar de su pesadilla. Se quebró. Comenzó a llorar completamente furioso, golpeando con fuerza sus puños en la cama. Ya no quería pensar más en aquel hombre, se sentía perseguido por todo el trauma provocado, no soportaba más eso pero no sabía cómo superarlo.
— Maldito, sal de mi cabeza...
Sorbió su nariz obligandose a dejar de llorar. Neuvillette era una persona muy sensible y muchas personas no lo sabían, con el único que había sacado ese lado fue con Wriothesley, y por error.
Le dio una vista al reloj en su mesita de noche, magnífico, había despertado antes que sonara su alarma. Sin más, se levantó rápidamente de la cama para aprovechar la mañana y alistarse para el trabajo. Así era su vida, casa y trabajo. Bueno, lo era, hasta que se acercó a Wriothesley, y para ser sincero no le desagradaba tanto ese cambio en su vida porque Wrio no era una persona desagradable, ni mucho menos aburrida a como se consideraba Neuvillette a sí mismo. Sin dudas era un complemento positivo para él.
El peliblanco armó un par de finas trenzas al costado de su cabeza, arreglando los últimos detalles antes de salir de su casa. Comenzó a caminar rumbo a su trabajo más temprano que de costumbre, respirando aquel aire frío y mañanero, mezclado con el de tierra húmeda que tanto le gustaba. A mitad del camino, escuchó una bocina tocar a lo lejos haciéndole quedar estático y girar en su mismo eje.
— ¡Neuvillette! — Saludó el azabache con una gran sonrisa en su rostro y ojos, deteniendo su auto frente al mayor. — ¿Vas al trabajo? ¿Quieres que te lleve?
Neuvillette se relamió los labios antes de responder y llevó un par de hebras de su cabello tras su oreja.
— Oh... Sí, claro.
Con una leve sonrisa en su rostro se dirigió al asiento de copiloto a un lado de Wriothesley, saludando con la cabeza. El auto comenzó su marcha y el ambiente había cambiado al estar nuevamente los dos juntos.
— Hoy te ves muy hermoso, por cierto.
Un sonrojo se formó en las frías mejillas del peliblanco, soltando un "gracias" en voz baja, casi imperceptible.
— Nunca te había visto a estas horas, por lo general soy yo el que llega más temprano.
— Lo sé. Hoy me levanté más temprano para caminar un poco.
Habló el mayor apoyando su codo en la ventana del auto y empezando a hacer figuras con su dedo en el cristal empañado. Wriothesley no respondió, concentrado en manejar aunque mirando atento lo que hacía Neuvillette por el rabillo de su ojo. Par de minutos después, estacionó el auto a las afueras del tribunal y ambos permanecieron al interior de este.
— ¿Bajamos? — dijo primero Neuvillette.
— Aún es temprano, quedémonos un rato más aquí.
El menor sonrió y desató el cinturón que limitaba sus movimientos. Su cuerpo se acercó más al de Neuvillette y sus brazos lo rodearon repentinamente, exprimiéndolo suave contra su pecho.
— Ah... — El pelinegro soltó un leve suspiro. — Quisiera poder abrazarte todo el día.
El corazón de Neuvillette se aceleró, no dijo nada, pero sus ojos se cerraron y su nariz se dirigió al cuello del Wriothesley, embriagando sus fosas nasales con el varonil aroma. Se quedaron un par de minutos pegados, hasta que el azabache decidió separarse, acunando el fino rostro de Neuvillette entre sus manos y mirando sus ojos lila fijamente.
— ¿Crees que algún día estemos juntos como pareja? — Aquella dolida voz clavó justo en el pecho del mayor haciendole doler, aunque la sonrisa que tenía el contrario en el rostro le hacía entender que no era una pregunta con otra intención. — No respondas... Creo que me estoy apresurando mucho. — Soltó una pequeña risa y dejó un besito en la frente del mayor—.
El peliblanco se reincorporó en el asiento, sin dejar de mirar los ojos de Wriothesley. Aclaró su garganta antes de hablar y soltó:
— Lo he estado pensando mucho... Y c-creo que sí me gustas.
— ¡¿Crees?! — Exclamó el menor, mirándolo con ojos de miel y una sonrisa que no le cabía en el rostro.
— O sea sí... Digo me atraes, y me agrada estar contigo... — Agachó su cabeza observando sus manos. — No sé qué más decir...
— No sabes lo feliz que me hace escuchar eso, Neuvillette.
Volvió a tomar el rostro del mayor entre sus manos y juntó ambos labios en un tierno beso. Sus labios se movieron al compás durante unos segundos, finalizando con sus frentes unidas y compartiendo el aire que respiraban en aquel cálido espacio. Neuvillette ya se había olvidado de su horrible sueño, comprendiendo que la única persona que le permitía olvidar todo en un momento era Wriothesley. Solamente eran ellos dos cuando estaban juntos.
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Tribunal De Amor | Wriolette
RomanceWriothesley, guardia del tribunal donde trabaja Neuvillette, de quien se encuentra perdidamente enamorado. - Historia original. - Capítulos cortos. - No sé cómo sea el transcurso de los hechos, solo escribiré lo que se me vaya ocurriendo TOT