Regreso

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Wriothesley

¿Ya te arreglaste con tu novio? — Dice la voz femenina del otro lado.

— No estamos enojados y... no es mi novio.— Respondo soltando un suspiro al final de la frase.

Estiro mi cabeza hacia atrás apoyándola en la almohada para mirar el techo, mientras esta misma sostenía el celular que se encontraba en altavoz. Habían pasado ya dos semanas en los que no encontraba trabajo, pese a que aún tenía dinero ahorrado para vivir, o mejor dicho para sobrevivir, necesitaba encontrar uno ya. La frustración me consumía, aún más por no poder haber visto a Neuvillette en dos semanas siendo que le prometí que iría pese a todo.

Deberías visitarlo al menos. Puedo sentir su tristeza desde la puerta... Hasta me preocupa— Suelta un suspiro y la escucho atentamente — Podría decir que ni siquiera pueden nombrarte porque su rostro cambia radicalmente, lo he notado.

Muerdo un poco mi labio inferior al escuchar aquellas palabras imaginando por todo lo que ha estado pasando Neuvillette y un nudo se forma en mi garganta. Rasco el tronco de mi nariz para calmarme un poco.

— Clorinde, yo... Tengo que salir ahora, ¿Hablamos mañana?

Está bien. Y si vas a ir por Neuvillette, hazlo ahora o probablemente no quiera verte más.

Cuelgo la llamada rápidamente y me levanto de mi cama dispuesto a salir. Esta vez no seguiría el consejo de Clorinde, no podía siquiera verle la cara a Neuvillette después de lo que me contó, sentía que le estaba fallando y dañando de alguna forma, aunque era una necesidad el trabajo para mi no quería descuidar lo que empezaba entre nosotros. Amarlo era doloroso en ese momento pese a que un par de metros y mi decisión de verlo nos separaban, mi mente y cuerpo estaban hechos un desastre y necesitaba alguna manera de despejarme.

La noche caía suave sobre mi espalda mientras caminaba a la cafetería donde tuve una "cita" con Neuvillette por primera. Quería estar con él de alguna forma y aquel lugar me traía de vuelta el recuerdo de cuando le confesé mi amor, pese a que no me dio la respuesta que quería, el simple hecho de estar compartiendo con él una bebida caliente era magnífico de recordar. Mi cabello se movía por la brisa nocturna y mi nariz dolía un poco por el frío.

Ingresé a la cafetería y me senté en la primera mesa que vi. Mis fosas nasales se impregnaron del olor a café y galletas, y observé detalladamente toda la decoración vintage con tonos celestes y azules, acompañado de una luz tenue y cálida que me cubría. Todo se sentía como él.

— Bienvenido a Lune Bleue, ¿Ya sabe lo que va a ordenar?— Una voz agradable y conocida resonó en mi oído y me distrajo de mis pensamiento, solo asiento y procedo a hablar.

— Claro, voy a quer-

— ¡Oh! Usted vino el otro día. — Me interrumpe emocionada y mi espalda se pega más a la silla algo sorprendido al escuchar que ella me recordaba, y por supuesto que también la recordaba.— Esta vez no vino con su ¿Amigo?

Sonrío levemente y niego con mi cabeza. Vuelvo mi vista hacia su rostro para responder cortamente.

— No... Él ha estado ocupado.

La chica no le da importancia y me da una sonrisa de vuelta. Saca una pequeña libreta y un lapiz de su delantal, a lo que procedo a pedirle lo que quiero.

Tribunal De Amor | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora