¿𝐔𝐧 𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫?

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Los movimientos bruscos de Georg me levantaban, no lograba entender porque se movía tan bruscamente por lo que tuve que despertar de mi hermoso sueño (en dónde soñaba con el) para ver qué pasaba.

—¿Qué pasa cielo? ¿Estás bien? —pregunté restregándome los ojos.

—Si estoy bien cariño, solo me levanté al baño —respondió con una sonrisa. —¿Dormiste bien? —pregunto dejando suaves besos en mi frente.

—Dormí genial cielo y más porque he dormido contigo —respondí sonriendo, de verdad había dormido genial, sus brazos eran tan cómodos. —¿Y tu? ¿Cómo has dormido cielo? —pregunté besándolo.

—He dormido genial, tu compañía me ha hecho dormir como bebé —sonrió acariciando mi cabello, con cada toque sentía un cosquilleo raro, me sentía sumamente especial en sus brazos, sentía que me enamoraba de el...

Ambos sonreímos y nos besamos. Con cada beso me sentía en el aire, sus besos parecían ser mágicos, me encantaban de una manera increíble, podría estar horas besándolo y no me cansaría jamás, cada beso me hacía querer más y más.

Me sentía mágico, era la primera vez que una persona me hacía sentir de ese modo tan lindo, estaba seguro de que era la primera persona que parecía volverme loco de amor, haber correspondido ese beso fue lo mejor que pude haber hecho en mi vida. Me sentía tan capaz de dejar todo a un lado con tal de tenerlo a mi lado.

Estaba en las nubes mientras Georg me besaba, cuando empecé a escuchar pasos por la escalera, alguien subía y nosotros estábamos acurrucados como marido y mujer en la cama.

—Bill, alguien está subiendo —hablo asustado. Yo asentí con la cabeza y de un salto me puse de pie para ponerle seguro a la puerta, y cuando estaba apunto de ponerle el seguro alguien tocó.

—Bill, ¿Estás ahí? —pregunto una voz masculina que aún no había identificado.

—Eh… si, pero me estoy vistiendo —respondí nervioso, le puse seguro rápidamente a la puerta y al instante la intentaron abrir, ese era Tom, era el único que entraba en mi habitación sin importarle nada.

—Pero abre la puerta Bill, te he visto desde pequeño —hablo Tom con cierta molestia en su voz que estaba más ronca de lo normal, el estar hasta tarde en la fiesta lo habrá puesto mal.

—No puedo hombre, ¡Que me estoy cambiando!

—Pero y a mí que coño me importa Bill, necesito hablar de un maldito tema contigo —hablo furioso. ¿Qué clase de tema?

—Bueno, ahora voy a la sala y lo hablamos ahí Tom, pero no te abriré la maldita puerta —hable ya molesto por su insistencia.

—Es que eres un hijo de puta, más vale que te apures porque si no te juro que tiro tu maldita puerta de una puta patada.

—Aja si, lo que tu digas Tom, pero ahora déjame ¡En paz!

—Come mierda Bill —susurro mientras bajaba las escaleras.

Volví a abrir la puerta para poder asegurarme de que se había ido.  Una vez mire por todos lados y no vi a nadie cerré la puerta, me gire mirando a Georg y ambos reímos por la situación, nuestro “Amor prohibido” iba a ser muy divertido.

—Bueno cielo, ya escuchaste a don gruñón —reí, mientras caminaba hacia mi armario podía sentir la mirada recorriendo todo mi cuerpo, los pelos se me pusieron de punta, tenía una mirada tan fuerte que era difícil no sentirla.

—Que buenas caderas, joder… —susurro. No pude evitar reír por tal comentario, me hacía sentir nervioso pero a la vez deseado, algo un tanto divertido para mi.

𝐅𝐨𝐫𝐛𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞〡Bill Kaulitz, Georg Listing | Tokio Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora