Capítulo 23

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Daniel

13 de Diciembre del 2002

Llegar a este salón ya no me hacia gracia, todos los días tenía que acompañar a Ezequiel al bar para comprarle su lo que quisiese, y si me negaba, me dejaba de hablar y me evitaba. Yo tenía que buscarlo y rogarle a que me perdonara. Habían pasado 10 días y ya había sido demasiado tortuoso para mí, la maestra de la anterior vez se enojaba por cualquier cosa, aún así yo no hiciera nada siempre se terminaba desquitando conmigo.

-Déjame copiar Daniel, te prometo que esta vez no diré que tú me pasaste los apuntes.

-La anterior vez la maestra me golpeó con el cuaderno porque según tú me copiaste.

-Sabemos que fue mentira, oh vamos, amigo.

-Esta bien Ezequiel.

-Gracias hijo de Noboa.

Solo me llama amigo cuando le conviene, estoy harto. Ya no tengo dinero y mi estómago clama por algo de comer. No dije nada y me recosté en el pupitre, tenía ganas de salir de aquí e irme a mi casa, solo bastaron segundos hasta que sentí un golpe con una regla en la espalda. 

-Tras de inútil y egocéntrico con tus compañeros, eres un flojo Noboa. Levántate.

Me levanté del pupitre quejándome del dolor en la espalda, nadie me había pegado de esa manera, ni siquiera mis padres. 

-Y de paso, te quejas. Sabes, estoy cansada de tu actitud Noboa. Yo sabía que tomar tanto me traería beneficios y me ahorraría algún dolor de cabeza. 

Sabría lo que se vendría, me haría arrodillarme sobre aquellas tapas de cerveza que estaban con las puntas hacia arriba implorando su perdón. Había visto esto hace unos días atrás. Por parte de la misma maestra hacia una chica en otro salón. Solo que, ella estaba en falda... Había pasado un tiempo desde que ya no se aplicaban estos castigos en estudiantes pero no entiendo porque ella lo sigue haciendo.

-¿Qué esperas? Arrodíllate.

No dije nada, yo tenía un pantalón después de todo, no dolerá. 

-Y quítate el pantalón también. -Me tiró una pantaloneta. -Ponte eso.

Las ganas de llorar entraron en mí con abundancia, me las tragué como pude y solo le hice caso. Me arrodillé en ellas, despacio.

-Agh que lento -dijo mientras me empujó hacia abajo haciendo que mis rodillas sangraran.

No pude más y me quejé del dolor, una lágrima salió de mí y la miré pidiendo piedad. Ella solo rió, busqué con la mirada a Ezequiel. Él estaba riendo. Se estaba burlando, el pecho me dolió y quedé con una mirada vacía sobre aquellas tapas de cerveza. La maestra se molesto conmigo porque no pedía perdón, yo sabía que no había hecho nada y solo me quedé en silencio, tratando de que no notara mi presencia. 

La hora terminó y ella salió del salón, por su puesto no lo noté hasta que otro profesor entró presuroso tirando su maleta al escritorio mientras me levantaba de aquellas tapas y miraba con dolor a mis rodillas, las tapas estaban incrustadas y la sangre fluía.

-¿Te encuentras bien?

Negué con la cabeza, no tenía como mentir, mis rodillas eran prueba de lo que estaba sintiendo por dentro. 

-Ven conmigo -tomó mi pantalón y salió del salón conmigo. -No salgo de aquí sin antes decirles que tienen ejercicios que resolver en la página xx del libro de Matemáticas.

Todos se quejaron y sé que me echaron la culpa de eso. Caminamos hacia la oficina de la máxima autoridad y yo me detuve.

-No quiero ir, profesor.

-¿Por qué no? Debes avisarle que ese tipo de maltrato existe aún, esto no es justo para tí.

-Sé que está abusando de su autoridad pero si voy, el rectopr hablará con ella y ella se desquitará conmigo. Por favor -lloré.

-Está bien -chasqueó la lengua. -Vamos a una esquina donde los directivos no nos vean.

Me consoló durante minutos y él solo me explicaba que necesitan maestros que compartan sus conocimientos, no que fomenten el acoso siendo participes ellos también, cuando ya me calmé hizo lo posible para que riera y cuando lo hice, regresamos al salón. Todos me miraban mal, los ignoré gracias a la sonrisa del profesor. Me senté en el pupitre y esta vez, traté de que no me afectara, después de todo, ahora sé que estos primeros 10 días no serán nada.

Grave error, empezaron más. Ahora hasta me quitaban mis cosas. Eventualmente, Ezequiel dejó de hablarme, un día, vino hacia mí. Me sorprendió pero pensé que él venía a pedirme perdón.

-Oye ¿Me prestas dinero?

-No, no tengo...

-¿Qué no tienes? Es una broma ¿No? Tú te bañas en dinero.

-Yo trabajo por mi dinero Ezequiel.

Lo que dije le pareció una broma, se empezó a reír y me empujó del pupitre. Traté de levantarme pero me puso el pie encima.

-Oye, deja de creerte mucho y comparte lo que tu padre te regala.

-No lo hace, yo trabajo por él.

-No te creemos nada, por favor. Solo sé un buen amigo.

Esa maldita palabra otra vez, ya estaba harto y le iba a poner fin. Justo en el momento en el que iba a hablar. Ví como Ezequiel estaba en el piso siendo golpeado por alguien más.

-Oye Andjelko ¿Qué te pasa? Faltas más de 10 días y ahora vuelves golpeándome?

-Tú debes respetar y no aprovecharte de los nuevos. Eres un asco, deberás pagar cada dolár ¿O quieres que siga golpeándote aún más?

-No, ya quítate.

-Me quitaré si prometes que te disculparás con el nuevo.

-Eres un maldito Andjelko.

Quedé perplejo ¿Se había lanzado a golpearlo solo por defenderme a mí? Seguro también se quiere aprovechar de mí ¿No?

-¿Qué no te piensas levantar? -Me miró, tenía cicatrices en el rostro, supongo que por un accidente.

-Estaba a punto de hacerlo... -respondí, mis rodillas aún dolían, tambaleé y él me tomó por la cintura haciéndome recuperar el equilibrio.

-Pfff -rió. -Al parecer algún profesor te odia, tienes sangre en tus rodillas y solo te estás intentando levantar.

-Perdón...

-¿Por qué te disculpas? Yo no te he hecho nada. Vamos a que te laves las rodillas, no te preocupes, yo asumiré la culpa si el maestro nos dice algo. 

-No... Estoy bien así, solo me sentaré en el pupitre.

-Agh, vamos y ya. -Me haló y me llevó fuera del salón, me limpié las rodillas y él estaba ahí, mirándome.

-¿Tu nombre es? -Quería romper el hielo.

-Goran Andjelko Topic Verduga ¿Tú? 

-¿Eres familiar de Tomislav Topic?

-Es mi papá.

Mi querido candidato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora