Parte 7: Jugando a ser Dios

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- Vale... - Crowley respiró hondo y dio unos pasos decididos como para marcharse, aunque no sabía donde ir- eh...vale – Se pasó la mano por el pelo rojo compulsivamente, como si una inexistente ráfaga de aire se lo hubiese descolocado aunque lo que trataba de hacer era calmarse- Vale, bueno...

- Respirar hondo y soltar el aire despacio varias veces baja el ritmo cardíaco y ayuda a disminuir la ansiedad...- comentó solícito el ángel

- Aziraphale...

- ¿Si? Te escucho...

El demonio sacudió la cabeza, incapaz de hablar. Levantó una mano pidiendo tiempo y se apoyó en un hermoso alcornoque. Arrancó la suave corteza con las garras al cerrar el puño. No necesitaba consejos baratos para tranquilizarse. Lo que necesitaba era...

Súbitamente le invadió una sensación cálida y reconfortante, como sumergirse en un agradable baño de agua caliente. Cerró los ojos y pudo sentir como un manto de plumas le envolvía y le protegía. En el fondo de su memoria, surgió el recuerdo de estar en casa. Y de alguna manera, Crowley supo que eran las alas de Aziraphale lo que sentía alrededor. El ángel jamás había hecho eso antes, y se quedó sorprendido por ello, aunque no en el mal sentido.

- Acudir a un ángel tiene sus recompensas, querido – musitó suavemente Aziraphale- Puedo hacer esto con aquel que me pide ayuda de corazón...- la voz bajó aún mas, casi como un arrullo- y llevo siglos deseando poder hacerlo contigo.

- Y por qué no lo has hecho antes? – Crowley respiró hondo antes de continuar para asegurarse que sería dueño de su voz. Lo consiguió, aunque alguna lágrima traicionera brilló en sus ojos- Ni siquiera es la primera vez que te grito...

- No, no lo es, pero esta es la primera vez que bajas todas tus defensas y te muestras tal como eres...y que yo estoy preparado para amarte como mereces– De nuevo brilló el sol, aunque la voz de Aziraphale seguía triste.

El demonio se olvidó hasta de respirar por unos instantes. ¿Había dicho que le amaba? ¿Era eso lo que había escuchado?

- Aziraphale... has dicho que...tú has dicho que me... este... te acabas de declarar?

- Así es. Si el Metatron descubre mi jugada y me elimina, quiero que sepas que te amo y que siempre lo he hecho, aunque haya sido incapaz de reconocerlo durante muchísimo tiempo. Luchar contra otros es difícil, pero luchar contra uno mismo implica un nivel de maestría que yo estoy muy lejos de haber alcanzado...

Crowley mostró un colmillo en una fiera mueca.

- Qué es eso de que si te elimina? Acaso me estás diciendo que te ha amenazado?

- Tiene en su poder el Libro de la Vida, Crowley. Y es el Escriba Supremo, por lo que tiene el poder de modificarlo.

- Eso nunca ha sido así- resopló el demonio- El Libro de la Vida no es algo sobre lo que se pueda intervenir; es decir, no puede modificarse ni enmendarse, simplemente deja constancia como un diario de lo que ha sucedido por voluntad de Ella... porque, si lo enmiendas, la estás corrigiendo, no? Solo pensar en realizar el acto en sí es una blasfemia...

Aziraphale guardó silencio durante un rato.

- ¿Cómo posees tantos conocimientos acerca del Libro? La mayoría de los ángeles desconocen incluso su existencia...

- Eso no importa ahora... ángel, por favor, no puedes venir para que hablemos cara a cara?

- Ahora mismo es imposible. Además, en ese caso, podrían escucharnos.

El Jardín SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora