–Jace... ¿tú sueles tener deseos extraños cuando entras en celo?
El rostro de Jacaerys enrojeció ante aquella pregunta y elevó la cabeza, apartando su vista de los escritos que sujetaba entre las manos. Lucerys lo observaba con evidente nerviosismo desde el otro lado de la mesa, se notaba que no le hacía mucha gracia preguntar aquellas cosas, pero Jace supuso que aquello era algo normal debido a su edad.
El mayor tragó saliva y pensó en una posible respuesta.
–¿Por qué quieres saberlo?
–Porque yo... –sus ojos almendrados y verdosos se apagaron un poco, entristecidos– no importa –murmuró, sus labios mostraron una sonrisa que no llegó a su mirada, entonces volvió a coger la pluma entre sus dedos y comenzó a escribir de nuevo.
Jace lo contempló durante unos segundos más. Su hermano pequeño nunca había mostrado indicios de preocuparse por esos temas, pero seguramente, debido a su unión con Aemond, estaba comenzando a sentir cosas en su cuerpo que no terminaba de comprender.
–Sí que importa, Luke –añadió después de ese silencio entre ambos–. Puedes preguntarme lo que quieras.
Lucerys dejó la pluma de plata sobre la madera de la mesa y miró de nuevo a su hermano mayor. Sus manos se frotaron con nerviosismo, porque ni siquiera sabía qué preguntas debía hacer exactamente.
–Verás, yo... –no estaba seguro de si debía revelar aquello, pero no tenía más remedio que hacerlo–. Cuando Aemond estuvo aquí... lo besé.
Jacaerys pestañeó, intentando asimilar que su hermano pequeño hubiera besado a alguien.
–¿Y qué hizo Aemond? –preguntó, su voz salió bien controlada, justo lo que buscaba, aunque por dentro era una maraña de nervios crecientes.
–Él me apartó –confesó, haciendo que su hermano destensara sus hombros y soltara un suspiro.
–¿Y quieres saber por qué te apartó o...?
–No, él me lo explicó –comentó con firmeza, defendiendo a su alfa de cualquier acusación que pudiera recibir.
–Tranquilo, Luke... –el aroma de su hermano se había revuelto, formando pequeñas ondas invisibles que lo golpeaban en señal de aviso–. No voy a criticar a Aemond, solo quería saber qué reacción había tenido ante aquello. Eso dice mucho de cómo es una persona, ¿lo sabías?
–¿A qué te refieres? –preguntó con curiosidad. Su olor ya había vuelto casi a la normalidad.
–Para un alfa imprimado es muy difícil no tener ninguna clase de acercamiento con su omega, sobre todo cuando este está en pleno celo.
–¿Quieres decir que se apartó porque su unión conmigo no es lo suficientemente fuerte? –en el fondo sabía que eso no era cierto, pero el miedo irracional que sintió ante aquella hipotética cuestión hizo que su cuerpo comenzara a temblar.
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MY LITTLE BASTARD | lucemond (PAUSADO)
Fanfiction"Solo un hombre puede llamarme bastardo, y ese hombre no eres tú" ¿Qué ocurriría si os dijera que todo lo que conocemos sobre la historia de Aemond Targaryen y Lucerys Velaryon no es más que una mentira que ellos mismos crearon para engañarnos? Desd...