La resignacion

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El reino de Egipto estaba inquieto mientras las noticias de las infructuosas búsquedas de Yoongi se extendían por el país

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El reino de Egipto estaba inquieto mientras las noticias de las infructuosas búsquedas de Yoongi se extendían por el país. La esperanza que alguna vez brilló en los ojos del rey se estaba desvaneciendo, reemplazada por la resignación y la tristeza. A pesar de sus incansables esfuerzos, no había rastro de Jimin y Ayari en el vasto desierto.

El palacio estaba lleno de actividad mientras se preparaban los preparativos para la boda con la princesa que el padre de Yoongi había elegido para él. Los salones se llenaron con el murmullo de las criadas y los sirvientes, mientras los jardines se adornaban con flores exóticas para la ceremonia que se avecinaba.

Yoongi, una sombra de lo que solía ser, se paseaba por los pasillos del palacio, su mirada perdida en el vacío. Su corazón se sentía como un peso de plomo en su pecho, y cada paso que daba parecía llevarlo más lejos de la felicidad que alguna vez había conocido.

Las noches eran las peores para él. Cuando la luna se alzaba en el cielo, Yoongi se sentaba solo en su habitación, mirando el horizonte y preguntándose si alguna vez volvería a ver los ojos grises de Jimin o escucharía la risa alegre de Ayari. A veces, se preguntaba si todo lo que había vivido en el desierto había sido solo un sueño, un delirio causado por el calor y la soledad del desierto.

El día de la boda finalmente llegó, envuelto en un aire de solemnidad y resignación. Yoongi se vistió con los ropajes reales, su rostro enmascarado por una máscara de serenidad, pero sus ojos revelaban la tristeza y el vacío que sentía en su interior.

La princesa, hermosa y elegante, caminó hacia él en el altar, pero su mirada no encontró la calidez en los ojos del rey que ella esperaba. En cambio, Yoongi miraba más allá de ella, perdido en un mundo de recuerdos y sueños rotos.

La ceremonia transcurrió como un sueño lejano para Yoongi, un eco de algo que alguna vez había conocido. Se unió a la princesa en matrimonio, pero su corazón no estaba en ese lugar. Estaba en el desierto, en la villa perdida, donde el amor floreció como las flores en primavera.

La noche de bodas, Yoongi se retiró solo a su habitación, sus pensamientos llenos de pesar y resignación. Miró por la ventana hacia la luna, preguntándose si Jimin y Ayari también estaban mirando el mismo cielo en alguna parte lejana del desierto.

En la oscuridad de la noche, Yoongi hizo una promesa silenciosa al viento. Prometió que, aunque estuviera atrapado en un matrimonio sin amor, su corazón seguiría buscando a su verdadera familia. Prometió que, aunque se resignara a su destino como rey, nunca dejaría de soñar con los días en los que el desierto estuvo lleno de amor y esperanza. Y así, en la quietud de la noche, el rey Yoongi se aferró a la tenue llama de la esperanza, la única cosa que le quedaba en un mundo que una vez estuvo lleno de amor y ahora estaba lleno de resignación y tristeza.



















En La Villa Del Desierto [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora