CAPITULO 10

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VANCE

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Mi mujer ha visto el día de hoy por la tarde a sus amigos, mismos que ya me tomé el tiempo de mandar a investigar porque no quiero a gente con malas intenciones a su alrededor. Suficiente he tenido con su círculo familiar que lo jodían por completo sus padres al violentarlas de esa manera como para agregar más trauma.

Quiera o no, estar con ella revive parte de mi pasado. Revive cosas que de mi cabeza no he olvidado y mucho menos mis hermanos que recuerdan el sufrimiento por el que hemos pasado cuando estábamos debajo del techo de nuestro padre.

Tuerzo mi cuello, voy en el auto por ella, justo pasó a la escuela en la que antes estaba para verse en una cafetería interna con sus amigos. Me tenso ligeramente cuando veo que sale con ellos dos, dos tipos que le sobrepasan de la cabeza.

Cuando me bajo, ella ya viene corriendo y se despide de ellos ondeando la mano. Se detiene ante mí frenando con precisión.

—Hola.

—¿No me los ibas a presentar? —Le insinúo, queriendo que sepan que ahora soy su esposo—. Bueno, déjame besarte.

Suelta risas nerviosas, la tomo del cuello, bajo mi mano por su espalda baja y planto mi palma contra su trasero para empujarla contra mis labios.

Como hoy no estaba preparado para que los viera, mi gente no me tiene mucho de ellos, encima que están tratando con otros temas bastante importantes.

—Deliciosa como siempre.

—Siento que solo falta mearme para que les dejes en claro que soy tuya.

—No te mearía, sería capaz de follarte delante de ellos si es necesario.

Sus mejillas se ponen rojas, sus amigos se dan la vuelta cuando creo que han recibido el mensaje.

Hay personas idiotas que no terminan de captar ciertos mensajes, una de ellas Marjorie que hoy fue a buscarme al club y le negué la entrada. No iba a desperdiciar tiempo y saliva con una mujer que no me interesa y que no voy a permitir que se meta en mi vida.

Dejo que suba al auto, le mencioné que al terminar de ver a sus amigos la llevaría al club.

No estaba del todo arrepentido por lo que pasó.

Es la primera vez que me pasa, no suelo recibir quejas o será que las propias chicas deciden querer repetir que es mejor no decir nada. De igual forma, no repito demasiado seguido. 

Y anudado a eso, me queda más que claro que las chicas con las que he cogido ya han tenido más de una experiencia sexual, por ende, ya están acostumbradas a follar.

Mi esposa de verdad me sorprendió, lo recibió todo, no me limitó y por su propio pie buscó que la complaciera como a mi me gusta hacerlo. Duro, salvaje a lo puto desgraciado si hace falta hasta que termine sin una sola gota para ella.

Es magnifica.

—¿A qué vamos a ir a tu club?

—Como dijiste que no querías algo material en recompensa por joderte un poco el cérvix, decidí que quería que fueras a una de mis zonas que considero parte de mi elemento —rodeo su muslo con mi mano—. También para que conozcas un poco de mí.

—Entiendo, me gusta.

—Vamos a tener pelea el día de hoy, así que no te sorprendas con lo que veas porque es parte de mi trabajo.

—No importa, sé que no eres el señor todo correcto.

—Vaya que no lo soy.

Oprimo su muslo para sentir como se pone tensa, lleva un vestido suelto, con el top recto y de color azul pastel. Su color favorito.

Inocencia malvada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora