CAPITULO 26

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TABATHA

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Creo que los minutos se me hacen eternos, no puedo dejar de tronar mis dedos o mover mis piernas con insistencias. He ido cinco veces al baño poniendo excusas baratas para lavarme las manos hasta que me ardan.

—¿Familia de Vance Cane?

Todos nos ponemos de pie para saber que es lo que sucedió, la ventaja es que me dejan en medio para que vea al doctor.

—Fueron dos impactos de bala en la misma región, lo que ocasionó que se tocaran lugares importantes y por eso mismo la sangre no dejaba de fluir —explica—. Tuvimos que hacer una trasfusión, todo salió bien, tiene que estar en reposo por unas semanas. Se le dará el alta en unos días, lo mejor es que repose en casa.

—Gracias al jodido infierno —exclama Alex.

—¿Lo puedo ver?

—Claro, ¿qué parentesco...?

—¡Su esposa! —Me adelanto a decir porque no tengo tiempo, Baldric ha sido el que se ha encargado del cuerpo de Willa para que lo preparen mientras esperábamos a su hermano—. Lo siento.

—De acuerdo, sígame.

Dejo a los demás atrás, incluso presiono al doctor para que se apresure porque han sido horas en las que mi mundo fue sacudido por completo.

Nos adentramos en la habitación en la que la enfermera termina de aplicarle los medicamentos, me acerco con el corazón sobre el suelo porque no estaba preparada para ver algo como esto.

Estaba a tope de emoción al saber que iba a combatir, que iba a lograr ese propósito que me puse y ahora todo se va en picada cuando lo veo tendido en la cama. Mi mano la repaso contra su cabello que desprende una pizca de su fragancia, mis labios los acerco hasta tocar su frente es cuando sus ojos se comienzan a abrir con cuidado.

—Hola, bebé.

—¿Dulzura?

—Sí, esa soy yo.

Mientras suelto una ligera risa mis lágrimas se deslizan contra mis mejillas. Hay demasiadas emociones asaltándome en este preciso momento, me estoy volviendo loca al verlo tenido en la cama con todas las máquinas y las vendas sobre su abdomen descubierto.

—No llores, si hubiera muerto la realidad es que te hubiera arrastrado conmigo a como diera lugar, porque solo en el infierno no voy a vivir eh.

—Vance.

—¿Qué? Estoy diciendo la verdad.

Las ganas no las tengo para sonreír, él lo nota y mueve su brazo para crear un pequeño espacio en el cual colocarme. Doy un ligero salto para sentarme a su lado, disfruto de su compañía, de saber que está vivo, mas no de las emociones que el ataque provocó en mí.

—Fueron por Willa.

—Lo sé, nena. —Desvía su mirada a un punto en la nada de la habitación—. Algo me dijo que podía pasar lo peor porque esos bastardos no iban a perder. Ahora que lo pienso, lo harán, les haré una pequeña visita para que se den cuenta de lo que han provocado.

—¿Los mataras?

—Al bastardo sí, su padre es muy sobreprotector con él, ama, adora con locura a su hijo y le quitaré lo que más ama —suspira—. Le quitó a Romi y a Mindy una persona increíble. Ellos me la pagarán de la misma manera.

»Como te diste cuenta, las cosas en este mundo son jodidas, son difíciles y es imposible que la justicia trabaje a tu favor. Ante el lugar en el que nos encontramos muchas veces la gente bastarda es quien recibe la victoria y no aquellos que tratan de hacer las cosas bien, por un lado lo podría ver como un karma que atenta con nuestra hermana, pero no es así. Las cosas son claras, aquí pagas de igual manera, puede que seamos unos cabrones, sin embargo, ella estaba tratando de hacer las cosas bien. No merecía algo como eso, esos hijos de perra murieron en su mayoría, el que salió huyendo pocos días le quedan.

Inocencia malvada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora