CAPITULO 11

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TABATHA

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Estoy muy emocionada.

Hoy tengo entrenamiento, me puse unos pantalones cortos de color azul con una franja blanca en los costados, un top que apretuja mis pechos de color negro y mis converse. Tomo una liga para el cabello, lo sujeto en una cola alta y voy hasta el comedor donde escucho que Vance prepara su maleta de entrenamiento con botellas de agua, toallas y vendas.

—¿Estás lista?

—Muy lista, ¿Cómo se llama su entrenador?

—Branden Wade, maneja cualquier tipo de arte marcial y fue quien nos empezó a instruir a los trece años porque nuestro anterior entrenador terminó saliéndose y Branden llegó.

—Entiendo, suena excelente.

—¿Por qué te causa demasiada emoción aprender?

Me toma de las caderas, empujándome con lentitud contra el borde de la mesa, me levanta como una muñeca y me sienta para luego apartar mis rodillas. Cava su propio lugar en medio de mis piernas, sus dedos trazan círculos contra mi piel expuesta debido al pantalón corto.

—Ya que no me encuentro en mi anterior jaula, tengo el tiempo y la libertad de aprender a como defenderme para que nadie me haga daño. —Apresa mi barbilla entre sus dedos—. No quiero que me hagan daño, que me lastimen, que me castiguen o que les hagan daño a mis hermanas y es por eso mismo que tengo la necesidad de tomar la oportunidad de ser como ustedes.

—¿Cómo nosotros?

—Crueles y malvados.

Una sonrisa llena de lo que creo que es orgullo decora sus labios que me llaman a besarlos.

—Eso me encanta. —Relame sus labios—. Aunque si soy honesto, no pensé que fuera algo que ibas a desear muy pronto. Por un momento solo pensé que te tomaría tiempo superar y seguir con tu vida.

—Ya perdí muchos años de mi vida intentando superar, no lo olvidaré, simplemente tengo que seguir y quiero mejorar en muchos aspectos de mi vida.

—¿Vas a borrar la inocencia en la que ellos te envolvieron?

—Sí, o podría tener cierta inocencia malvada, ¿no crees?

—Suena como un buen plan. Incluso perfecto.

Ladea la cabeza para que nuestros labios se conecten. Su lengua asalta mi cavidad, lame mi lengua y chupa mi labio inferior mientras sus dedos me retiran el pantalón corto. Me quedo en bragas, recuerdo que dijo que ante el desayuno quería mi coño en su cara, era una de sus condiciones.

—Es tiempo de mi primer desayuno, dulzura.

—Ya no duele mucho.

—No te voy a follar, solo quiero que te vengas en mi cara.

Muerdo ligeramente su labio, lo libero y es cuando aparta a un lado mis bragas para deslizar sus dedos contra mis pliegues. Me encuentro un poco húmeda, sin embargo, cuando provoca mi clítoris comienzo a sentir que entre mis piernas se está haciendo un charco de mi propia excitación.

—Dime, ¿alguna vez lubricaste mucho?

—No, ni cuando intenté tocarme un par de veces me mojé tanto.

—Mm, entonces es ante mí cuando reacciona así. Cuando deja todo este charco entre tus piernas. —Dirigimos nuestras miradas hacia mi coño, donde Vance adentra dos dedos y me estira ocasionando que haga una mueca—. Sigues estando jodidamente apretada, ¿qué podemos hacer en esos casos?

Inocencia malvada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora