-Alteza debe comer aunque sea un poco- seguía insistiendo mientras sujetaba la bandeja con comida mientras la princesa le daba la espalda.
-No tengo hambre, comeré cuando la tenga por ahora deja la comida en la mesa que cerca de la ventana- ordenó la pequeña que tenía sus ojos rojos y la mente aturdida por tantos tranquilizantes que le habían inyectado hasta ahora, la dama de compañía soltó un suspiro e hizo caso.
*Toc Toc toc*
La pelinaranja se acercó a la puerta y la abrió dándose con la sorpresa al ver a tres hombres; Heinrey, McKenna y Ergi.
-Buenos dias- hizo una reverencia -¿Puedo ayudarlos en algo?- preguntó.
-¿Puedo ver a my Prince?- preguntó preocupado el rubio por su hija adoptiva.
-Ehh...- regreso a ver a la princesa.
-Que pasen- ordenó.
Los hombres entraron y el primero en acercarse a verla fue Heinrey que le hizo un montón de preguntas "¿Cómo estás?" "¿Te sientes bien? Me refiero a mentalmente" "¡Puede contarme lo que quiera!" "Deseo ayudarla" "¿Quiere que traiga a Reina?" "¿Por qué no come? Debe comer para estar bien" "Maldito emperador" lo último lo decía en voz baja para que no lo oyeran.
Al final la princesa comió por la insistencia de Heinrey que era superior a la de Charlotte.
Estaba todo normal cuando vio a Ergi coqueteando con Charlotte que parecía ignorarlo pero sabía que en cualquier momento explotaría.
-Charlotte, ¿Le contaste... eso?- preguntó.
-Yo... Lo lamento.
-Fue mi culpa, le puse una trampa, pero no culpes a tan bella señorita- se inclinó hacia ella mientras que está se hizo a un lado acercándose más a la princesa.
-McKenna, ¿Se encuentra mejor?- preguntó la menor.
-Asi es princesa, aunque no he recibido el mejor trato de mi jefe- le mando una indirecta bien directa a su primo que hizo oídos sordos.
-Heinrey debería darle un descanso a McKenna para que se recupere adecuadamente, no solo es su secretario sino es su primo- hablo la menor seriamente.
-Lo lamento...
-Disculpese con McKenna.
-...- hizo un puchero pero que le quedaba -Lo siento McKenna.
-Te perdono- dijo en tono de burla.
La princesa río, Charlotte se puso feliz pues presintió que así se recuperaría pronto.
Lástima que esa alegría no duraba todo el tiempo.
*****
-¡AAHH! ¡VETE! ¡NO ME HAGAS DAÑO!- gritaba asustada en un rincón de su habitación atormentada por sus recuerdos mientras que se le inyectaba un tranquilizante que la manos a dormir.
-Parege que las terapias no han avanzado mucho- el doctor guardo la jeringa en su maletín.
-Esta tardando más de lo que tarde hace años, ¿Por qué?- preguntó la emperatriz.
-Puede ser por la magia que fluye en su cuerpo, tal vez por eso está demorando más en recuperarse.
-Entiendo, haremos todo lo posible para que pueda estar mejor- dijo la emperatriz -Todo esto está sucediendo y Sovieshu ni se aparece. Muchas gracias por estar aquí Heinrey aunque sea tan tarde- eran las 2 de la madrugada.
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Soy la hija de la emperatriz |La emperatriz divorciada|
FantasyNo me importa. He logrado grandes cosas. Aunque no tenga su sangre. Ante los ojos de la ley. Soy la hija de la emperatriz.