capitulo 44 T3 (el regreso de la Reyna del mal) parte 4

1 1 0
                                    

Después de separar su cabeza a solo metros de su cuerpo, Rin se alejó de él y se dirigió hacia Liz. Al llegar a ella, rompió el hechizo que la retenía y luego la miró con una expresión perdida.

- ¿R-Rin? -preguntó Liz confundida antes de toser sangre, lo que alarmó a Rin, causándole preocupación. -No entiendo, debería ser un monstruo que no diferencia entre aliados y enemigos. ¿Qué le está pasando? -pensó aún más confundida. Luego, Liz dirigió su mirada a la duquesa que estaba de pie en el mismo lugar, mirándolos pacientemente como si estuviera esperando algo.

-Rin -lo llamó seriamente, y Rin se asustó al escuchar la voz de su madre, mirándola con terror. -¿Qué crees que estás por hacer? Sé que puedes hablar, así que responde.

-¿Por qué tendría que responder a ti por eso? -se escuchó una voz seria, rota y llena de maldad. -Ahora que soy libre de tu control, podré no solo matarte, sino matar a todos para saciar mi hambre.

-¿Realmente crees que podrás hacerles daño? Solo eres un niño fuera de control, y me encargaré de ti ahora mismo. -De repente, la gravedad aumentó en el lugar donde estaba parado Rin, casi dejándolo gateando. A pesar de resistir, Liz aumentó el peso y forzó al monstruo a estar cara al piso, dejándolo inconsciente y volviendo a la normalidad. Suspiró aliviada y dijo: -Estuvo cerca, un poco más y sería un problema.

-¿Qué fue lo que pasó? ¿No se supone que la magia divina no te afecta?

-Fue por el cambio de mundo. Al cambiar de mundo y regresar, mi fuerza física, resistencia y magia se debilitaron, pero ahora volví a la normalidad.

-Ya veo. ¿Qué haremos con él? -Liz se puso de pie y se sacudió la ropa.

-Por ahora iremos a una cabaña en algún pueblo para iniciar el plan, pero lo más importante ahora mismo es encontrar a mi hija mayor.

-¿Ahora que ya no hay intervención nos vamos?

-¿A dónde creen que van ustedes? -dijo la deidad de la paz mientras se regeneraba de las letales heridas causadas por Rin. En ese momento, la reina, sin paciencia, invocó un río de sangre en toda la zona, y finas espinas atravesaron todo, causando dolor y una muerte rápida.

-Ahora sí, nos vamos.

Una semana después

Las dos estaban frente al actual rey del clan, quien estaba sentado en un lujoso trono.

-¿Dónde quedó el anterior?

-Lo tiré. Ese trono recordaba al clan de una mente oscura, y como tú ya no estabas en él, decidí desechar tus logros.

Lilith sonrió y se levantó, diciendo con un tono burlón: -Por lo menos yo sí había logrado cosas, a diferencia de ti, ladrón de oro.

Los ojos del rey del clan se llenaron de ira y miró fijamente a la duquesa. Liz invocó una lanza de sangre y la lanzó, clavándola en su hombro y al mismo tiempo en el trono.

El rey gritó de dolor y luego insultó a Liz. -Maldita perra de clase baja, ¿qué crees?

-No eres apto para saber quién soy, Lilith. Yo tomaré el mando desde ahora.

La duquesa, en señal de respeto y reconociendo que Liz era la princesa y heredera de los vampiros, se arrodilló y asintió. -Desde ahora en más, yo, Liz Dracul, y como heredera al trono de la raza de los vampiros, te reto a muerte.

-Dijiste Dracul, ¿verdad? La sangre azul de los vampiros está muerta. ¿Cómo podrás pelear cuando la fuente de sangre está seca?

Lilith se puso de pie, abrazó a Liz y le susurró al oído con un tono de consuelo: -La fuente se secó cuando fuiste sellada y debido al cambio en la cultura y costumbres del clan. No te preocupes, puedo encargarme de esto. Ahora que la fuente está seca, podrás vivir libremente con Rin.

El cazador negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora