Todo era un caos. Los cazadores que habíamos dado por muertos habían vuelto a la vida gracias al poder de la eternidad oscura, una entidad que amenazaba con destruir todo lo que existía. No quedaba nadie más que yo, mi marido, Rubi, el rin demoniaco y solo un par de elfos supervivientes.
Mi esposo estaba pálido y tembloroso. Lo miré y traté de bromear para aliviar la tensión.
-¿No eras tú el general más valiente y fuerte de todos? Ahora pareces una gallina asustada.
-¿Te parece momento de hacer chistes? Tenemos delante a la eternidad oscura, el enemigo más temible que jamás hemos enfrentado. No sé cómo...
-Debe ser el último recurso del... - De repente, una voz interrumpió nuestra conversación. Era un silbido agudo que entonaba una melodía nostálgica, una melodía que me hizo recordar algo de mi pasado. - Tartaro.
-¿Tartaro? ¿Quién es ese? - preguntó mi marido, confundido e intrigado.
-Cuando recién ascendí al trono de mi clan, hubo una guerra terrible. En ella conocí a Tartaro, un ser de pura oscuridad y maldad. Él acabó con la guerra con la excusa de que interfería con el nacimiento de su rey. Con solo apagar la vela de su lámpara, se transformó en un monstruo y aniquiló a los invasores en un instante.
-Es un placer verla de nuevo, duquesa Olimar - habló Tartaro desde detrás de nosotros, lo que nos hizo alejarnos rápidamente.
-¿Qué planes tienes ahora?-Pregunto la duquesa desconfiada y muy alerta de cualquier movimiento por parte de Tartaro
-No se preocupe esta vez he venido a ayudarlos, su majestad me ha ordenado acabar con la eternidad.
-Así que tu rey nació, ¿quién es?
-Su hijo, Rin Olimar, o más bien conocido como el cazador negro. Ahora, si no les importa, tengo que ir a jugar un rato - Tartaro desapareció y reapareció a unos metros de nosotros, frente a la eternidad oscura - Vaya, eres más grande de lo que esperaba - comentó con sarcasmo.
La eternidad oscura no respondió con palabras, sino con ataques furiosos. Lanzó puñetazos, pisotones, manotazos, intentando aplastar a Tartaro. Pero este esquivaba sus golpes con una agilidad sobrenatural, burlándose de su torpeza.
-Perdona, pero esta vez no estoy para juegos- dijo Tartaro, levantando la lámpara hasta la altura de su cabeza. Sopló, apagando la vela por completo. Entonces, algo increíble ocurrió. Tartaro y la eternidad oscura intercambiaron sus tamaños. El guardián de la oscuridad se hizo gigantesco, y la eternidad se encogió hasta quedar en su mano. - AHORA SÍ ME VOY A DIVERTIR- gritó Tartaro, apretando a la eternidad con ambas manos. Se oyó un crujido horrible, como si se rompieran huesos, músculos y tendones. La eternidad oscura soltó un enorme y fuerte grito de agonía, pero Tartaro no la dejó morir. La arrojó al suelo con fuerza, causando una grieta enorme.
-Se suponía que las eternidades eran las más fuertes de cada universo, de cada existencia. Pero solo son una broma- dijo Tartaro, volviendo a su forma original- He terminado.
Mientras tanto, con el equilibrio oscuro
-MALDITA SEA-grito con furia y desesperación- JAMAS PENSE QUE ESE SUJETO APARECERIA-siguió gritando- En ese caso tendré que encargarme yo mismo y si todo va bien podre de hacerme de un cuerpo más fuerte-abrió un portal y una vez que los cruzo termino apareciendo al frete de Tartaro, pero este no reacciono de ninguna manera
-¿No saludaras?
-Saludar a alguien tan inferior a su majestad es insultarlo, por lo que no, no te saludaré-expreso con desinterés y una pisca de odio- majestad está cerca- posteriormente el cielo se oscureció y una luna llena de color rojo se posiciono en la cima de este, luego golpes se escucharon
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El cazador negro
FantasyConvertido en piedra por su cruel rival, tras perder la batalla que selló el destino de su reino, un guerrero espera durante cuatro milenios el momento de su liberación. Cuando al fin recobra el movimiento, se encuentra con un mundo muy distinto al...