capitulo 52 T 3 (El juicio final) parte 3

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Al amanecer, Rin, el demonio, corrió al laboratorio de su madre. Sus cuernos, que antes parecían ser de materia oscura o algún espejismo creado por magia, ahora eran reales. El aire estaba cargado de una energía extraña y Rin podía sentir un cambio en su interior.

-¿Sabes lo que está pasando? - preguntó Rin, su voz temblaba ligeramente, reflejando su confusión. Su madre activó sus ojos, que brillaban con un resplandor sobrenatural. Buscó al otro Rin, pero no lo encontró. Suspiró, una expresión de resignación cruzó su rostro.

-Él ya no está, lo que significa que el cuerpo ahora es tuyo - dijo, su voz era suave pero firme.

-¿Quieres decir que murió? - preguntó Rin, su corazón latía con fuerza en su pecho.

-No, lo que quiero decir es que ha abandonado el cuerpo, pero no sé cómo. De alguna manera, algo lo liberó de mi control - miró a los ojos de su hijo y dijo en voz baja - Además, la magia de la oscuridad, junto con el manto y la autoridad, ya no están. Por lo tanto, experimentarás un cambio en el núcleo y podrás usar la magia que deberías tener, la magia de sangre.

EN EL REINO ESPIRITUAL

Después de dormir muchas horas, finalmente despertó, algo confuso y muy mareado. Se encontraba en un lugar desconocido, rodeado de una energía tranquila y pacífica.

-Supongo que ya no puedo usar el nombre de Rin Olimar, ¿verdad? - se sentó junto a la chica y dijo - Sobreviví al borrado gracias a la magia de los primarios, pero ahora, ¿quién soy?

-¿Dime qué eres? - preguntó la chica, su voz era suave y calmada.

-Un objeto mágico que fue creado ilegalmente por mi madre - respondió con sinceridad, a lo que ella negó con la cabeza - ¿Un cazador? - ella volvió a negarlo y dijo:

-Eres un ser vivo, uno que fue creado en las sombras, una grandiosa creación que fue creada para gobernar. Sí, eres un objeto mágico y un cazador, pero hace mucho tiempo que dejaste de ser ambas cosas. Te volveré a preguntar, ¿qué y quién eres?

-Cuando el segundo rey demonio me mató - respondió apenado.

-Aquí están todos los cazadores que alguna vez existieron, ¿quieres verlos?- preguntó felizmente. Rin aceptó e inmediatamente se pusieron de pie y caminaron entre los árboles. Después de una larga caminata, llegaron a una cabaña rodeada de espadas realmente grandes, más grandes que las mismas montañas. La cabaña, a pesar de ser pequeña, parecía ser lo contrario. Al entrar, Rin se dio cuenta de que estaba en lo cierto, ya que era millones de veces más grande por dentro. Adentro, frente a él, muchos cazadores estaban celebrando algo. La risa y la alegría llenaban el aire, y Rin pudo sentir una sensación de camaradería y unidad.

-Yo no debería estar aquí, les fallé - dijo Rin antes de salir y volver a donde estaban antes.

-Estás equivocado, cazador, no les fallaste, simplemente tuviste mala suerte - la voz de una chica muy conocida sonó detrás de él. Al darse la vuelta, vio a Liz. Al verla, no pudo evitar llorar, abrazarla y no parar de pedir perdón - No tienes por qué pedir perdón, amor mío.

-Otra vez pasó lo mismo, no pude protegerlos, no pude protegerte - dijo con una voz rota, una voz cansada.

-Te diré un secreto, aún no estoy muerta del todo. Si derrotas a la eternidad negra, podremos volver a la vida. Eso es lo que me dijo esa chica - se separó de ella y preguntó, ya algo más calmado:

-Confiaré en ella, ya que no tengo otra opción - dijo mientras volvía a la cabaña. Entró y vio a todos los cazadores mirándolo - ¿Me estaban esperando o qué? - preguntó.

-Bueno, hiciste un buen esfuerzo, no el mejor pero bastó - uno de los cazadores habló, y al acercarse a Rin lo reconoció, era el bastardo del fuego, la llama viviente - Por cierto, ¡¿Por qué DIABLOS DESTRUISTE EL TEMPLO?! - Preguntó enojado después de golpearlo - ¿Cómo lo arreglarás?

El cazador negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora