Durante su última expedición, Levi fue forzado a dejar a Elsie atrás, una cadete que se sacrificó a sí misma para salvarlo a él y su equipo. Ha sido devorado por la culpabilidad desde entonces.
Cuando la encuentra de nuevo, aun con vida contra todo...
Con la reunión de los soldados sobrevivientes, Elsie toma decisiones que alteran el rumbo de la historia de Paradis.
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En medio de las cenizas del campo de batalla, solo una preocupación llenaba la mente de Elsie.
En medio de las cenizas del campo de batalla, solo una preocupación llenaba la mente de Elsie. Damien no estaba con el escuadrón de Levi, y el resto del escuadrón de Hange había sido atrapado por la explosión. Era el único soldado desaparecido. Elsie fue a buscarlo, explorando desesperadamente cada rincón del vecindario que rodeaba el lugar donde la explosión los había alcanzado. ¿Hasta dónde lo habría arrojado la onda expansiva? Tenía que estar por allí en alguna parte. Las calles estaban repletas de escombros. Quizás yacía inconsciente después de haber sido golpeado por algún objeto arrastrado por la explosión.
Hange se habría unido a la búsqueda con gusto, pero como la oficial de mayor rango en el campo, tenía el deber de vigilar a Reiner. No podían permitir que se transformara nuevamente o escapara. Hange tomó la decisión de mantenerlo con vida el tiempo suficiente para que uno de ellos pudiera consumirlo, transfiriendo así sus poderes de titán a uno de los soldados heridos. Elsie esperaba encontrar a Damien, incluso si estaba al borde de la muerte, antes de que eso ocurriera. Si podían usar el suero de titán en él, no importaría cuán herido estuviera; se recuperaría y volvería a la normalidad.
Moblit ya no estaba. Aún debía comprobar el estado de los soldados al otro lado de la muralla y no tenía idea de qué había sucedido con Levi, Tania y Erwin. Su ciudad natal se había convertido en un cementerio una vez más. No podía permitirse perder a Damien. No ahora.
Cuando Elsie vio una bota, pensó que sus ojos solo la estaban engañando otra vez. Toda sombra parecía convertirse en algo que se parecía a su uniforme. Estaba tan desesperada por encontrar a su amigo, que su mente ya exhausta seguía engañándola. Parpadeó dos veces, tratando de enfocarse en la imagen.
Y eso era. La bota de un uniforme, emergiendo debajo de una pila de escombros amontonados contra una casa.
Elsie tuvo que abstenerse de tirar todos esos escombros tan rápido como podía. Fuese Damien o no, tenía que ser cuidadosa y asegurarse de remover los escombros de forma que no corriera el riesgo de poner más en peligro el cuerpo que estaba debajo. Así que trabajó en la pila con paciencia y cuidado, removiendo las piezas rotas de la ciudad del cuerpo de su compañero.
Era él. Damien.
Había sangre en su rostro y el torcimiento de su pierna derecha sugería que estaba rota. Elsie contuvo el aliento hasta que vio su pecho moverse débilmente. Estaba respirando.
Rápidamente revisó sus signos vitales y sus heridas. El pulso no era tan fuerte como habría sido normalmente, pero sus latidos todavía no eran preocupantes. Su respiración era regular. Al parecer, su única herida era la pierna rota, una par de costillas rotas y un corte en la frente. Ya que los cortes en la cabeza siempre dejaban salir mucha sangre, al principio pensó que la herida sería mucho peor de lo que realmente era. Fue muy suertudo; la forma en que los escombros lo aplastaron no provocó daños internos.