XIII

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Hace dos horas que se llevaron a Madeline a hacerle mil tipos de pruebas distintas de las que ya no recuerdo ni la mitad de los nombres ni para qué servían, y yo solo sé que se me está cuadrando el trasero aquí sentado en la silla más ortopédica que he visto jamás en una  sala de espera.

Emma está a mi lado jugando con Calum haciéndose fotos tontas para tenerla distraída, aunque si pensamos en caras tontas, la de Calum de por sí debería de bastar. Su madre se ha tomado ya dos tilas para intentar relajarse aunque estas parecen no hacerle efecto alguno, ya que tanto a ella como a mí nos va a dar una seria taquicardia como sigamos esperando en estos pasillos abarrotados.

—Pueden pasar a verla, pero por favor, no la forcéis a recordar nada por el momento, ni hacedle muchas preguntas seguidas, porque podría crearle ansiedad en el estado en el que está —el médico nos da las instrucciones y tras esto, se marcha por el largo pasillo para atender a cualquier otro paciente.

Su madre entra primero —como era de esperar —y yo decido quedarme con Emma para darle un descanso a Calum.

Lo que más me frustra de esta situación, es que no dejarán que Emma vea a su hermana por el momento, ya que al ser tan pequeña podría irse de la lengua y decirle algo de su pasado; un pasado que Madeline no recuerda, un pasado en el que Emma se encuentra perdida entre esos recuerdos olvidados.

Amnesia [l.r.h.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora