[4]

3.2K 272 6
                                    

El humo sale del edificio, busco por los escombros sin éxito a mi mujer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El humo sale del edificio, busco por los escombros sin éxito a mi mujer. Rick mueve varias rocas con ayuda de Gauna.

— ¡Mayida! — Grito entrando por el subterráneo.

— ¡Alex! — La voz de Mayida se escucha por el subterráneo y guardo mi arma corriendo por los callejones.

— ¡Mayida! — Grito nuevamente nuevamente y ahí está, cubierta de polvo con su ropa algo rota.

Me quito la chaqueta de la FEMF para correr hacia ella y cubrirla tomándola de las mejillas. — ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? — Susurro en sus labios mirándola a los ojos.

Sus ojos se llenan de lágrimas al igual que los míos, temía tanto perderla, no volver a verla después de ese día en la cena sabiendo que terminamos mal o que podría morir el amor de mi vida.

— Te amo tanto, perdóname por decirte esas estupideces. Te amo Mayida. No sabes cuanto lo hago. — La beso y me corresponde sintiendo sus lágrimas saladas.

— Pensé que no volvería a verte, me desangra Alex. — Susurra y bajo la mirada a su vientre el cual tiene clavado un cristal.

— No. No. — Rompo parte de mi ropa para cubrir la herida, me las ingenio para cargarla cuando la siento más pesada.

— ¡Alex! — Rick baja corriendo y nos mira unos segundos para abrir el paso.

— No me dejes sola. — Mayida habla en mi oído y subo las escaleras con ella en brazos.

Siento un suspiro y su cabeza se va hacia atrás, entro en pánico caminando más rápido a la ambulancia, Gauna se acerca y le toma el pulso.

— Sigue con vida. — Golpea la puerta de la ambulancia y las mismas se abren para recibir a Mayida.

Veo mi ropa cubierta de sangre para después verla a ella, su piel pálida, sus mejillas sin color, sus ojos cerrados.

Me giro con las manos llenas de sangre, alzo la cabeza y todos hacen un saludo militar encontrando a mi padre mirándome con disgusto.

Le hago el saludo militar y solo me palmea el hombro para acercarse a la ambulancia dónde se encuentra mi Amazona.

— ¿Estás bien? — Rick se acerca a mi con un paño húmedo y me lo pasa para que limpie mis manos.

— Casi la pierdo Rick. Casi pierdo al sentido de mi vida sin saberlo. — Aprieto los puños. — No tienes idea el pánico que sentí de no volverla a ver y decirle cuanto la amo y necesito en mi vida. — Me recargo en la pared buscando tranquilizar mi corazón.

— Se va a recuperar Alex pero al menos deja que sea más grande, le doblas la edad. — Susurra — Además de que supongo que es tu hermana. — Se fija de que nadie lo escuche.

Suelto una risa nasal y me encogí de hombros con ironía. Rick no sabe la verdad, en realidad nadie la sabe además de mis padres, Recce y Mayida.

— No puedo perderla. Siento que me volvería loco después de estos dos días sin saberlo. La noche será larga más cuando mi padre me amenazo con exiliarme si venía para acá.

AmazonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora