El humo sale del edificio, busco por los escombros sin éxito a mi mujer. Rick mueve varias rocas con ayuda de Gauna.
— ¡Mayida! — Grito entrando por el subterráneo.
— ¡Alex! — La voz de Mayida se escucha por el subterráneo y guardo mi arma corriendo por los callejones.
— ¡Mayida! — Grito nuevamente nuevamente y ahí está, cubierta de polvo con su ropa algo rota.
Me quito la chaqueta de la FEMF para correr hacia ella y cubrirla tomándola de las mejillas. — ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? — Susurro en sus labios mirándola a los ojos.
Sus ojos se llenan de lágrimas al igual que los míos, temía tanto perderla, no volver a verla después de ese día en la cena sabiendo que terminamos mal o que podría morir el amor de mi vida.
— Te amo tanto, perdóname por decirte esas estupideces. Te amo Mayida. No sabes cuanto lo hago. — La beso y me corresponde sintiendo sus lágrimas saladas.
— Pensé que no volvería a verte, me desangra Alex. — Susurra y bajo la mirada a su vientre el cual tiene clavado un cristal.
— No. No. — Rompo parte de mi ropa para cubrir la herida, me las ingenio para cargarla cuando la siento más pesada.
— ¡Alex! — Rick baja corriendo y nos mira unos segundos para abrir el paso.
— No me dejes sola. — Mayida habla en mi oído y subo las escaleras con ella en brazos.
Siento un suspiro y su cabeza se va hacia atrás, entro en pánico caminando más rápido a la ambulancia, Gauna se acerca y le toma el pulso.
— Sigue con vida. — Golpea la puerta de la ambulancia y las mismas se abren para recibir a Mayida.
Veo mi ropa cubierta de sangre para después verla a ella, su piel pálida, sus mejillas sin color, sus ojos cerrados.
Me giro con las manos llenas de sangre, alzo la cabeza y todos hacen un saludo militar encontrando a mi padre mirándome con disgusto.
Le hago el saludo militar y solo me palmea el hombro para acercarse a la ambulancia dónde se encuentra mi Amazona.
— ¿Estás bien? — Rick se acerca a mi con un paño húmedo y me lo pasa para que limpie mis manos.
— Casi la pierdo Rick. Casi pierdo al sentido de mi vida sin saberlo. — Aprieto los puños. — No tienes idea el pánico que sentí de no volverla a ver y decirle cuanto la amo y necesito en mi vida. — Me recargo en la pared buscando tranquilizar mi corazón.
— Se va a recuperar Alex pero al menos deja que sea más grande, le doblas la edad. — Susurra — Además de que supongo que es tu hermana. — Se fija de que nadie lo escuche.
Suelto una risa nasal y me encogí de hombros con ironía. Rick no sabe la verdad, en realidad nadie la sabe además de mis padres, Recce y Mayida.
— No puedo perderla. Siento que me volvería loco después de estos dos días sin saberlo. La noche será larga más cuando mi padre me amenazo con exiliarme si venía para acá.