Me muevo algo incomoda pero con el calor subiendo por mi cuerpo, la mano de Alex se estrella contra mi pierna haciéndome soltar un quejido.
— No te muevas Mayida.
— Pero necesito...necesito moverme, no puedo resistir más Alex. — Volteo a verlo suplicante pero niega acercándose a mi oído.
— Dije que estas castigada. — Huele mi cuello para después darle una mordida haciéndome gemir — Estoy haciendo las invitaciones no me distraigas.
— Pero yo quería hacerlas. — Susurro mordiendo mi labio para no soltar un gemido. Mis mejillas las siento calientes y suspiro tratando de tranquilizarme pero la tentación me gana moviéndome de nuevo.
La mano de Alex se estrella en parte de mi trasero y muslos — Dije que no te muevas Mayida. Debes mantener mi verga caliente hasta que termine y te incline en mi escritorio para bombear ese coño dejándolo tan lleno hasta que escurras cuando camines. — Su mano sube a mi cuello apretando de forma leve pero sabrosa haciéndome gemir.
— Pero quiero... — Me corrijo — No puedes tener tu erección dentro de mi y no moverte. — Suelto un quejido cuando sube de golpe dándome una embestida. — ¡Joder!
— Ya haz visto que si puedo. — Su vista regresa a la computadora quitando su mano de mi cuello y abrazarme por la cadera masajeando mi clitoris con su dedo haciéndome soltar varios gemidos. — Silenció Mayida o me voy a detener. — Su voz se vuelve dura y me cubro la boca con prisa — No. No. No te cubras, muerde tu labio Amazona. Muerdelos y pon tus manos en el escritorio.
Acato su orden mordiendo mi labio y retorciéndome con su toque, su polla sigue muy dentro de mi que siento como mi vagina quiere apretarlo. Sus dedos se vuelven más hábiles y gimo cuando toca justo dónde su polla está metida.
— ¡Umh! — Muerdo mi labio cerrando los ojos con más fuerza.
— ¡Alex. Mayida! — La voz de mi abuelo suena del otro lado de la puerta. Miro a Alex con pánico y ambos nos levantamos para acomodar nuestra ropa. Me acerco a la puerta.
— Abuelo — Susurro dándole una leve sonrisa.
— Espero lavaras tus manos y boca. No voy a tocarte si hueles a ese bastardo Mayida. — Señala a Alex y aprieto los labios aguantando una sonrisa para ir al baño.