— ¿Cómo está? — La voz de mi esposo suena atravez del teléfono.
— Tiene odio por su embarazo. No lo disfruta y quien lo haría en cautiverio pero estamos cuidando bien de ella. — Me enocojo de hombros. — Cuando la ponemos a dormir hablo con el bebé y resulta que se mueve. Me reconoce.
— ¿No es raro? Ya sabes, tocar el vientre de otra mujer sabiendo...
— Al principio lo era luego lo tomé un vientre de alquiler y se me pasó un poco la molestia. Terminé de tirar la leche y con eso se que estamos a pocos días del nacimiento. Va a parir en el hospital como cualquier persona sin embargo le daremos la suma que acordamos ya sabes. Por los servicios prestados.
— Eso es cruel. — La risilla de Alex me hace sonreír — Revisé el Mortal Cage como me pediste todo en orden. Muchos de la Bratva han venido para arreglar sus diferencias ya sabes.
— Que los lancen a las alcantarillas. — Bufo.
— Sabes que no podemos esposa.
— Ya lo sé... — Juego con mi cabello con una sonrisa apartando la mirada de las cámaras para inclinarme un poco en mi silla. — ¿Me extrañas esposo?
— No tienes idea cuanto lo hago. — Suspira.
— ¿Que tienes mi amor? — Susurro.
— Tengo la verga dura. Después de nuestra luna de miel no ha bajado. Necesita sentir tu coño apretando.
Cruzo las piernas con una leve sonrisa, muerdo mi labio soltando un suspiro de exitación.
— Pronto... estamos a unos días de que comience a dar a luz. Vendrás. ¿Verdad?
— Claro que lo haré. Es nuestro hijo quien nace.
— Mi hermano. — me burlo.
— Unos detalles menores. — Lo escucho reír.
— ¡AHH! — Me incorporo para ver las cámaras por el grito de Sara. Sostiene su vientre seguido de apretar nuevamente la mandíbula.
— Alex. Sara se puso de parto.
— ¿Qué? Pero aún falta.
— Te tengo que colgar. — Cuelgo la llamada y le hago una seña a los guardias y enfermeras para moverla.