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— ¿Cómo sabe dónde vivimos? — Me abrazo a mi misma sintiendo los brazos de mi abuela a mi alrededor tratando de tranquilizarme

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— ¿Cómo sabe dónde vivimos? — Me abrazo a mi misma sintiendo los brazos de mi abuela a mi alrededor tratando de tranquilizarme.

— No lo sé. Pero esta mierda no tocará tu cuello Mayida. Voy a destruir esta basura italiana. — Alex intenta romper la jadeita siendo detenido por mi abuelo.

— No lo hagas. Piensa con la cabeza fría Alex, no queremos una guerra inesesaria por una joya. Se va a examinar en busca de rastreadores después irá al joyero.

— Papá ¿te estás escuchando? — Thomas lo mira incrédulo pero Recce interviene.

— Basta. Es mejor así, nuestra prioridad ahora es proteger a Mayida. Christopher no está en mucho peligro ya que si le quisiera hacer daño lo hubiera hecho al menos intentado. Su obsesión enfermiza con ella no sé de dónde diablos ha salido. Siempre se ha mentido oculta hasta hace poco.

Trago saliva, mis manos comienzan a temblar de solo recordar mi antigua misión a mis diecisiete años. Algo salió mal que solo pudo ver mis ojos pero fue suficiente para que comenzara a perseguirme por un año completo por toda Italia.

— No pude salir de Italia por un año completo. Tuve un operativo y Braulio estaba ahí cosa que no debía ser así. Nos traicionaron y eso basto para que me descubriera creando un desastre hasta que me tope con la Bratva.

Juego con mis dedos y solo siento como Regina aprieta mis hombros tratando de reconfortarme. — El Boss también me encontró solo que me dejó ir sin razón alguna. Me ayudó a reunirme con Elijah en secreto.

— ¿Por qué no me lo habías dicho? — Más que dolido Alex suena furioso.

— Alex. Era un operativo encubierto más que nada reconocimiento que no saldría nunca a la luz. Elijah me trato de sacar de ahí y cuando por fin lo logro fue cuando descubrí que la Bratva estuvo detrás de mi escape.

— No eras ministro, no eras nada de Mayida como para informar algo como eso. Ella fue la que decidió olvidar lo sucedido sabiendo que pronto la asignariamos a otro lugar.

— Fue por mi bienestar que pedí esa confidencialidad Alex. Regina estuvo de acuerdo tú estabas en Londres. — Trato de tomar sus manos pero se aparta como si fuera a quemarse rompiendo mi corazón.

— ¿Y que hay de mi? Si te hubiera sucedido algo. — Pasa las manos por su cabello. — Joder no quiero ni pensar en eso. No puedo creerlo. — Se ríe — Mayida si esto no hubiera llegado a la casa — Me agita la jadeita en sus manos — ¡Nunca sabría de esta mierda! Pensé que te seguía por mi culpa. Pensé que...

— Alex. — Regina lo detiene en seco.

Un llanto se escucha por el monitor y Thomas se pone de pie soltando un suspiro lastimero. — Yo iré. — Desaparece de nuestra vista y todos permanecemos en silencio hasta que el llanto de Christopher ceza cuando escuchamos como Thomas entra a la habitación.

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