Chuuya acaba de despertar, eran aproximadamente las 8 de la mañana, sentía su cuerpo pesado y a pesar de haber dormido se sentía inmensamente cansado.
— ¡Buenos días Chuuya!
— ¡CIERRA EL CULO!
El pelirrojo solamente pudo darse la vuelta y tapar su rostro con la almohada, había olvidado lo horrible que era escuchar a Dazai al despertar. Al ver hacia la puerta le sorprendió verlo con un plato de desayuno en las manos.
—¿Y ahora qué mosquito te picó? Nunca hiciste esto durante nuestra adolescencia.
Recibió la bandeja con su desayuno y le miró extrañado, realmente estaba sorprendido, nunca había hecho algo así por él. El castaño solo sonrió y canturreo un "No se" para luego dirigirse al vestidor del más bajo para buscar su ropa, cuando salió con las prendas casuales de el dueño.
—Eso.. Eso ya no me queda.
Apartó la mirada y bajó la cabeza para seguir desayunando, Dazai solamente se quedó mirándolo y se disculpó para luego buscar otro tipo de ropa, si de por sí ya usaba ropa pequeña, ahora tendrían que buscar ropa de niño. Buscó y buscó ropa por todo el armario hasta llegar al fondo del clóset, ahí encontró ropa de su época de quince años, la sacó e inconscientemente sonrió al recordar tan bellos momentos con el pelirrojo; su forma de vestir en ese tiempo era muy cool, era como rebelde y la ahora es más formal, costosa y sobretodo elegante.
— Salgamos para despejar tu mente, el estar encerrado te debe traer fatal.
Su tono de voz era distinto, podía distinguir un poco de amabilidad en ella. Extendió sus manos para ayudar al pelirrojo a levantarse, este último aunque se confundió por la acción del castaño aceptó y sonrió.
Dazai ofreció su brazo y Chuuya lo tomó, se sentía realmente bien. Al salir de la habitación se sintió patético y lo soltó para luego empujarlo, comenzó a caminar más rápido y solo se fue molesto. Como Chuuya ya no manejaba, Dazai decidió tomar ese puesto, claro, se saltaba todos los topes haciendo que el auto prácticamente volara.
— ¡ESPÉRATE QUE NO ESTAMOS EN YNA PERSECUCIÓN!
— HAY QUE SER TORERO.. AHHHH
En el último bache que se saltaron el auto saltó con un impulso impresionante, si no fuera por la gravedad de Chuuya el auto ya hubiera explotado con ellos dentro. Estaban a una distancia como de tres metros del suelo, Dazai bajó primero algo mareado y Chuuya se quedó sentado en el asiento con la puerta abierta.
— En mi vida te vuelvo a prestar mi camioneta.
Una vez que la camioneta estuvo en el suelo la empujó hasta estacionarla en un hueco, era mejor caminar. Chuuya se sintió débil por un segundo por lo que sus piernas fallaron y cayeron, esto fue interrumpido ya que Dazai pasó su brazo por el abdomen de Chuuya para evitar que cayera.
— Vamos a sentarnos.
Ambos se sentaron en una banca, aún era muy temprano por la mañana y el pelirrojo ya había comenzado a vomitar flores. Se quedaron en silencio un buen rato pero no era incómodo, al contrario, se sentía.. bien.
Darle una segunda oportunidad a alguien es darle una segunda bala porque la primera no te mató.
Dazai limpió sus labios y cuando iba a acercarse Chuuya lo empujó un poco. Por alguna razón se sintió amenazado, sintió como si no debería dejarlo amarlo.. como si lo besara fuera a morir. No entendía el nuevo trato del castaño hacia el, por un lado se sentía bien ya que si el lo comenzaba a amar podría sanar.
Hicieron contacto visual y enseguida Dazai apartó la mirada.. la mirada de Chuuya le estaba gritando por todos lados que lo salvara.
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