Capítulo 6🌻

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Capítulo 6…

…Narra Pablo…

       Había hecho un <<Stop>> al amor. En relaciones pasadas no me había ido bien. Podía decir que no sentía nada por nadie, pienso que el ser humano es el ser más asqueroso y desagradable que existe en la tierra. Quizás los marcianos fueran mejores que muchos que habitan este planeta, sin embargo, Victoria me hacía sentir raro, pero no lo suficiente como para decir que me atrae.

Abrí un libro de poesía que Mari me entregó para que lo restaurara como si yo fuera bueno en esto. Las páginas estaban despegadas y desordenadas, sus puntas estaban rotas y tenían mordidas marcadas por alguna polilla, tal vez. La caratula tenía un poco de polvo, pero estaba bien cuidada. Tomé un pañuelo húmedo y limpié con extremo cuidado la portada dura como roble. Luego le hice algo a la suciedad en sus hojas.

Mi madre interrumpió mi tranquilidad. Se sentó en mi cama que estaba un poco distante de mi escritorio. Ella me observaba en silencio, le parecía extraño que su hijo arreglara un libro, cuando solo sabe destruir todo lo que está a su alrededor.

—¿Estás bien? — preguntó extrañada, aunque sabe que me molesta que lo hagan cuando realizo algo inusual.

—Sí, Carolinita.

—No es normal verte así…— dejó inconclusa su idea.

No le observaba, pero apuesto que se muere por preguntar muchas cosas.

— ¿Verme cómo? ¿Pasivo? ¿Arreglando y no destruyendo? — me di vuelta y le observé atento.

Quizás en su cabeza creaba una pregunta o algo que no llegara a molestarme.

—Me alegro que estés así. Me gusta verte así.

—Me obligas a ir a terapia, incluso llamas a la doctora para saber si voy o no— hice una pausa y me volví al libro—. No pelearé contigo, te quiero tanto como para hacerlo.

Amo a mi madre, pero varias veces la lastimé con mis problemas de irá. Nuestro pasado no fue bonito, no se nada sobre ser decente. Ella en todo esto fue la persona que más sufrió y yo solo soy la secuela de algo que no fue su culpa. Mi sueño es hacer que ella y mi hermano no necesiten trabajar, ser yo quien le de todo, aunque muera intentándolo.

Ella se levantó de la cama, me besó la frente y se fue de mi habitación evitando hacer ruido. Luego de verle irse, me sentí como un monstruo, alguien tan sucio y despreciable. Lo más triste es que era algo que no podía evitar. No soy lo suficientemente valiente como para pedir perdón.

Me puse los audífonos, necesitaba hacerlo y así me iba a motivar. Tomé las páginas del libro, las iba acomodando en orden. Coloqué pegamento una por una para pegarlas.

Iban pasando las horas. Mi vista estaba nublada porque ya sentía que mis espejuelos no funcionaban, prácticamente no veía nada. Era hora de reposar un rato. Pegué mi espalda a la silla giratoria, acariciaba mi sien y mi pelo todo alborotado. No había cenado, ya mi estómago se estaba quejando por eso. No había observado la hora, eran solo las doce de la noche y mañana tenía escuela. Fui a la nevera, tomé helado y un pedazo de tarta que hizo mi madre.

Puse una película en mi computadora, sabía que eso haría que no me fuera a la cama. En la mañana seré un zombie, ojeroso, lento y medio dormido. Honestamente, yo solo quiero mi título de bachiller porque no entraré en la universidad. Pienso en trabajar y hacer mi propio dinero. Siento que todos estarán en desacuerdo, pero no puedo ir en contra de mis deseos. Quiero trabajar, aprender de joven para que en un futuro mis hijos estudien sin preocupaciones. Darles a ellos la vida que mi madre se esfuerza sola en darnos. No es justo que yo no la ayude. No puedo abrazarla, pedir perdón o decirle que la quiero, pero, honestamente sé que siento tanto por ella como por mi hermano.

El helado bajaba y el dulce que había tomado para acompañarlo también, pero complacido no estaba. Aun mi estómago rugía, necesitaba algo mas y debía tomarlo con cuidado. Dejar limpia la cocina porque mi madre me prohíbe comer a estas horas de la noche.

Dejé todo limpio después de manosear las sobras del filete que mi hermano no quiso comer. Me acosté en la cama con la barriga más grande que una embarazada. Eso mañana traería consecuencias, mi madre me matará por eso, pero dormiré con el estómago lleno.

Efectivamente, tenía que correr cuando me daban dolores de estómago. Prácticamente eso de parecer embarazada no fue solo por el tamaño de la barriga.

— ¿Cómo es posible que pasara esto?—preguntó mi madre detrás de mí mientras daba lo poco que tenía en el estómago—. Si tú alimentas bien ¿Qué te habrá caído mal?

—No sé, quizás este embarazado.

—Gracioso— bufó haciendo una leve mueca con su boca.

—Mmm, creo que no debería ir a la escuela. Tengo miedo de no aguantar y vomitar el salón.

No mentía, en el estomago tenía una lavadora. Me observé en el espejo inmenso que tenía mi mamá en el baño. Me veo sexy hasta arrodillado delante del retrete con rostro pálido, el pelo sudado y los labios como papel.

Sentí una mano no tan pequeña posarse en mi espalda. Mi hermano en la otra mano llevaba un vaso plástico naranja.

—¿Qué es Max?— pregunté al chico rubio que me miraba alegre.

—Es agua con sal. La maestra le comentaba a otra que era muy buena para los vómitos, quizás así te sientas mejor.

Me lo pensé dos veces, no me gusta mucho lo salado, pero no podía decirle que no a un niño de diez años. Conté hasta tres y tomé de poco en poco. Le sonreí al niño después de terminar y él se retiró a guardar el vaso. Mi madre miraba la hora preocupada. Debía dejar a Max a tiempo y llegar a la reunión de su trabajo.

—Descuida, si me siento mal llamo a alguien para que me acompañe al hospital.

—Puedes deshidratarte — afirmó ella abriendo los ojos—. No puedo dejarte así, además no sabes cocinar muy bien.

—Madre, en lo menos que pienso es en comer. Avisa a la escuela y yo me acostaré a descansar. Quizás más tarde me sienta mejor.

Logré convencerla para que me dejara solo, no puedo ser la causa de su despido, además, soy el culpable de este malestar de estómago. Me puse los audífonos y fui para mi cama, mis pesadillas bailaran al compás de Imagine Dragons.

…Narra Victoria…

Esperaba junto a Camilo por Pablo, no era normal que llegara tarde. Nos rendimos y fuimos juntos por los pasillos de la escuela.

— ¿Por qué esperabas conmigo a Pablo? Nunca lo habías hecho.

Buena pregunta ¿Por qué lo hacía? No es que no me importe Pablo, pero no era normal que quisiera esperarlo, quería saludarlo antes de irme a clases.

—No sé, quizás me aburre hacer la misma rutina— solté con normalidad.

—Bueno, no importa—me dijo sonriendo ampliamente y sus ojos desaparecieron producto a que de por sí él es medio chinito—. ¿Qué harás el sábado?

—Tengo que ir a la biblioteca, estoy haciendo una ayudantía ahí.

—¿Tú también?. Me he dado cuenta que los sábados no tengo a nadie.

—Únete, es entretenido—dije.

Sé que le gusta leer, pero esa actividad no va con él.

…Nota de la autora…❤️

Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.❤️❤️

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