Capítulo 1…
¿Cómo alguien puede quererme si solo veo defectos en mí? ¿Por qué no lo haría él?. El espejo refleja cada cosa que hace que odie tanto mi figura. También es el secreto que nadie sabe. Honestamente, hago que todos piensen que soy segura y que no me afectan sus comentarios. Es todo lo contrario.
Mi estatura es de un metro cincuenta, mis senos se escoden y mis nalgas que puedo decir. Mi cabello es corto, acto del cual aún me arrepiento. No me sé hacer cosas lindas con el maquillaje. Todavía hay personas que en la calle me dicen piropos o me mienten sobre que soy linda. ¿Qué pasa si no me siento así?
Suspiré antes de dejar de observar mi reflejo. En cualquier momento iba a llorar y no era el objetivo. La incomodidad de los ojos hinchados es horrible y nada peor que responder las preguntas de tu hermana mayor porque tus padres trabajan desde temprano.
—¿Qué tanto te miras? Vas a llegar tarde— preguntó sin ni siquiera llamar a la puerta.
—¿No tienes modales?—dije sin mirarla—. Nunca he pasado a tu habitación sin tocar la puerta.
—Bueno, se supone que te vistes para la escuela y no te masturbas ¿Por qué debería pedir permiso en mi casa?
—Because este es mi espacio personal y, aunque sea nuestra casa tienes que respetar el espacio de una jovencita.
Hizo una mueca en su rostro perfecto. Su cuerpo excelente estaba pegado al marco de mi puerta. Lucía un lindo traje de enfermera nuevo y su largo cabello castaño recogido. Me recordaba que fue mi decisión cortarme el cabello largo que ella me obligaba tener y ahora me arrepiento. Aún seguía sin mirarle de frente, pero le observaba desde el espejo.
—Victoria— llamó sin perder su posición—. Espero que desayunes para fregar y no dejar regueros.
—Sofía, yo friego lo que voy a usar. Puedes irte, gracias.
Sentí un portazo y un alivio inmenso. Mi hermana me había dejado sola.
Tomé a disfrutar de unas tostadas con mantequilla y leche con chocolate. Algún que otro trocito de fruta y empanadas. Limpié las migajas de pan en mi uniforme y repetí el cepillado de mis dientes.
El clima estaba frío y algo seco. Las hojas de los arboles mostraban las cercanías del otoño. En la parada de autobús solo había una señora con su chihuahua y un emo lleno de aretes con una guitarra en la espalda. Me senté lejos de ellos, quería evitar muchas cosas.
En una bicicleta vi pasar a Pablo, el amigo de mi mejor amigo. El chico nunca había cruzado palabra conmigo o muy pocas veces. Su pelo era largo, se notaba que no suele peinarse. Usaba unos espejuelos negros y las fracciones de su cara eran preciosas. No sabía mucho de él, solo tenía teorías sobre su personalidad. El típico otaku, cero deportes y posiblemente nunca haya tenido novia.
Quité mi mirada de acosadora cuando dobló la esquina y seguí esperando que llegara el autobús escolar. Caminar tres kilómetros no es bonito. El chico emo jugaba con su chicle, eso provocó un poco de repugnancia. La señora me sonreía y yo le devolví el gesto.
—¿Qué edad tienes?—sacó a tema.
—Tengo diecisiete—respondí atenta.
No iba a hacerle un feo a una persona que tiene el triple de mi edad.
—Pareces más niñita. Me asombró que estuvieras en bachiller.
—Todos dicen eso—bajé la mirada apenada.
Me decían que parecía una niñita y me daba algo de vergüenza.
—Pero estoy a punto de cumplir dieciocho.
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No hay diferencias en el amor©️ [Completo]✔️
DragosteLa historia de dos chicos que creían ser diferentes, pero juntos eran la pareja ideal, la pieza que necesitaba el rompecabezas de sus vidas. Romance y enseñanzas de vidas, pero ¿Tendrá está historia un final feliz?