Capítulo 11🌺

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Capítulo 11:

…Narra la autora…

    Victoria se preparaba como cada mañana entre semana para otro simple día en su “Miserable vida”. Aunque, sentía que comenzaba a sonar bonito, más ahora que hay un chico nuevo. Creía que Pablo era ese amor que llega a nuestras vidas para marcar la diferencia, pero, ni siquiera la autora del libro se siente segura de eso.

Clavó sus ojos al espejo porque en el reflejo se veía a su madre desde la puerta observándole. Se acercó a su hija, logrando que la chica se llenara de miedo. ¿Cómo puede ser posible ese suceso? Tener miedo de tu propia madre o de lo que ella sea capaz.

—Te ves muy linda hoy— dijo besándole la frente—. No puedes negar ser hija mía.

—Creo que heredé tu belleza—habló bajito. Hoy no era un día para discusiones.

—Cuéntame de tus días, hace mucho tiempo no tenemos una charla madre e hija— mintió, nunca se había preocupado.

—Pues no hay nada interesante—increíble cómo le mentía a su madre, pero mentalmente no estaba bien y temía que sucediera lo peor—. ¿Tienes trabajo hoy?— desvió la conversación, el ambiente con su madre es tenso.

—No, me he tomado el día libre.

—Qué bueno. Espero que descanses lo suficiente para que mañana vayas con todas tus fuerzas.

— Eso haré, querida hija. Deberías irte, no quiero quejas de que llegaste tarde.

...

Después de cinco minutos incomodos, no tuvo tiempo de comer su desayuno. Esperaba paciente en la parada del bus, mientras su estómago pedía a gritos alimento. Pablo como cada mañana pasaba por esa calle, pero hoy la vio ahí sentada.

—¿Quieres un adelanto?— preguntó el chico con una linda sonrisa en su rostro.

—Espero no ser una molestia— ella sonrió inconscientemente. Ya su cuerpo reaccionaba de manera diferente cuando él estaba cerca.

—No lo eres, ni siquiera tienes mucho peso.

<< ¿Qué es esto?>> pensó ella, ya no solo eran sus sentimientos, sino que ella sentía algo mutuo. Creía no ser la única que siente esto, tal vez hay una profunda química entre ellos o solo es su imaginación.

Se sentó justo delante de él, sintiendo el calor de su cuerpo. Esta vez sus manos no estaban tan enfermas, solo estaban las viejas cicatrices. Pablo echó andar su bicicleta y el aire hacía que el cabello de Victoria acariciara su rostro. 

Ella se moría por estar aún más cerca de el chico porque su mayor defecto era ilusionarse muy rápido. Todo había comenzado por una simple atracción, causando que su mente idealizara mucho sobre él. Pablo por su lado solo pensaba que ella era amable. No era normal que ella fuera así con él, nunca antes lo había sido.

Camilo les esperaba en la entrada del colegio. Su uniforme siempre lucía impecable, parecía un niño nerd de las típicas películas americanas. Sujetaba fuerte su mochila y apretaba sus labios. Victoria bajó de la bicicleta, aun Pablo tenía que llevarla hasta el parqueo.

—Veo que te unes mucho a él— susurró discretamente— .Sé que es difícil, pero son tus sentimientos los que están en riesgos.

—Es inevitable, jodidamente nos llevamos fenomenal. Siento que hay una extraña química entre nosotros— confesó ella mirando a su mejor amigo como una niñita.

—Puede existir una química inmensa y ser él la única persona que no pase por tu vida. A veces los sentimientos son más débiles que los pensamientos, recuerda que eso puede hacerte vulnerable.

—Tienes razón— no le quedó de otra que aceptar que su amigo tenía razón.

El amor a veces es injusto. Nosotros sabemos cómo es el monstruo y aun así, nos colocamos una venda porque no queremos ver. Aunque su mejor amigo le advertía, Victoria aun creía que por amor Pablo iba a lograr hacer un intento por ella. No quería rendirse, ella soñaba con su amor como en los libros de wattpad.

Pablo venía acercándose a ellos con la sonrisa más jodida y hermosa que un ser humano te puede regalar. Quería decirle que le gustaba mucho, pero sería algo con poca lógica. << ¿Cómo puede gustarte alguien en tan poco tiempo?>> Pasaba por su cabeza miles de veces, pero eso es lo extraño del amor. Después de una ruptura amorosa, le entregamos el corazón a quien nos hace sentir seguros. Buscamos rellenar el vacío que tenemos dentro con ese “amor”.

—¿Nos vamos?—dijo Pablo observando a Victoria con una sonrisa.

—Claro— dijo Camilo. Ella iba delante mientras ellos hablaban detrás a unos pasos.

Victoria apresuró su velocidad, buscaba alejarse de ellos dos. En su cuerpo, bien adentro, tenía una rumba que provocaba que ella quisiera correr. Su corazón estaba agitado, pequeños temblores le recorrían el cuerpo y sus manos sudaban sin control.

Su salón estaba vacío, perfecta oportunidad para escuchar música y olvidarse del mundo. Sus planes fueron salvajemente destruidos. Pablo entró corriendo y se sentó a su lado. Aun llevaba su mochila en la espalda y su cuerpo tenía pequeñas gotas de sudor.

—¿Qué haces aquí?— preguntó ella.

—Bueno, nuestra profesora de historia está dando clases. Ella me prohibió entrar en su turno hasta que mi mamá no venga.

—Eres un pequeño rebelde— mencionó Victoria.

—¿Dónde está tu salón? No hay nadie de tus amigos aquí— dijo con asombro. El aula estaba muy desolada para estar en horarios de clases.

—Honestamente no sé dónde están. Quizás otra vez se pusieron de acuerdo para no asistir hoy— confirmó ella apretando los labios.

—Tu grupo es un poco loco. Dicen que son inteligentes, pero algo alborotados.

—Ellos están mal de la cabeza. No tienes ni idea de cuánto— dijo ella y ambos rieron hasta mirarse en silencio.

…Narra Pablo…

Las palabras de la psicóloga daban vueltas en mi cabeza “El corazón es como una planta que desprende semillas que se dispersan por la tierra, logra nacer un jardín ¿Cuántas veces no se ha destruido un jardín para reconstruirlo? Pero eso lo aprenderás con el jardinero indicado”.

Comenzaba a sentirme extraño con la presencia de Victoria. No podía decir que la quiero o que me gusta, eso sería engañarme a mí mismo. Aunque, no puedo negar que me encanta verla reír y conversar con ella. No es esa niña mimada que juraba.

Ella estaba en silencio, me observaba muy atenta. Sus labios se veían hermosos, hoy decidió echarse un poco de brillo labial. Acerqué mi rostro al suyo de una forma delicada. No se apartó o puso cara de incomodidad, sentí que ella esperaba que eso sucediera. Uní mi nariz a la suya, nuestras respiraciones jugaban y su aliento fresco le daba placer a mi olfato.
Ninguno de los dos reaccionaba, estábamos tan cerca del beso que me asusté y me alejé de ella.

No estaba bien, no puedo ilusionar a alguien que nunca voy a querer. No puedo probar con ella lo que dijo la psicóloga, aunque lo lamente toda una vida. No soy lo mejor para ella, prefiero lamentarme antes que herirla.

Vi un rostro de decepción mezclado con sorpresa. Apretó sus labios, no me quitaba la mirada de encima. Aguanté mis deseos de besarla, no iba a ser mi corazón el que se iba a desmoronar. Alguien como ella me haría bien, ya sé que ella es mejor que todo lo que creí que era. El problema no es ella, soy yo que soy un maldito desastre.

Apreté mi puño y salí de su salón, me iba a quedar un tiempo en el pasillo. Segundos después vi que ella salió apresurada con una libreta, un libro que no alcance a ver y su bolsita de lápices. Caminaba apresurada mirando la hora en su celular. Creo que ella también está incluida en los locos de su grupo.

¿Quién olvida que tiene clase práctica?

…Nota de la autora…❤️
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.

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