Capítulo 5🌻

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Capítulo 5...

         Después de un agotador día de trabajo solo logramos acomodar tres cajas. Pasamos casi toda la mañana riéndonos y deteniéndonos para hacer cualquier gesto tonto. Él contaba las cosas más absurdas, como si fuera lo más normal que pueda hacer una persona.

Caminaba a su lado mientras empujaba su bici. Somos demasiados disparejos, tal vez treinta centímetros más grande que yo.

— ¿Cuál es tu libro favorito?— preguntó sin quitarle la vista al volante de su bici.

—No sé, me gusta mucho leer y abrirme a todos los temas que se toca en uno. He leído tantos que no existe uno favorito.

—Que bien. Mi libro favorito se llama "El ciclo del hombre lobo"— confirmó sonriente.

—Qué bueno que si existen hombres lectores. Todas las lectoras pensamos que no hay hombres que sean asi y no tenemos esperanzas.

—No leo romance, pero puedo intentarlo y revivirle a la chica que me guste una escena—bromeó y soltó una risilla bajita.

—No me digas eso o te enamoro—abrí los ojos y lo miré con el ceño fruncido—. No debí decir eso. Lo siento mucho.

La charla se convirtió en silencio, llevándolo a ser un tormentoso ruido. No puso cara de desagrado y solo caminó a mi lado. Deseaba solo irme, estaba incomoda por estúpida. ¿Por qué dije eso? No se le dice a un conocido eso, más como soy yo.

—Debo... irme— me forcé a decir. Evitaba que la lengua se me enredara—. Tengo muchas tareas pendientes.

—¿Necesitas ayuda?— preguntó con una leve sonrisa agradable.

Negué y suspiré.

—No, cualquier duda llamo a Camilo.

—Está bien, también puedes llamarme.

Salió de la acera y se acomodó en su bici. Se despidió elevando su mano y un gesto noble en su rostro. Repetí su acción como si fuera un espejo y lo vi perderse entre los autos.

Suspiré aliviada después de su partida. Algo extraño me estaba comenzando a pasar con su presencia. La verdad es que no sé, es algo que me confunde mucho.

Caminaba sola observando a cada persona y auto. El viento frío despeinaba mi coleta y hacía bailar a las hojas en los árboles. Mi suerte es el suéter negro que mi madre me obligó a usar y mis jeans gastados.

Al llegar a casa una pelea hizo que quisiera irme, era la tercera esta semana. Mi hermana estaba sentada en el sofá de la sala escuchando los gritos e insultos que iban y venían. El rostro de Sofía estaba triste, sin embargo, yo fingía ser más fuerte, actuaba como si no me afectara.

Las cabezas de familia deberían crear un ambiente sano para sus hijos. Mis padres no eran los mejores haciendo que sintiéramos esa paz. El divorcio no llegaba ¿Por qué no lo hacen? Todos hemos notado que no existe amor entre ellos y supuestamente están juntos por nosotras. Sé que mi hermana quiere lo mismo que yo o eso quiero creer.

Para entrar en mi habitación tenía que atravesar la cocina. Sofía se levantó rápido y me sujetó fuerte. Le fulminé con los ojos y halé mi brazo para que me soltara. Era frívolo mi rostro, no iba a detenerme solo porque dos adultos tenían problemas entre sí.

Al entrar a la cocina sentí el aire pesado que había ahí. Notaron mi presencia, solo se detuvieron y me observaron. No dije nada y les sonreí. Atravesé la habitación ignorando su llamado, fingiendo que no existen, solo quería que ellos hicieran silencio.

Entré a mi habitación y mis audífonos. Es decir, mi salvación estaban encima de la cama. Solo sería ponerlos y hacer sonar Imagine Dragons para estar en paz. Abrí mi carpeta de escritos, tal vez Pablo tenía razón. Quizás debería dejar que las personas leyeran mis escritos.

Si viera de la forma en la que yo lo miro,
él comprendería muchas cosas.
Si llevara la vida que desea,
quizás fuera feliz.
Solo piensa en cerrar los ojos,
quitando lo más preciado que hay en él.
Cree que es un desastre, sin saber que solo busco
un alma imperfecta para querer.
Solo hay que recordarle, tanto la felicidad
como la tristeza son momentáneas.
No te rindas, puedes cumplir lo que deseas,
yo sé que puedes.

Apoyé mi cabeza a la silla giratoria y comencé a dar vueltas. El poema me parecía lindo, pero, me ganaba la inseguridad. Tal vez solo me gustaba a mí por ser su creadora.

Puse "Ghost" de Confetti, amaba escuchar ese tipo de música. No sentí los toques en la puerta, pero vi a mi hermana abrirla muy seria. Su rostro me asustó y solo di un brinco en el lugar.

Me quité los audífonos y ella solo apretó sus labios. Por dentro presiento que tiene un tormento. Para ser una joven adulta es muy frágil, un poco cobarde para mi gusto.

—Nuestros padres quieren vernos—dijo en un hilo de voz, con un gesto la invité a pasar—. No quiero llevarme por lo peor.

Tomé unas toallitas húmedas que estaban cerca de la mesita donde estaba mi computadora. Ella estaba sentada a unos pasos de mí ya que mi habitación era pequeña. Me puse delante de ella y comencé a secar sus lágrimas. A diferencia de ella las cosas me dolían, pero no quería mostrar lo vulnerable que tengo el corazón.

—Cálmate Tata— sus ojos brillaron después de oír el apodo que tenía de pequeña y no, no solo eran las lágrimas—. Todo va a estar bien.

—Crecimos con nuestros dos padres ¿Tú crees que se divorcien?

—Pareces la adolescente y yo la que tiene los veinticinco años. El divorcio va a ser lo mejor, no más disgustos o peleas entre dos adultos como si fueran un gran imperio conquistando un pueblito minero.

—¡Vamos! Es mejor que no esperen más.

Salimos de la mano. Ella llorosa y yo como si el mundo no me importara. Mis padres decidieron que nos encontraríamos en la sala de estar. Mi madre había llorado y mi padre estaba serio hasta mas no poder. Hailey se levantó y fue para nuestro lado abrazándonos por la espalda.

— Javier...— llamó a mi padre e hizo una incómoda pausa— .¿Les cuentas tú o prefieres que lo haga haciendo ver que eres el malo? —dijo firme mi madre.

Le observaba y su rostro era noble, pero sus ojos destilaban furia.

— Hailey, no sé cómo decirlo—dijo mi padre después de suspirar.

—Bueno, entonces lo haré a mi forma. En crueles términos, espero que así lo vean mis hijas.

—¿Pueden dejar de ser ridículos? Tengo deberes— dije volteando mis ojos.

Mi madre tomó mi brazo apretándolo, solo me observó en silencio para luego soltarme. Aguantaba las ganas de golpearme.

—Javier me ha sido infiel con una joven veinte años menor que yo.

Mi hermana y yo nos quedamos en blanco. El hombre perfecto había cometido un error y había sido pillado

— No es lo peor, en realidad, no dejó pistas de su idilio y fue algo que hicieron por meses sin que los demás supieran. Lo grave de este suceso es que ambas tendrán un hermanito.

—¿En serio? —bufé e hice un gesto de gloria al padre que me había exigido tanto buscando perfección—. No eres tan perfecto o tan bueno como dices. Cometes errores más graves que los de tus hijas.

Tomé los audífonos sueltos en mis hombros y salí de la casa.

—Cuando empiecen los trámites de divorcio, me avisan.

La azotea de mi edificio era mi lugar seguro. Un poco de Instagram y música para olvidarme de que los problemas existen.

...Nota de la autora...❤️

Bueno, espero que les haya gustado el capítulo... Besos.❤️❤️

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