💎 Trece 💎

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JUNGKOOK

Con mi pequeño rayo de sol entre mis brazos me siento invencible. La rabia ciega que sentí al principio de la noche por verlo junto a otro Dom se desvaneció con la euforia del orgasmo y quedó solo la felicidad post escena que caracteriza los espacios mentales a los que se llega cuando se entra de lleno en mente y cuerpo en lo que se está haciendo.

Me arde la mano por todos los azotes que le di a Hoseok, pero ese ardor es un mero recordatorio de lo bien que se sintió la percepción del control y el dominio haciéndose cargo de mi y dejándolo fluir sobre él. El que diga que sólo un sumiso puede alcanzar el subespacio está equivocado. Un dominante es perfectamente capaz de llegar al estado mental correcto si se da la oportunidad. La sensación de poder que me dio Hoseok, la adrenalina corriendo por mis venas, la felicidad de saber que obtuve una nueva oportunidad y el deseo de hacerlo bien por él y sobre todo por mi, fueron una combinación que se prestó para que yo pudiera llegar allí, junto con él.

Sigo sintiéndome en las nubes y me sentiré así por un tiempo más, aun cuando me esfuerzo por mantenerme alerta y darle a mi chico el cuidado posterior que se merece.

Él, más que yo, lo hizo muy bien esta noche. No hubo necesidad de planear una escena o pensar con anticipación. Hoseok y yo nos acoplamos perfectamente y juro por Dios que hasta nuestros corazones laten en sincronía.

No fue parte de un drama caer de rodillas frente a él antes. Simplemente me di cuenta de que necesitaba demostrarle que me tiene a sus pies para lo que desee hacer conmigo. Lo quiero mío, lo quiero conmigo, lo quiero a mi lado. Porque es la única persona que me ha hecho ver más allá del miedo y la inseguridad, él único que se ha enfrentado a mi peor pesadilla en mi nombre y me ha empujado a ser mejor de lo que realmente soy.

Yo podré ser su amo, pero él es quien domina completamente sobre mi.

Lo sé porque no soy capaz de apartarme de él ni siquiera para ir por una botella de agua que sé que necesita, ni para asegurarme de que su trasero no ha brotado con ampollas con la forma de mi palma. Está tumbado sobre mi en el sofá, totalmente desnudo y suspirando como un cachorro feliz.

—Déjame traerte un poco de agua —le insisto por tercera vez.

—No —dice con la boca en un puchero —, no quiero moverme. No quiero que te muevas. Es cómodo y calentito estar recostado sobre ti.

—Tengo que ver cómo está tu trasero. Si mi mano está así —le muestro mi mano derecha para que la vea, enrojecida y caliente, —no puedo imaginar tu pobre y dulce trasero.

—No.

Mocoso desobediente.

Lo amo por eso.

El pensamiento me paraliza una fracción de segundo. Es espontaneo y tan real que me atemoriza, pero no porque lo sienta incorrecto, sino todo lo contrario. Reconozco el sentimiento que crece dentro de mi, pero no sé si sea demasiado pronto para esperar que lo corresponda. Simplemente lo dejaré madurar y disfrutaré de esperar a que él también lo sienta. Así de grande y renovada es mi nueva confianza.

—No seas desobediente.

—No —repite.

Y por eso es que sé que me tiene totalmente dominado. Si él dice que no, entonces es simple y llanamente no. No me muevo, lo abrazó un poco más fuerte por la espalda y me reconforto con su peso sobre mi. Más tarde, haré valer mi autoridad y me aseguraré de que está bien. Me dejé llevar un poco con la alegría de escucharle llamarme Amo de nuevo, que mi recién nacida seguridad me llevó entregarme al deseo de posesión, la necesidad de marcarlo como mío de la manera más física y obvia posible.

Dominus |KookHope| #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora