💎 Ocho 💎

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HOSEOK

Me hice una quemadura por fricción cuando me arranqué la banda amarilla de la muñeca, pero ni siquiera lo sentí como sentía mi orgullo y mi dignidad caerse al suelo con las palabras de Jungkook.

Debí saberlo, sin embargo. Estaba presionando demasiado, insistiéndole a alguien a quien parece caerle de maravilla mantenerse en el lugar en el que ha estado durante mucho tiempo. Fui estúpido al pensar que yo podría ser especial y convertirme en el hombre que pudiera derribar las inseguridades de Jungkook.

Él no quiere que sean derribadas, no quiere lidiar conmigo y yo no soy ese al que cualquiera querría por la premisa de haber hecho algo bueno. Yo quería hacer algo bueno y no por razones altruistas. Quería ver a Jungkook siendo lo que sé que es, y en la parte egoísta de mi, quería que fuera por mi, quería ser el agente de cambio.

No lo era, no lo sería. Él no quería que lo fuera.

No me detuve cuando escuché a Jimin llamarme al bajar del escenario, tampoco me detuve cuando NamJoon me contuvo de caer de bruces cuando tropecé en la entrada. No volteé a ver a ningún lado porque sabía que, a la distancia, incluso Jin me estaría viendo con pena. De repente, todos los ojos en el club estaban sobre mi y no me gustaba. Simplemente los ignoré y corrí.

Solo había corrido una cuadra lejos del club cuando me di cuenta de que todavía llevaba el antifaz, así que me lo quité y lo tiré a un cubo de basura. No volvería a Dominans otra vez, no necesitaba esa cosa.

No puedo culpar a Jungkook por sus dudas, por su renuencia a dejar el pasado atrás y seguir adelante, tampoco puedo culpar en este punto a Taehyung. Él fue el villano en esa historia, pero el poder que todavía tiene sobre Jungkook, él mismo se lo ha dado. Yo solo soy culpable de haber intentado ser el héroe, aunque todo fuera por conseguir lo que quería. No puedo obligar a alguien a hacer lo que no quiere. Si Jungkook quiere seguir viviendo en el pasado, bien por él. O quizás, es que no soy yo a quien quiere para lograr el cambio.

Aunque por un momento pensé que sí lo era.

Apenas la semana pasada había estado todo tan bien. Estaba conociendo mis límites y mis gustos más perversos ¿Quién diría que el ardor de una quemadura con cera era excitante?

Creí ese día que estábamos llegando a una verdadera relación de Amo y sumiso.

Creía.

***

—Ponte de espaldas, pequeño sol.

La primera vez que usamos una de las habitaciones de juego.

Una mesa alta en el centro de la sala, tapizada de cuero lustrado, brillante a la luz de las velas en candelabros alrededor de la habitación. El aroma dulce de la canela y la lavanda elevándose con las pequeñas columnas de humo en las llamas encendidas. Un tocador en una esquina con diversos artículos y juguetes, lubricante y botellas de agua.

Desde el momento en que puse un pie en el club, sabía que mi amo tenía algo preparado para mi. La habitación estaba lista para nosotros. Mi ropa fue lo primero en caer al suelo. Otro par de pantalones de cuero, rojos esta vez. Una camisa de tirantes ajustada de malla negra muy fina, el antifaz en su lugar, brillando con el mismo destello dorado de los aros en mi oreja y la pulsera en la muñeca donde no llevaba el brazalete del club.

La primera vez viendo la manga completa de tatuajes de mi amo que se extienden desde la muñeca y suben hasta terminar en el omoplato. Colores y líneas limpiamente detalladas, diseños perfectamente acomodados uno junto al otro. Nada al azar y nada fuera de lugar.

Dominus |KookHope| #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora