Mi estabilidad emocional depende de ti.
Sentía muchas cosas mientras los días pasaban. Demasiadas cosas juntas.
Mucho cansancio emocional.
Pero estaba decidido a no dejar las cosas así, por eso esta noche nos encontramos juntos en la noria del parque más cercano a la universidad.
Oriol comía algodón de azúcar y sonreía.
Me prometió que el día de hoy dejaría que sus expresiones y emociones fuesen transparentes.
No había mentido.
Cuando llegamos al parque, al atardecer, un par de gemelas les dijeron que si las podía ayudar a encontrar a su hermana mayor y Oriol las observó como bichos extraños. Las veía como si fuesen cucarachas.
Las niñas se asustaron y Oriol les dijo: -No soy el mapa de Dora la exploradora, niñas.
Tuve que empujarlo y llevar a las niñas a buscar a su hermana mientras Oriol tragaba toda la comida que entendiera que, si se veía bien, sabía bien.
Justo ahora, Oriol tiene reflejado en sus ojos las luces de la ciudad, y aunque no es la primera vez que lo pienso... Oriol se veía increíblemente apuesto a mis ojos.
Parecía tan inocente y etéreo. Tan dulce, dócil y soñador.
Todo lo que no es en circunstancias normales.
-Dios, que hambre tengo. Jin, cuando bajemos cómprame comida.
-No.
- ¿Eh? ¿Cómo qué no?
-Literalmente no hay un puesto de este parque que venda comida que tu no hayas comprado desde que llegamos y aun así quieres seguir tragando.
-Efectivamente, yo quiero seguir tragando comida.
-No. Luego dices que te estoy engordando.
-Nah, quemamos muchas calorías todas las noches.
-No puedes dejar ir una, ¿Verdad?
-Quiero dos brochetas mixtas, una hamburguesa con doble queso, papas y refresco. También quiero el postre ese en forma de pez... Olvidé el nombre, pero sabes de que hablo. Dios mío, enserio tengo mucha hambre.
- ¿Te crees que soy millonario o qué?
-Ya no debes pagar nada más. Entregaste tu tesis hace más de tres semanas y acabaste de pagar la graduación hace mes y medio. Cómprame comida, Jin.
-Eres insoportable.
- ¿Cuántas vueltas le quedan a la noria?
-Quedan 3 y en la tercera se queda parada durante 5 o 6 minutos aproximadamente.
-Perfecto.
- ¿Por qué la pregun-
Oriol tomó mi rostro entre sus manos para empezar a regar besitos en toda mi cara.
Su repentina efusividad me provocaba muchas preguntas.
Preguntas que no deseaban respuestas.
Sus labios por fin hacen contacto con los míos en un beso capaz de robarme el aliento y sus manos ahora se dividen entre acariciar mi pelo y acariciar mi pecho.
-Escucha, Jin, así está la cosa. Tengo un tampón anal y necesito tu verga en mi culo en las dos vueltas restantes y los 5 minutos de paro. Se preciso, sé que ya sabes cómo volverme un precoz.
Oriol no espera una respuesta y ya anda bajando sus pantalones hasta las rodillas junto a su ropa interior.
Su culo se restriega contra mi longitud, provocándome unos cuantos suspiros.
Como esto va enserio y no podemos dejar que nos cachen, dirijo la mano hacía su entrada y con lentitud sacó el tampón escuchando el gemido quedito de Oriol.
-Controla tus expresiones, recuerda que tenemos ventanas de cristal y la cabina delantera y trasera podría saber lo que hacemos sino te comportas.
Oriol asiente y me introduce en su interior. Lo siento tensarse a mi alrededor, pero rápidamente se recompone y comienza a montarme mientras su rostro trata de simular sus emociones y hacer que parezca un niño emocionado por la vista de la ciudad. Oriol incluso aplaude y me sonríe, y cuando se asegura de que no hay miradas indeseadas sus ojos me hablan.
Sé lo que quiere y siendo sincero, yo también.
Así que empujo mis caderas hacia arriba y un gemido salió de sus labios.
-Jin, carajo, sí...
Oriol recostó totalmente su espalda contra mi pecho y su cabeza calló a un costado de mi hombro.
Oriol cerró los ojos y gimió bajito a la altura de mi oído. Sentí sus espasmos y cuando se corrió se contrajo tan fuerte que me arrastró al orgasmo también.
Oriol tenía una leve capa de sudor y su cuerpo aún temblaba mientras luchaba por controlar su respirar.
Sus ojos continuaban cerrados y una sonrisa de satisfacción surgió en sus facciones.
-Me gusta esto, Jin. Se siente muy emocionante. Por unos 5 minutos fuimos adolescentes estúpidos y precoces llenos de adrenalina y no unos universitarios suprimidos con un futuro incierto.
En silencio nos arreglamos las ropas y dejamos la cabina intacta, gracias al desinfectante en spray que siempre llevo conmigo.
Caminamos hacia los puestos de comida, y en algún punto de la ajetreada noche me di cuenta de que estábamos caminando de la mano desde que bajamos la noria.
Oriol ríe y entre tanto ruidos distintos, el sonido de alegría que produce lo puedo escuchar como si mis oídos estuviesen bendecidos.
Dios... En verdad amo a este tipo.
- ¡Jin! ¡Jin, necesito probar esos bombones de chocolate encurtidos en salsa de caramelo! - Me grita emocionado y no tuvo que decirlo dos veces cuando pagué hipnotizado.
Su expresión de felicidad mientras comía sin detenerse a pensar. Sin importarle ser un completo glotón adulto con la comida manchando su rostro.
Espera.
La comida manchando su rostro...
"Básicamente el 65% del tiempo te he mentido y mi comportamiento ha sido fingido".
Entonces esta parte de él, este comportamiento tan despistado y aniñado sí ha sido real.
"¡Me gusta comer mucho! Es más, el mejor placer de mi vida gira alrededor de una buena comida.
- ¿Eh? ¿Tengo manchas de chocolate en el rostro?
-Sí.
-Oh, eso es normal. Despreocúpate, siempre ha sucedido. - Oriol sonrió en grande y continuó comiendo como un niño que no es capaz de quedarse limpio.
-Eres un crío.
-Shh, me soportas. Cómprame comida, por favor.
-No.
-Tengo hambre- Oriol alargó la e y comenzó a lloriquear en plena sucursal de comida rápida.
Para no pasar más vergüenza le pagué otro servicio de comida y Oriol me abrazó muy efusivamente hasta que le compré otro."
- ¡Ey, Jin! ¿A dónde fue tú mente? ¡Perdiste el especial de delfines saltarines! ¿No dijiste que te gustaban los delfines?
-Oriol.
- ¿Sí?
Sin lograr frenar mis impulsos beso sus labios lentamente y al separarnos dejo nuestras frentes unidas.
- ¿Jin? ¿Todo bien?
-Te amo, Oriol. Te amo mucho.
Oriol sonrió lentamente y acarició los cabellos de mi nuca en un suave masaje.
-Lo sé. - Su voz era realmente suave al decirme eso y el esquimal que me dio luego de eso, me hizo sonreír como un tonto realmente enamorado. - Lo sé muy bien.