Exótica mujer (1/1)

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Todas las chicas suelen mojar las bragas por un hombre fornido en uniforme militar.

No se puede negar, es natural sentir el livido al ver a un macho uniformado de la forma correcta.

Eso piensan, pero dios... ¿Han visto lo caliente que se ve una mujer del ejército con su exquisito y glorioso cuerpo en uniforme oficial?

Demonios, se me hace agua la boca de solo visualizarlo, así que simplemente pongo mi mejor cara de culo y disimulo ante todos que esa mujer no me trae mojando las bragas las 24 horas del día.

-¿Cariño, a dónde irás después de la universidad?

-Creo que iré a la biblioteca o por un helado, quizás Leín me pase a recoger y me lleve al infinito y más allá.- Le contesto con gracia y ella también se ríe o al menos lo hace por unos.

Algo está tramando la cabeza suspicaz de mi madre.

-Treia, hay algo que me contaron de Leín.

-¿Qué es?- Pregunto verdaderamente interesada en el asunto.

-Dicen que ella es lesbiana y no me gustaría que andes tan pegada a ella.

-Oh por favor mamá.- Ruedo los ojos divertida y decido hacer una riesgosa respuesta porque sé que sin un argumento convincente no podré respirar el mismo aire que Leín ahora que mi madre sabe su orientación sexual.- Que Leín sea lesbiana no significa que le gusten todas las mujeres. Tú eres heterosexual y no por ello te gustan todos los hombres.

Luego de unos minutos eternos mi madre por fin muestra alguna expresión en su rostro escrutador.

-Tienes razón. Además de que el trato de Leín hacia ti es más de una hermana muy mayor hacia su pequeña hermana. Perdona a tu paranoica madre, cariño.

-Deberias controlar tus prejuicios, mamá. Leín no merece que hables de su orientación sexual como si ella fuese una criminal u abominación.

-Perdona cariño. Tienes toda la razón. Supongo que la vejez me pone ideas locas. Suerte y me saludas a la muchacha, ¿Sí?

-Por supuesto.

Luego de unos besos y abrazos por fin tomo el bus hacia la casa de Leín agradecida de que la materia que tocaba hoy terminó sus entregas desde la semana pasada y puedo utilizar ese tiempo para estar fuera del ojo de mi madre.

Al llegar a la puerta de su casa tomo la llave en mi mochila y abro la puerta sabiendo a la perfección de que estas no son horas en las que ella esté en casa, pero esperarla es más tentador de lo normal.

Necesito ver como su seductor cuerpo uniformado atraviesa la puerta.

Y aunque esperé por alrededor de dos horas, garantizo que vale toda la maldita pena porque cuando esa exótica mujer entra a su hogar y quita su gorra, su largo pelo azabache cae hasta ombligo y yo babeo por su mirada feroz y cuerpo formado a la nitidez de mis morbosos gustos.


》》

Carajo, nunca me consideré babeando por una mujer hasta que vi a esa diosa uniformada entrar al aula universitaria para realizar el operativo anti drogas y reducir los casos de armas en las violentas instalaciones.

Dios mío, me moje como nunca cuando ella me tocó por todas partes y por poco le digo una mentira sobre que tengo un paquete de llerba entre los labios vaginales a ver si también me inspeccionaria el interior.

-"¿Cómo te llamas, criatura?"- Dios mío... cuando me hablaste mis pezones se irguieron y por supuesto que lo notaste.

Vi la diversión en tus ojos.

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