¡ᴇsᴄᴀᴘᴇᴍᴏs! [Huggy Wuggy x Poppy]

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Lo único que se escuchó en todo el Musical Memory fue el grito agudo de Bunzo Bunny. Ahora, en vez de haber estado en el suelo, estaba colgado desde muy arriba, ahorcado con la cuerda que se sostenía para ir bajando para atacar al que ingresaba a la zona. Todo apuntaba a la responsable de éste hecho: Mommy Long Legs, quien solo veía la escena con una sonrisa y una mirada fija y centrada en Huggy Wuggy.

Por otro lado, Huggy estaba shockeado, sin poder creerlo, atónito, sin palabras. Su plan en sacar a Bunzo de ése lugar, rescatar a Poppy e irse en busca de más juguetes en peligro, se había ido al mismo infierno. No podía mover ninguna extremidad, no expresaba emociones, de un momento a otro se había quedado completamente vacío, y solo se quedó viendo el cuerpo de Bunzo.

Desafortunadamente, Bunzo ya estaba sin vida. Estaba muerto, y no tuvo la oportunidad de decir un "adiós".

Pequeñas gotas de sangre caían desde la boca de Bunzo Bunny, y terminaban manchando un poco el suelo y la cara azulada de peluche de Huggy Wuggy. La escena estaba en completo silencio, y Mommy Long Legs estaba tan callada como una estatua.

De repente, unas pequeñas lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Huggy, mojando lo más mínimo de las "mejillas" de éste. Pero no eran lágrimas de agua salada como un humano tendría, no, esto era completamente distinto. Ahora, cada juguete que lloraba, siempre y cuando tenga un alma de humano dentro, de sus ojos saldrían una especie de gotas rojas, lo que equivale a lágrimas de sangre. Justo lo que le estaba sucediendo a Huggy Wuggy en éste mismo instante.

Sollozó y lloró bastante fuerte solo por un par de minutos, aproximadamente 7 minutos. El dolor que sentía al ver con sus propios ojos la muerte de Bunzo Bunny sería un trauma de por vida. Era la primera vez que veía, en un acto en "directo", un juguete siendo asesinado. El pobre conejo amarillo ya estaba fallecido, ahorcado con la cuerda que lo mantiene en su lugar, y, posiblemente, el alma de Bunzo ya habría sido libre y pudo encontrar la paz. Pero, ese final nunca lo deseó Huggy, ni Bunzo Bunny, ese final o destino para él fue completamente deseado y hecho por Mommy Long Legs, la madre de todos los experimentos de Playtime Co.

Huggy Wuggy no quiso perder más tiempo. Rápidamente, se secó las lágrimas rojas, y con mucho odio y rabia, se volteó hacia Mommy, listo para gritarle lo más fuerte posible, y poder descargar su rabia interna, que lo estaba invadiendo actualmente.

—¡MALDITA PERRA! ¡ERES UNA PUTA MALDITA PERRAAAAAA! —gritó Huggy, mientras más lágrimas de sangre salían y brotaban de sus ojos—. ¿¡EN QUÉ MIERDA TE CONVERTISTE, ARAÑA ESTÚPIDA!? ¡MATASTE AL QUE HABÍA SUFRIDO TANTO POR ÉSTOS AÑOS POR TU MALDITA MISERABLE CULPA! ¿¡Y LE DAS ÉSTE FINAL DEL MISMÍSIMO PUTO INFIERNO!? —su voz comenzó a disminuir, se estaba quedando casi afónico que sus fuerzas para gritar más ya no resistían. Se quedó un poco tratando de sacar más energía pero ya no podía. Finalmente, estalló en un fuerte llanto, casi sin voz.

Los sollozos de Huggy Wuggy retumbaron en todo el Musical Memory. Por otro lado, Mommy Long Legs comenzó a reírse, ni siquiera los grandes insultos por parte de Huggy le habían afectado, al contrario, solo le provocaban risa. Las carcajadas de Mommy se hacían más fuertes al ver a Huggy llorar, pero hubo un punto en dónde ella se detuvo, recuperando su compostura y responderle a lo que antes, era su supuesto "amigo".

—Les dije muy bien las reglas antes de comenzar el juego —replicó Mommy Long Legs, con una voz bastante tranquila y calmada, como si no hubiera hecho nada grave y malo—. Sin embargo, el plan de matar a lo que íba a ser tu futuro amigo ya lo tenía pensado si tú ganabas ésta prueba, peluche abrazador —contestó, mientras hacía una pose pensativa en su misma compostura.

Lo último mencionado por Mommy Long Legs dejó bastante shockeado a Huggy Wuggy, tanto que dejó de llorar en un par de segundos. Su odio y rabia volvieron al instante, provocando que se secara las gotas de sangre rápidamente y fijar su mirada en ella. Decidió ocupar las pocas fuerzas que tenía para gritar.