'Oh...'Estaba ya en la escuela, echo un manojo de nervios. Ya no solo era porque alguien descubriera las incontables marcas rojizas que llevaba en mi cuerpo, que por cierto, me asegure de que con kilos de maquillaje no se notaran del todo, espero que dure lo suficiente, si no que también era que alguien descubriera lo qué pasó ayer, que de alguna forma alguien haya ido justo al Bar y nos haya visto, que haya visto la forma en la que se despidió de mi, que se corra el rumor. No quería que la historia se repitiera cuando me estaba yendo tan bien.
Lo sobre pensé en todo el camino, pensé en cada una de las posibilidades de la situación pero, aún encontrando los peores escenarios nada ni nadie me
iba a quitar la forma tan rara en la que me sentí la noche de ayer en ese bar, en ese baño. Nadie. Nadie había llegado tan lejos como yo, nadie sabría como sentí esa corriente eléctrica pasar por cada rincón de mi cuerpo mientras estaba con el, nadie sabría como se sentían sus manos apretando mi cintura. No había forma de describir la sonrisa que me daba saberlo, hacía que me dolieran mis mejillas.El carro paró y mis pensamientos también, me despedí de mamá para salir del auto y empezar a caminar a la entrada de la escuela. Sabia que no podía contarle a nadie, al menos no por ahora, ni siquiera yo mismo podía asimilar lo que había pasado. No esperé a que llegara alguno de mis amigos, simplemente entre mostrando mi credencial en dirección hacia mi salón. Solo Rubius sabía en donde había estado el día de ayer, tendré que evitar a toda costa el tema cuando esté con el. Entre a mi salón y me tire en mi lugar con mi cabeza llena de pensamientos intentando no escuchar mi alrededor. Cruce mis brazos sobre la paleta de mi asiento para hundir mi cara en el hueco de ellos. Intenté a toda costa ignorar los pasos y voces yendo y viniendo dentro de mi salón hasta que las voces me hablaban a mi.
— ¡Quackity! ¿Donde estabas pendejo? — Asome un poco mi cara y logro ver a Mariana caminando hacia mi con su mochila en su hombro. — ¿Qué te paso güey? ¿Estas bien? ¿Gustas algo? — Osvaldo era muy buen amigo como para ignorarlo en este momento, pensé. Así que me acomodo en mi asiento para verlo correctamente y le doy la sonrisa más grande que pude.
— Estoy bien güey, no dormí bien pero gracias, igual si gustas comprarme unas papas yo sin problemas acepto —Mentí, dormí excelente.
— Te ves bien güey que te hiciste, yo también quiero verme así de la nada. — Por un rato había olvidado el echo de que me había arreglado de sobre manera solo porque asumí que Spreen podría verme hoy. Ambos reímos y platicamos un rato mientras los demás llegaban. Si les soy sincero creo que me llevo muy bien con Mariana, mejor con que con la mayoría.
— ¿Y eso que te bañas Quackity? — Ni un solo hola, Aldo solo soltó su comentario para acomodar sus cosas en su asiento.
— ¿Va a venir Maluma hoy o por qué tan arreglado? — Escucho venir de Sebastián o mas bien Roier quien acaba de entrar al salón detrás de Aldo. — Te ves bien eh, yo si te besaba. — Solo sonrió como respuesta. Espero que el siguiente sea otro...
Pasó el rato, decidí hacer caso omiso a la mayoría de los comentarios, sabía perfectamente que la atención y halagos me gustaban pero, por ahora, quería evitarlos, no sentía que me llenaran como suelen hacerlo así que los ignoraba para sacar otro tema. Cada vez que pasaba alguien por las ventanas de mi salón me sentaba derecho y miraba si de casualidad era quien yo quería, pero no, no pasaba. La mayoría del tiempo intentaba estar distraído con los trabajos o platicando con mis amigos, diciendo bromas o cualquier cosa, de verdad necesitaba estar manteniéndome en otra cosa, sabía que si me quedaba quieto un segundo mis pensamientos iban a llegar y de verdad que era algo que no quería.
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𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 | 𝐒𝐩𝐫𝐞𝐞𝐜𝐤𝐢𝐭𝐲
Teen Fiction'Yo puedo quitar el peso de tus hombros' La necesidad de obtener atención y cariño que no te dieron tus padres te hace tan vulnerable, más a hombres mayores que aman ser venerados como del que el Joven Alex se enamoró, el mismo sabía que estaba mal...