"Heartless"— Tú te traes algo raro. — Me dijo Osvaldo por décima segunda vez en el día, aunque en la semana creo que han sido el cuádruple de veces, a diferencia de los demás el va ganando en su constancia de recordarme mi extraño comportamiento. Comportamiento del cual no entiendo que hablan.
Estábamos detrás de nuestro salón, sentados en el pasto. Osvaldo ha sido persistente en el tema y no me ha dejado en paz, quizás por eso me trajo aquí. Han sido semanas en las que cada uno de mis amigos me han preguntado si estoy bien o si estoy teniendo algún tipo de problema, pero no entiendo muy bien por qué.
— ¿De que hablas güey? — He repetido más veces esta pregunta de las que me gustaría admitir. Seguía mirando mi sándwich como si fuera lo más interesante justo ahora, podía sentir la mirada extrañada del más alto sobre mi, mirada que no quería afrontar. Es increíble la forma en la que mi "comportamiento" ha sido tema de conversación casi todos los días. Escuché como suspiraba y por fin me digne a mirarlo de reojo.
— Te hagas pendejo Quackity. — Exclamo haciendo su cabeza hacia atrás y poniendo sus manos en su cabeza en un intento de señal de desesperación que, en mi opinión, no le salió. — Bien sabes lo que has estado haciendo, pero nada más lo evitas. Roier ha estado con que no te agobiemos y que te dejemos en paz pero neta que esto está yéndose muy lejos. — Su tono ya no era como al principio de preocupación, ya era de frustración, pero es que yo seguía sin entender de qué hablaban, para mi todo seguía exactamente igual. Aun así agache la mirada sintiéndome avergonzado.
El al ver que no diría nada, continúo hablando.
— No sales con nosotros, siempre parece como si estuvieras escapando de nosotros, como si no quisieras ser parte.— Si es porque les rechace la salida al centro, perdónenme pero es que yo- — Me interrumpió.
— No es eso Quackity y lo sabes. — Exclamó en un tono serio y directo. Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda. — Siempre estas pendiente de la hora para que en el minuto que suena la campana salgas volado, rechazas cada salida que ofrecemos, siempre estas distraído, casi no nos hablas y hasta Rubius noto como cambiaste. — Se quedó en silencio.
Cada palabra era más peso en mi consciencia y más sentimiento de culpa en mi pecho. No lo mire, tenía demasiada culpa en mi como para poder mirarlo a los ojos. Tal vez, si, he estado dándole demasiada prioridad a otras cosas... O bueno, tal vez solo a una. Pero Spreen era demasiado estricto y no quería que se enojara conmigo, sabia qué tal vez no estaba pasando mucho tiempo de calidad con mis amigos, pero no creí que fuera de gran importancia y hasta ahora, el de lentes ha sido el único que se ha dignado a hablar de frente conmigo sobre el tema y no solo hostigarme con preguntas vacías. Escuché un suspiro cansado.
— Mira Quackity, si es algo sobre que te incomodamos o dijimos algo que te molestara de verdad discúlpanos, a veces no medimos lo que decimos y no nos damos cuenta de si te lastimamos o no. — Enseguida lo paré y le dije que no era eso. — ¿Entonces?, ¿Por qué el cambio tan repentino?, ¿Está todo bien? — Su mirada volvió a ser cálida y de preocupación. Un punzón en mi pecho se hizo presente.
— Si tanto te molestamos dínoslo. No queremos a niños berrinchudos que no saben que mierda es lo que quieren. No todo gira entorno a ti, Quackity, entiéndelo.
— No pienso estar detrás de ti como si fueras un niño pequeño Alexis, no te creas tan importante.
— Haz lo que quieras, de todas formas creo que desde hace tiempo ya no siquiera somos amigos.
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𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 | 𝐒𝐩𝐫𝐞𝐞𝐜𝐤𝐢𝐭𝐲
Teen Fiction'Yo puedo quitar el peso de tus hombros' La necesidad de obtener atención y cariño que no te dieron tus padres te hace tan vulnerable, más a hombres mayores que aman ser venerados como del que el Joven Alex se enamoró, el mismo sabía que estaba mal...