Muchas preguntas, pocas respuestas.

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Han pasado dos semanas desde que Aimi llegó a la escuela Vauman y todos los días son iguales para ella. Cada dos días recibe una carta del orfanato pero no se ha atrevido a abrir ninguna de ellas. Siempre que asiste al comedor es acompañada por Solín o Arturo y el único lugar que conoce de memoria fuera de su cuarto es la biblioteca. En una ocasión Kader fue a exigirle el libro y lo único que recibió fue una sonrisa sarcástica. Lo diferente son los lugares que visita en la noche para cumplir con lo que ella llama su trabajo. Esto cambia cuando es su turno para realizar las pruebas de la escuela.

Vauman realiza una serie de pruebas a los estudiantes antes de iniciar cada año. La primera es un examen de conocimientos, le sigue una prueba psicológica, un examen médico y por último uno de aptitudes físicas. El día de hoy le toca a Aimi realizar la primera prueba en el salón 2-7, dentro se encuentra esperando un vampiro con la cabeza rapada, cuerpo bien definido, de ojos azules y vestido formalmente, la corbata roja de hecho es lo único que combina con el color que le rodea.

El sujeto se presenta como Arón, le entrega los materiales y le proporciona las reglas para comenzar el examen a las 10:35. Ella lee de mala gana cada una de las ciento ochenta y siete preguntas mientras marca sus respuestas. Termina tan fastidiada que decide contestar por azar las últimas cinco preguntas y entrega su examen a las 11:10. A pesar de la desconfianza de Aron con respecto al examen deja que Aimi regrese a su cuarto para dormir un rato.

Pensando que la mayoría de las respuestas estarán incorrectas Arón comienza a calificar el examen. Una tras otra las respuestas correctas le sorprenden, salvó las últimas cinco. Incrédulo revisa el examen una segunda e incluso una tercera vez solo para confirmar el primer resultado.

Buscando entender sube apresuradamente al cuarto de reunión del consejo estudiantil, en donde se encuentran Kader, Mirai, Arturo y Solín. Una vez que Mirai termina de comer un gran trozo de pay le platica que ocurrió lo mismo en su examen para la secundaria obteniendo un puntaje perfecto —Una de las razones para sospechar de ella es que no sabemos el alcance de sus conocimientos —concluye.

A pesar de ser medianoche, Aimi continúa durmiendo atrapada en otra de sus tantas pesadillas. En esta ocasión se encuentra en un lugar completamente oscuro, el espacio es tan reducido que apenas puede respirar. Lo que parecía una incómoda eternidad en silencio con sus pensamientos cambia repentinamente cuando una pantalla de pésima calidad reproduce a detalle todas las veces que Aimi fue culpable de la muerte de alguien. Para su desgracia ya no son pocas.

Conforme avanza la pesadilla el espacio en el que se encuentra se reduce y respirar le parece cada vez más complicado. Antes de que se pueda reproducir la escena de mi muerte Aimi despierta de golpe, con la respiración extremadamente agitada, el corazón a punto de salirle del pecho y los ojos enrojecidos, aguantando las ganas de llorar. Su corazón estrujado hace palidecer su cuerpo, su visión se nubla hasta solo poder ver sus manos y su cabeza empieza a dolerle debido al bombardeo de inexplicables emociones.

Para no seguir sintiendo ese punzante dolor utiliza una técnica que jamás debí enseñarle. Controla su respiración tapándose la boca con una de sus manos y utiliza la otra para enfocar su mirada en un punto específico. Concentrada en ese punto se deshace con lentitud de un poco de la masa amorfa que rodea su cuerpo y gracias a esto puede dejar su mente en blanco.

Ahora no posee ningún pensamiento, tampoco siente, huele o escucha algo, solo está ahí, sin algo que la diferencie de una muñeca. Gracias a su memoria muscular chasquea los dedos de su mano derecha y con eso regresa en sí. Toda la agitación y dolor que estaba sintiendo desaparecen, salvo la sensación en el pecho que la persigue desde hace años.

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Un par de días después, antes de la salida del sol, Solín deja a Aimi enfrente de un salón del cuarto piso debido a que hoy se realiza su evaluación psicológica. El salón se encuentra prácticamente vacío salvo por dos sillas, una enfrente de la otra, por lo que cansada se acuesta en el suelo mientras recarga sus pies en el asiento de una de las sillas y un par de minutos después se queda profundamente dormida. Afuera de la puerta espera Arón a un grupo de vampiros, repasando en su cabeza las preguntas que le realizará a Aimi.

La única forma que tengo de verteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora