La única forma que tengo de verte

Una pesadilla termina y otra comienza.

A las afueras de la escuela Kader y Mirai se encuentran en la reunión semestral con la OSEH y los reyes de Saazilvalk. En cada reunión la escuela Vauman anuncia los avances en la relación humano-vampiro, principalmente entre los alumnos de primer año, solo que en esta ocasión mientras Kader recita de memoria todos los datos necesarios mueve descontroladamente una de sus piernas y por su parte Mirai revisa innumerables veces las notificaciones en su teléfono esperando alguna noticia.

Ambos sienten un alivio momentáneo al recibir el mensaje de Solín, pero la tensión aumenta cuando recuerdan que deben terminar la reunión como si nada malo estuviera pasando debido a que si la OSEH interviene la tensión entre ambas especies aumentaría. Sin otra alternativa hacen salir discretamente a Zahir del cuarto en lo que intenta apresurar la reunión.

De camino a Vauman observa al grupo de Arón peleando a las afueras de la escuela contra vampiros oscuros y, prediciendo la cantidad de heridos que tendrá que atender, decide seguir de largo hasta el hospital fronterizo más cercano. Tan rápido como puede marca un número en su teléfono guardado como Mati y el hombre al otro lado contesta justo cuando llega al hospital.

Le explica toda la situación y le pide ayuda, el silencio se mantiene del otro lado hasta que la adormilada voz emite un ligero quejido —Si mi hijo terminó herido ¿qué me vas a ofrecer como disculpa? —una risa ligera le hace saber a Zahir que no será un favor sencillo, pero resignada hace una oferta —Por cada lesión de tu hijo trabajaré una semana para ti.

La voz al otro lado emite una pequeña risa malévola —Y por cada herida de sus amigos un día —replica como segunda petición la voz y sin otra alternativa Zahir acepta a regañadientes —¿Dónde estás? —le pregunta molesta y una persona de aspecto terriblemente desalineado abre la ventana a un lado de ella, ambos cuelgan y sin tiempo para decir nada Zahir carga al hombre en uno de sus hombros para llevarlo a toda velocidad de regreso a Vauman —No soy un costal de papas —se queja el hombre durante el corto recorrido.

****

Antes mencioné que el grupo de Arón se encontraba peleando a las afueras de la escuela. Lo que pasó fue que Arón, preocupado por la falta de noticias de sus guardias, movilizó a sus soldados hasta la escuela y justamente en las rejas traseras encontró a un número considerable de vampiros oscuros que parecían estar esperando, la imagen en sí era aterradora pero uno de ellos destacó ante la mirada de Arón debido a que como mínimo ese oscuro era dos veces más alto que él. Este oscuro lo miró a los ojos y como si fuera capaz de verlo le sonrió, dejando aún más expuesta la extensa fila de colmillos que llenan su boca.

Los segundos de quietud terminaron abruptamente cuando los oscuros comenzaron a atacarlos, por lo que Arón ordenó atacar y poco a poco sus soldados arrasaron con la mayoría de estos vampiros, él fue el único que tuvo problemas pues a pesar de ser el segundo mejor guerrero de todo el reino tiene problemas para lidiar con su oponente.

Básicamente pelearon durante todo el tiempo en el que Aimi y los demás dentro de la escuela se defendían, no fue hasta que el oscuro dejó de atacar que Arón hizo lo mismo, principalmente por cautela debido a que la enorme confianza que desborda su enemigo, pero sobre todo la forma en la que le mira, como si realmente pudiera ver, le hielan la sangre.

Aún preparado para atacar observa como el oscuro, sin quitar la tétrica sonrisa de su rostro, lleva una de sus garras hasta su rostro haciendo el gesto que todos conocen como "guardar silencio" mientras emite una risa áspera y antinatural pues Arón no pudo ocultar su sorpresa <<Se supone que los vampiros oscuros no son capaces de comunicarse con otros que no sean como él>>, este pensamiento lo distrae lo suficiente como para que el oscuro sea capaz de soltar una bomba de humo para escapar a gran velocidad con el resto de sus compañeros.