>>El azul es un color tranquilizador que simboliza la sabiduría, la serenidad, y la responsabilidad.
dijo aquel hombre cuando pregunté el porqué de mi nombre tan peculiar.
—Dime Z. —hablé mirando al chico de ojos color almendra que esperaba una respuesta—.
—Z? —preguntó confundido—.<<
—Vengaa! Azora! —grito la chica de tez pálida que decía ser mi hermana.— necesito ayuda con las fotos —suplicó—
—Bleu, estoy pintando —señale el atril con un cuadro a medio hacer—
—Te doy un rollo para tus fotos —ofreció como soborno y asentí fácilmente.—
—Íbamos de camino arriba de un bus con una maleta que traía todos los implementos para la fotografía.
—Fotos para los Wittgenstein? —pregunté sentado junto a Bleu—
—Además de ellos —sus ojos azules se posaron en los míos fijamente para seguir con la conversación— Por lo que me enteré una familia nueva se mudo hace poco a la avenida de la torre, Los Miller —explicó y asentí— ellos quieren fotos por año nuevo.
—Entiendo —solté mi cabello al ver una mirada fija en mi piel descubierta que mi suéter no cubría.—
Llegamos a la mansión de los Miller, a los minutos de tocar el timbre salió la ama de llaves a abrir el muro que rodeaba su gran mansión, seguido de el hombre elegante, el que supuse era el Señor Miller.
—Sin capucha —exigió el Señor Miller, pidiendo que me la quitase—
Lentamente quite mi gorra y amarre mi cabello dejando ver claramente las manchas en mi piel, aborrecía no poder ocultar esto.
—Estas enfermo chico? —preguntó de una forma mal educada que me irritaba, y negué atenazando mis dientes, juntándolos con cierto ápice de ira—
—No —Bleu interrumpió— es una condición poco común de la piel, no es contagiosa ni puede volver a su color natural, se llama vitíligo. —habló firme en sus palabras, manteniendo aquella seguridad en su voz.—
—Bien, pasen por favor —indico el Señor Miller guiándonos dentro de su mansión.—
Le gente que duda de mi higiene me produce aversión, Yo no decidí nacer con esto en mi piel, y aunque con el tiempo me había acostumbrado al constante rechazo, no dejare jamás de considerarlo como una maldición que aborrecía.
Estaban de pie frente a la gran chimenea, discutiendo con dos voces provenientes del sofá, Lograba distinguir imperceptiblemente la castaña melena dueña de esa voz repugnantemente dulce, el fuego se mantenía prendido con fuerza, flameando sus llamas dentro de la chimenea con cristal. Saque mi cámara y tome una foto del fuego, amaba fotografiar cualquier cosa que para mi fuera bella.
—¡Ey!, chico, chica ya estamos listos —aviso el señor Miller caminando hasta un fondo que Bleu le designó. Aquellos dos casi siameses, se levantaron del sofá y solo producto de sus finos vestuarios, y armoniosa, pero distinguible voz, pude distinguir su sexo. La chica Miller llevaba un vestido, y el chico un traje. Sus contexturas eran iguales, finas, delicadas, mantenían la misma compostura, cortes de cabello, eran básicamente como un espejo.—Alana debes levantarte recta —regañaron a la chica quien se defendió tontamente con palabras que no podía oír—
Yo había quedado absorto con la belleza andrógeno del chico.
Pero era un chico femenino? O una chica masculina?..

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Metanoia. (Completa)
Romance"A nada te acostumbres para que nada te haga falta" ese es el lema de Azora Holmelund, cuya visión del romance carece de interés por todo lo que ha sucedido a lo largo de su vida. Conrad Miller, un hombre dulce, cálido y amable llegará a poner en du...