Fernando x Oscar: Un amor incorrecto?

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Oscar había sido un devoto fan de Fernando Alonso desde que era un niño, ya que fue el una de las personas que lo ayudo a tomar su decisión final de continuar con el karting y las siguientes categorías e obstáculos que tenia que pasar para algún día llegar a ser como su ídolo .

 Cada interacción con su ídolo lo llenaba de felicidad, y eso aumento con el intercambio de cascos que realizo por primera vez con el en el GP de Brazil, pero con el tiempo, esos sentimientos de admiración se transformaron en algo más profundo: el amor. Sin embargo, Oscar sabía que era solo un novato entre los pilotos de la parrilla y que Fernando podría no aceptar a alguien más joven, o tal vez si pero no a alguien a quien le llevaba unos  20 años. 

Oscar sabia que probablemente si aceptaba sus sentimientos solo se iba a lastimar mas porque según  todo lo que a visto Fernando no es gay por lo que menos lo aceptaría  ademas de que probablemente decepcionaría  a su madre. Pero a pesar de sus esfuerzos por olvidar sus sentimientos, cada vez que veía a Fernando cerca de alguna chica, una punzada de celos lo invadía.

Por lo que un tiempo después  un día, después de una muy mala carrera en donde se tuvo que retirar por un fuerte accidente que tuvo por culpa de Ocon cuando por fin iba a tener su primera victoria antes que Lando, Oscar decidió ahogar sus penas en un bar cercano. Pero lo que nunca esperó fue que el destino jugara contra el al ver entrar por las puertas del bar, a Fernando acompañado de Checo Pérez, hablando animadamente. 

Y al ver a su ídolo ahi su mente regreso cada momento en el que solo apreciaba a Alonso desde lejos mientras sus celos lo carcomían  como en ese mismo momento en el que su mente imaginaba a Fernando y Checo en una relación  que fuera mas allá , por lo que fue pidiendo otro trago. Tiempo después los tragos comenzaron  a hacer su trabajo al nublar la mente de Oscar, llevándolo a imaginar cosas más profundas. Agradecido de que ninguno de los dos que entraron tiempo atrás lo reconociera, y continuó bebiendo.

Las horas pasaron y Oscar, a pesar de no ser un gran bebedor normalmente por vergüenza  y tratar de ser el chico bien portado, perdió la cuenta de cuántos tragos había tomado. De repente, cuando se levanto de su lugar tambaleándose perdiendo el equilibrio una voz lo llamó y unas manos fuertes lo sujetaron por los hombros. Oscar se volteó, pero su visión ya estaba borrosa, por lo que no podía identificar a la persona que tenía delante.

Así que se quedo inquieto entre el agarre de la otra persona tratando de aclararse y encontrarse a si mismo. Con el tiempo, su mente se aclaró y vio que era Fernando. Nervioso, Oscar intentó alejarse, pero Fernando lo atrajo más hacia él para calmarlo, pero Oscar trato de forcejear  un poco tratando de alejarse de el por que se sentía apenado que lo viera en ese estado, mientras que unas arcadas lo amenazaban. 

Finalmente, Fernando lo volteó para que lo mirara directamente a los ojos.

-Oscar, soy Fernando, tranquilízate-, dijo Fernando con voz suave. 

Y eso mismo era el problema de Oscar, esos ojos tan intensos pero lindos de Fernando que tenían mucha sabiduría en si ademas del echo de que no quería hacer algo estúpido  frente a el estando un poco consciente de su estado hasta que, con la mirada tuvo que buscar el baño y salir disparado hacia el. 

 Oscar se tambaleó y finalmente se arrodilló junto al inodoro del bar. El vómito era inevitable, y la sensación de náusea se apoderó de él. El alcohol había cobrado su precio, y Oscar vomitó con fuerza en el inodoro, sintiéndose miserable, golpeándose mentalmente por haber pasado de tragos.

Fernando se quedo un poco sorprendido ante la repentina acción del australiano y su mente no reacciono tan rápido  por el alcohol  que había  tomado, que aunque hubiera sido moderado la edad no ayudaba tanto por lo que cuando reacciono, salió corriendo detrás de el y entro al baño, pero al entrar ya se encontraba un Oscar agachado, pálido y sudoroso, luchando contra las arcadas. Sin dudarlo, se arrodilló a su lado y sostuvo su cabello mientras lo sostenía en un abrazo reconfortante.

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