Esteban Ocon x Checo

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Sin importar lo rápido que corrieran en la pista, Esteban y Checo eran inseparables, tanto en el asfalto como en la vida cotidiana. Ambos eran pilotos de renombre en la Fórmula 1 y, para sorpresa de muchos, también eran novios, a pesar de todas las rivalidades en pista que tuvieron antes de que le revelaran al mundo su relación al ya estar cansados de esconderse.

Su amor era tan fuerte como la velocidad de sus autos, pero todo cambió un fatídico día en el Gran Premio de Mónaco. Esteban, concentrado en la competición, cometió un error en una curva cerrada, chocando contra el auto de Checo y arruinando la carrera de ambos, aunque mas para Checo quien quería y necesitaba esos puntos.

 El sonido metálico del impacto fue ahogado por el silencio ensordecedor que se apoderó de los corazones rotos en el equipo. Checo, herido tanto física como emocionalmente, decidió ignorar a Esteban, sumido en una decepción que iba más allá de la pista, por lo que salió  de su auto y al ver que Esteban ya había salido del auto solo se alejo caminando dandole la espalda a Esteban. Las lágrimas que ocultaba tras su casco se mezclaban con la lluvia que caía sobre el asfalto, simbolizando la tormenta que se había desatado en su relación.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Esteban intentó disculparse en repetidas ocasiones, pero Checo no estaba dispuesto a escuchar. La tensión entre ellos aumentaba con cada carrera, con la frialdad de Checo resonando en el aire como el eco de un motor que ya no podía más.

Hasta que un día, en el atardecer previo al Gran Premio de Monza, Esteban decidió que era suficiente. Sabía que su amor merecía una segunda oportunidad. Siguió a Checo hasta un rincón solitario del paddock, donde el rugido de los motores se mezclaba con el susurro del viento que llevaba consigo la tensión acumulada.

— Checo, por favor, necesitamos hablar — dijo Esteban, con la voz temblorosa, mientras las luces de los autos de prueba iluminaban la penumbra del rincón.— No hay nada que hablar, Esteban. Cometiste un error, y pagamos el precio. — Checo respondió con frialdad, evitando el contacto visual.— Lo sé, lo siento con todo mi ser. Pero no podemos dejar que esto destruya lo que tenemos.- Checo, aún herido pero tocado por la sinceridad de Esteban, titubeó. Esteban continuó hablando, recordando los momentos felices que compartieron, las victorias y las derrotas. 

Poco a poco, el muro que Checo había construido empezó a resquebrajarse, revelando la vulnerabilidad que se ocultaba detrás de la armadura del piloto.  Finalmente, en un gesto audaz, Esteban acorraló suavemente a Checo contra el muro del paddock.— No puedo soportar verte ignorándome. Si necesitas tiempo, tómalo, pero no quiero perderte — dijo con una pasión renovada. 

Los ojos de Checo se encontraron con los de Esteban, y en ese instante, las barreras que los separaban cayeron. Ambos se abrazaron, dispuestos a dejar atrás el pasado y a enfrentar juntos las curvas del futuro.— Te extrañé, Checo — susurró Esteban.— Yo también te extrañé, Esteban. Pero las cosas tienen que cambiar.- Dijo Checo rodeando el cuello de Esteban con sus brazos al tenerlo tan cerca y el sentir de la fría pared junto sus labios con los de el francés. 

Esteban al sentir el repentino pero cálido toque de los labios de Checo hizo que no le correspondiera al instante pero cuando reacciono sonrió y tomo a Checo de la cadera y con su otra mano detrás de la nuca para pegar al mexicano mas a el y poder profundizar el beso. 

-No sabes que tanto necesitaba sentirte cerca otra vez... y por favor no te acerques a Max otra vez de la manera que lo estuviste haciendo estos últimos meses...- Dijo Esteban mirando a Checo después de que se detuvieran por la falta de aire, y Checo lo miro con una sonrisa pícara. -¡Espera estabas celoso Estie?, porque si eso era no tienes que preocuparte aunque no te puedo negar que Max tiene buen cuerpo y manos..- Dijo Checo mientras miraba a Esteban quien solo afirmo mas su agarre. -¿A si? Pero supongo que el no puede hacerte sentir igual de bien como yo lo hago..- Dijo Esteban en un susurro cosa que puso aCheco nervioso al sentir la respiración  del otro en su cuello, y después soltó  un leve gemido salir al sentir como el otro pasaba su lengua por su cuello, y Esteban se alego un poco riendo por lo que Checo solo se quejo. 

-Recuerda que seguimos en el trabajo ma fleur, por lo que debemos ser educados pero gracias por perdonarme.- Esteban le dio un corto beso pero lento a Checo, expresándole  cuanto lo había extrañado  por la terquedad del mexicano, y lo abrazo lo mas cerca que pudo.

Después de ese abrazo tan esperado, Checo sintió que algo en su interior se liberaba. Sus ojos se llenaron de un reconocimiento genuino, y el orgullo que lo mantenía distante comenzó a ceder.— Esteban, lamento no haberte escuchado antes. He estado tan atrapado en mi propio dolor que no me di cuenta de lo que sentías.-Esteban asintió con comprensión, sosteniendo la mirada de Checo con ternura.


— Todos cometemos errores, y yo no fui la excepción. Pero necesitamos enfrentar esto juntos.- Checo soltó un suspiro y, con un atisbo de sonrisa, admitió: — Esteban, te extrañé más de lo que estaba dispuesto a admitir.- Esteban le sonrió y acarició suavemente la mejilla de Checo. 


Sin decir una palabra, ambos se sumieron en un silencio cargado de emociones.— Hagamos esto bien, Checo. Hablemos de lo que pasó, de cómo nos sentimos ese día.-

Checo asintió, y entre besos y abrazos, comenzaron a aclarar los malentendidos y las emociones reprimidas. Las palabras fluían como el viento fresco, disipando la tensión acumulada desde el accidente en Mónaco.— Esa curva era complicada, Checo. Me sentí presionado, y cometí un error. Pero nunca quise lastimarte.- 


— Y yo nunca quise ignorarte de esa manera. Me sentí herido y decepcionado, pero también me di cuenta de que no quería perderte.- La pista y la vida se entrelazaron en la conversación, revelando no solo la verdad detrás del incidente, sino también la vulnerabilidad que ambos compartían.


— A veces, el amor es más difícil que una curva cerrada, pero estoy dispuesto a tomar cada giro contigo — dijo Checo, con una mirada que reflejaba determinación y afecto.Esteban asintió, sellando la promesa con un beso apasionado. La noche se volvía testigo de la reconciliación, y mientras las estrellas brillaban en el cielo, el amor de Esteban y Checo brillaba con renovada intensidad.


De esa manera, juntos enfrentaron los desafíos, decididos a no solo conquistar las pistas de la Fórmula 1, sino también los desafíos que la vida les presentara. Con corazones entrelazados y un entendimiento más profundo, Esteban y Checo continuaron su viaje, sabiendo que las curvas del corazón eran tan emocionantes como las curvas de la pista.

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