8. Caos en el festival (1ª parte)

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En el piso de las Nakano, Nino estaba ofuscada.

–¡Vamos a llegar tarde a los fuegos artificiales! –se quejó–. ¿¡Por qué tenemos que estar haciendo los deberes!?

–¡Quizás sea porque no os ha dado la gana de hacerlos durante el fin de semana! –respondió el tutor con algo de molestia.

Fuutaro las había obligado a volver a casa y hacerlos si querían ir a divertirse después. Claro, ella se negó rotundamente, pero entonces Ichika, Yotsuba y Mutsumi la agarraron y la llevaron a rastras a casa, obligándola a trabajar también. Todas juntas en lo bueno y en lo malo, le dijeron. Eso la hizo enfadarse más. Este tutor estúpido había logrado que sus hermanas se confabularan contra ella. Esto no se lo iba a perdonar.

Así pues, no le quedaba más remedio que tomárselo en serio. O de lo contrario se perdería los fuegos artificiales. Maldiciendo mentalmente a su tutor, volcó toda su rabia en el trabajo. Ya pensaría en una forma de desquitarse más tarde.

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Fuutaro había estado todo el tiempo sentado y de brazos cruzados. Tenía que ser firme con estas seis o de lo contrario todo su trabajo no serviría para nada. Pese a las protestas de Nino, todas se pusieron a trabajar a conciencia, aunque no dejaban echar fugaces miradas al reloj, conscientes de que tenían que emplearse a fondo.

Este hecho sorprendió a Fuutaro, ya que normalmente eran descuidadas respecto a sus deberes. Quedaba claro que estaban dispuestas a ser aplicadas si con eso iban lo antes posible al festival.

Raiha mientras tanto estaba curioseando la estancia. Pese a que solo le habían permitido ver el piso de abajo, se la veía maravillada al contemplar aquel piso. Y en especial sus vistas a la ciudad.

Después de un rato de trabajo, las hermanas fueron diciendo que habían terminado. Fuutaro revisó rápidamente, ante las miradas de impaciencia de ellas, y finalmente sonrió satisfecho. Habían cumplido.

–¿Veis? No era para tanto. Ya podemos ir al festival –dijo.

Nino emitió un resoplido mientras recogía sus cosas. Estaba claro que no le agradaba la idea de que le ordenaran hacer los deberes.

Una vez recogido todo, se prepararon para salir.

–Id bajando. Yo tengo que cambiarme –dijo Itsuki.

–Yo te ayudaré a vestirte –se ofreció Mutsumi–. Os alcanzaremos en cuanto podamos.

Fuutaro asintió. De las hermanas, Itsuki era la única que no se había puesto un yukata, debido a que había estado con ellos en el arcade. Pero ahora quería prepararse para la ocasión. Raiha y él irían con su ropa casual, ya que ninguno de los dos tenía un yukata. Mientras bajaban, se fue preguntando cómo sería la vestimenta de Itsuki. Supuso que no tardaría en averiguarlo.

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Más tarde, ya en el lugar del festival, había anochecido. Todos se encontraban ante un enorme grupo de gente. Por todas partes se veían puestos de todo tipo. El ambiente era muy agradable.

Yotsuba iba en cabeza, en compañía de Raiha, que se veía feliz de ver todo aquello. Realmente se veían como dos niñas pequeñas en su primer festival.

–¿A qué hora empiezan los fuegos? –preguntó Nino.

–Son de siete a ocho –respondió Miku.

–Entonces tenemos tiempo –dijo Mutsumi observando la hora en su teléfono.

–¡Una hora entera! –exclamó animada Ichika, mientras abrazaba a Miku–. ¡Vamos a dar una vuelta por las casetas!

Las Sextillizas (Roku-Tōbun no Hanayome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora