10. Caos en el festival (3ª parte)

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Miku seguía esperando. Hacía ya unos minutos que Fuutaro se había marchado en busca de Itsuki, y aún no habían regresado, lo cual estaba empezando a preocuparla.

Decidió empezar a moverse, ya que no quería quedarse quieta. Pero por si acaso se movió cerca de donde Fuutaro se separó de ella. De este modo no sería difícil que la encontrara a su regreso.

Mientras miraba por los alrededores, empezó a pensar en las palabras de su tutor a aquellos encuestadores.

Tenemos una relación especial

Estas palabras le produjeron un enrojecimiento en las mejillas y un calor en el corazón que no supo explicarse. Desde aquel día en que ella le citó en la azotea del instituto, había empezado a vislumbrar su verdadera personalidad.

Cuando le conoció, creyó que era alguna clase de pervertido que estaba espiándolas a ella y sus hermanas. Aunque tras encararse a él, supo que era una suposición equivocada.

Tras saber que iba a ser su tutor, llegó a odiarlo. Que un compañero de curso fuese a darles clase lo veía absurdo. Al principio, se negó a estudiar, como casi todas sus hermanas. Y luego, en un momento de confusión, llegó a acusarle de haberle robado el chándal. La situación no tardó en resolverse. Él no le guardó rencor por la acusación injusta, y se centró en su trabajo.

El día que conversaron en la azotea, terminó pareciéndole alguien que era solo una fachada y que no era el estudioso en historia que decía ser. Pero eso cambió cuando él la persiguió sin descanso por los alrededores del instituto para demostrarle que sabía de verdad sobre esa asignatura. Aquel día también le hizo ver lo que ella valía, tanto como sus hermanas.

No fue consciente, pero en aquel momento empezó a sentir algo, por mucho que le dijera a Yotsuba que no era así. De alguna manera, sentía que más que engañar a las demás, se engañaba a sí misma.

Desde que dejó de ser una niña, no fue alguien que dejara mostrar sus emociones. Prefería encerrarse para jugar a videojuegos y leer libros sobre samuráis del periodo Sengoku. Se sentía avergonzada de aquellos gustos, así que lo ocultaba a los demás. Solía estar encerrada en su mundo. Pero Fuutaro le mostró algo que nunca antes había hecho nadie. Esperanza. Le tendió la mano para ser ella misma y no esconderse.

Fue entonces cuando se dio cuenta que le gustaba que él estuviera cerca. Que le hablara.

Se miró en un espejo. Pensó en el momento en que había visto a Fuutaro elogiar a Itsuki, quien había llegado con un nuevo peinado.

Una breve idea cruzó su mente. Tal vez fuese algo infantil, pero ella también deseaba un elogio del tutor al cambiarse de peinado. Agarró su pelo y lo sujetó por atrás con un lazo azul.

Se miró bien. Salvo por la expresión de su cara, su estilo parecía el de Ichika, pero eso no le importó. Esperaba que se encontrara pronto con él.

 Esperaba que se encontrara pronto con él

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Las Sextillizas (Roku-Tōbun no Hanayome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora