15. La calma antes de la tempestad

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Los días en el instituto se hicieron rutinarios. Hasta que llegó el momento en que anunciaron algo que dejó a Fuutaro intranquilo.

–La próxima semana darán comienzo los exámenes parciales –anunció una profesora–. Por supuesto, se considerará suspenso cualquier examen con una calificación por debajo de los 30 puntos. Así que ya sabéis, nada de relajarse y a estudiar.

Para el chico, era el momento de la verdad. No tenía dudas sobre su capacidad para aprobar los exámenes. Pero esta vez la preocupación no iba por él.

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La clase había terminado. Había unos minutos de descanso.

Casi todos los alumnos había aprovechado para salir del aula y airearse. Pero Fuutaro vio que Itsuki seguía sentada en su sitio, mirando su lección con un gesto de concentración. Esto llamó la atención del tutor, que decidió levantarse para curiosear.

Se acercó a ella.

–Itsuki...

La pelirroja levantó la cabeza para mirarle.

–¿Qué quieres, Uesugi-kun?

–Oh, nada. Solo que me alegro de verte tan aplicada con los estudios.

–No me queda otra. Ya has escuchado a la profesora. Los exámenes están muy cerca, y con mi nivel no sé si lo voy a lograr –suspiró.

–No pienses tan bajo sobre ti misma –dijo el tutor, provocando que ella le mirara–. Aprovechas las horas de descanso para estudiar, también estudias cuando he finalizado vuestra tutoría. Nunca llegas tarde, ni te saltas las clases. Puedo ver que eres la más aplicada de tus hermanas.

Las mejillas de Itsuki enrojecieron ligeramente ante el elogio. Lo cierto era que el tutor no había podido evitar observar su comportamiento durante los últimos días, y podía afirmar que estaba orgulloso de que fuera tan proactiva.

–¿Eso crees? –dijo apartando la mirada.

–Claro. Nunca dudes de ti misma –la animó–. Y sabes que si tienes dudas, puedes preguntarme. Al fin y al cabo, es mi trabajo.

Fuutaro podía ver que la pelirroja se estaba esforzando bastante en las clases. La había visto intervenir en alguna ocasión ante las preguntas de algún profesor, con buenos resultados.

–Gracias –sonrió–. Pero pese a lo mucho que me esfuerce, me he dado cuenta de que yo sola tengo un límite –dijo mientras pasaba páginas del libro hasta llegar donde quería–. ¿Crees que podrías explicarme este problema?

–¡Claro! –afirmó el chico, quien procedió a explicarle como resolverlo.

Fuutaro sonrió. De alguna manera se sentía más cercano a Itsuki que al resto de sus hermanas. Que pasaran tanto tiempo juntos al ser compañeros de clase ayudaba.

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Tiempo después, Nino caminaba junto a sus amigas, charlando animadamente. Siempre le agradaba pasar el tiempo con ellas y echarse unas risas.

De pronto, sonó una voz.

–¡Nino!

Todas miraron. Fuutaro, con los brazos cruzados, les estaba mirando, desde lo alto de unas escaleras.

Nino puso una cara de asco. Era la persona que menos le agradaba del mundo.

–Quería decirte que los exámenes...

Las Sextillizas (Roku-Tōbun no Hanayome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora