Las Sextillizas (Roku-Tōbun no Hanayome)

18. Dos Mikus

Llegó la mañana siguiente. Itsuki se había despertado temprano, y aprovechó un rato que tenía antes de la hora del desayuno para estudiar, cosa que le estaba costando trabajo debido a la somnolencia.

Aun le duraba la tristeza por la situación con Fuutaro. Y lo que es peor, ahora tendría que bajar y se verían las caras.

Suspiró. No podía quedarse así para siempre. Definitivamente iba a bajar y hablar las cosas con él a solas. Solo esperaba que se le presentara la oportunidad.

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Un poco más tarde, Itsuki se hallaba desayunando en la mesa del comedor, en compañía de Mutsumi, Nino e Ichika.

–Es raro que en un día festivo te levantes tan temprano, Ichika –observó Itsuki.

–Tienes razón, siempre soy la que se levanta más tarde –asintió la hermana mayor–. Y no sé en qué momento dejó Miku mi cama. Solo recuerdo que salió un momento al baño en mitad de la noche.

–Yotsuba tampoco ha vuelto desde que fue a la calle a buscarla –anotó Nino, quien estaba revisando su teléfono.

–¿Os imagináis que Miku se equivocó y se fue a dormir a su cuarto con Fuutaro-san? –teorizó Mutsumi, con un tono bromista.

–¡De ninguna manera! –vociferó Nino, con una mirada intimidante–. ¡Si atrapo a esos dos en la misma cama, soy capaz de arrancarle todos los pelos de la cabeza a ese tutor bueno para nada!

–Cálmate, Nino –la tranquilizó Ichika–. Mutsumi solo bromeaba. De todos modos eso es imposible. Conociendo a Miku, sé que no se atrevería a meterse a dormir en la misma habitación que un chico.

La hermana mayor soltó una risita.

–Vale, tienes razón –se calmó Nino–. Siento si reacciono así, pero ese tipo me pone de los nervios.

–Lo más seguro es que Miku madrugara más que nosotras y haya salido a algo –supuso Mutsumi.

–¿Y qué pasa con Fuutaro? –preguntó Itsuki.

–Quién sabe... Estará durmiendo todavía –dijo Ichika con una sonrisa.

–No me puedo creer que se quedara a pasar la noche en nuestra casa –gruñó Nino–. En fin, tendré un poco más de paciencia. Esto acabará pronto.

–Podrías apuntarte tú también a las sesiones de estudio. ¡Es divertido! –rio Ichika.

–Yo paso –replicó Nino haciendo un gesto de asco–. No me decepciones, Itsuki. Tú tampoco estás yendo a sus clases.

Itsuki guardó silencio.

–Podrías ser más sincera –le dijo Ichika, viendo la expresión de la pelirroja.

–¡N... No es eso! –dijo entonces Itsuki–. No es que no quiera ir al estudio. Es solo que... Últimamente estamos un poco distanciados... –dijo bajando la cabeza, incapaz de revelar la verdad–. Pero soy incapaz de arreglar esto. No puedo ser como tú o como Miku.

Ichika de pronto adoptó una mirada traviesa.

–Creo que sí que puedes –le dijo–. Mutsumi, échame una mano.

–¡A la orden! –dijo la hermana de las gafas.

–¿Eh? –preguntó Itsuki, al ver que dos de sus hermanas iban hacia ella.