En un mundo lleno de hadas, dragones, y criaturas mágicas, existe una leyenda sobre una espada que oculta un poder lo suficientemente poderoso para destruir la tierra, pero también, sirve para protegerla.
Muchos intentaron obtenerla, pero eso causó...
Bakugo y Shoto se dividieron en la dirección donde se encontraba el grupo que los buscaba, no sólo para distraerlos, sino para reunirlos en un punto en específico, ahí Yuya se va a encargar de vencerlos.
Al principio, el rubio no estaba de acuerdo, aparte de que una persona no puede vencer a tantos enemigos, pero su duda fue descartada cuando Yuya usó su magia para crear un socavón que hizo que el grupo de los animales cayeran al vacío.
-Lo lograste- felicitó Shoto a Yuya.
-Gracias.
-Bien. Ahora hay que reunirnos con la princesa- sugirió Bakugo.
Dirigieron la mirada a la dirección donde se encontraba Nicole, sus rostros cambiaron al ver una escena preocupante.
Hay humo en el bosque.
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Una vez que el plan de Yuya funcione, Nicole se dirige al bosque donde se encuentra la fruta Raiza.
"-Deben ir al pie de la montaña, ahí la encontrarán. La fruta florece donde el sol se oculta- indicó el rey Caius".
-No tenemos mucho tiempo- susurró.
En ese momento, sus sentidos de dragón se activaron. No está sola.
Desenvaina su espada- ¿Quién es? ¡Sal!- observa a su alrededor- más vale que salgas si no quieres que te obligue- advirtió.
Entre los árboles, sale un joven de cabello negro, sus ojos son fríos como el hielo y unas partes de su piel está quemada.
-Tú eres...
- Hola, princesa.
-Eres del clan que atacó al clan Royal Paladin.
-Vaya, veo que estás enterada- se mostró tranquilo.
El rey Alfred le contó sobre los miembros del clan enemigo, uno de ellos posee magia del elemento del fuego.
-Por lo que veo, estás sola.
-Puedo defenderme sola- recalcó.
-Eso lo dudo.
Nicole busca algún ruido o algo que le indique que no hay nadie más que ellos dos.
-Descuida. No soy un cobarde, solo estamos tú y yo.
-¿Qué es lo que quieres?
Dabi la observa de arriba y abajo-No eres como las otras princesas que maté. Ellas fueron inútiles, frágiles, que no tuvieron el valor de enfrentarse a mí. Lo que más detesto, es que sólo están ahí, cómo muñecas de porcelana que sólo sirven para ser bonitas y sumisas. Las detesto. Pero tú, muestras valentía. Veamos de qué estás hecha- de su mano muestra una bola de fuego azul.
Nicole sonríe con confianza- déjame decirte que yo también utilizo magia de fuego- al decir eso, la espada de la princesa comienza a arder con un fuego rojo carmesí.
