Noche invernal

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Esperé y esperé bajo la luna que ya brillaba... pero jamás llegaste. Pese a tus constantes promesas jamás llegaste. Acababa de salir de la escuela, y como en invierno, la noche aterriza temprano; las cuatro de la tarde y ya parecen las malditas ocho. Jamás llegaste... Trunks.

...

Su precioso cabello negro ondulaba al gélido viento nocturno; el maletín escolar también se agitaba, y el frío se cernía cada vez más. Mai bajó un poco la cabeza para que la bufanda le cubriera hasta la nariz. Trunks le había prometido pasar por ella; entusiasta, como siempre, le prometió que la llevaría a cenar; sería su primera cita. El cuerpo y el alma bien le decían que no podía confiar en él. Muy en el fondo, aunque se hubiese emocionado, sabía que no era más que un chiquillo; un chiquillo que se aferraba a las cosas, pero que al final no lograba entender qué quería realmente. Y así la dejó; tal como sus sospechas, le falló. La dejó sola en la noche sobre la acera adjunta a un restaurante italiano del centro de la Capital. Se había precipitado a llegar, pues él estaría ahí... aguardándola con una sonrisa. Pero no... Conociéndolo... muy probablemente estaba con Goten jugando videojuegos. La mirada triste, congelada, se fijó en la luna llena.

...

Trunks estornudó.

Goten, quien no soltaba el mando de la consola, volteó a verlo con el entrecejo fruncido. —Seguramente están hablando mal de ti.

—No lo creo —dijo el chico distraído, y prosiguió jugando.

...

La mirada llorosa descendió. Ya no sentía la piel de las piernas de tanto frío.

—Disculpe, señorita... ¿se encuentra bien?

La voz sonó gloriosa; salvadora; absolutamente varonil y encantadora, como la voz de un... Y el pensamiento se detuvo tras alzar la cabeza; era... bellísimo; un caballero de alborotado pelo verde pistacho, ojos color desigual y elegante abrigo negro el cual rebasaba por mucho sus rodillas. El porte era sin duda el de un hombre pulcro. Parecía bastante más grande que ella... y eso la atrajo y en su desgracia le provocó sonreír.

—Más o menos —respondió triste; sencillamente no podía ocultar su pesar.

—Hace mucho frío —el hombre se interrumpió para juntar sus manos enguantadas y soplarlas para calentarlas—. ¿Por qué no vamos adentro? La invito a cenar —le dijo con una sonrisa luego de señalar al restaurante a sus espaldas.

Los hermosos ojos índigo de Mai centellearon; no pudo evitar centrarlos en los del hombre caballeroso, y le sonrió. —M-me encantaría.

Justo en ese instante el estómago de la joven gruñó, lo que la abochornó.

El caballero sonrió más ante tierna circunstancia y le ofreció su brazo a la colegiala para que se afianzara a él y así entrar juntos al susodicho restaurante.

...

El lugar era encantador; mesas lo suficiente alejadas las unas de las otras bajo una luz ambarina tranquilizadora. Una calma única adornaba al recinto revestido en paredes rojizas; el piso, asimismo, rojo.

El caballero, cuyo nombre era Granolah, pidió para sí una copa de vino tinto. Mai ordenó un chocolate caliente.

—Eso es dulce —le dijo Granolah mirándola con afecto—. Estabas congelándote allá afuera; espero que ya te sientas mejor.

—Lo estoy —le dijo la muchacha con los ojos en él; no podía quitárselos de encima, y los iris azules parecían danzar bajo el reflejo ambarino.

—¿Estabas esperando a alguien? —y la mirada del caballero también estaba clavada en la jovencita.

—Sí. Yo, ah...

Mai se acomodó mejor en su asiento para proceder a contarle todo a Granolah. Ya narrados los hechos, aunque aún con algo de pesadumbre, se sintió desahogada.

—Puedo tolerarlo todo... pero el que haya dejado sola en la oscuridad y en el frío a una jovencita tan hermosa como tú me parece...

Y la mano apretó tanto el cubierto que Mai creyó que lo rompería.

El hombre de cabello verde se amansó y volvió a mostrarle lo mejor de sí a la señorita.

En medio de una sonrisa eterna comieron la deliciosa pasta y se contaron anécdotas. Rieron como nunca en la vida y sus bellos ojos despidieron fuego en el amor más profundo y sincero.

Los corazones se calentaron, y la sensación gustó tanto que supieron pronto que ya nunca más se podrían separar.

Las manos se unieron fuera del restaurante; se dieron un beso bajo la nieve que apenas comenzaba a caer.

Granolah guio a la señorita a su auto, y tomados de la mano se condujeron por la vasta noche invernal.

Granolah guio a la señorita a su auto, y tomados de la mano se condujeron por la vasta noche invernal

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(Ilustración de la increíble KAORIXGOKUFANS)

















Nota de autor: Me encuentro atrapada en un largooo proceso creativo (XD), sin embargo, como me tomé un descansito esta noche, no lo pude evitar y aquí me tienen (XD). Algo debo añadir a esta colección que llevo en el corazón ❤️. El Granola x Mai significa demasiado para mí. Pues bueno. No se sorprendan si me aparezco para traerles algo navideño. Y eso sería todo, porque debo volver a la cueva de los sueños sombríos 🖤.

Espero que les haya gustado este drabble :) ❄️.

Nos vemos pronto 💗.

Drabbles GraMai (Granola x Mai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora